«En mi corazón me siento frágil y vulnerable» – GENTE Online
 

"En mi corazón me siento frágil y vulnerable"

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Está sentado en su sillón negro. Toma despacio un café con leche y una gaseosa
light. Viste de Armani y Gianfranco Ferré. Está más flaco y con su pelo rubio más largo. Una lámpara de diseño moderno y luz dicroica lo ilumina. El escritorio es despojado, oscuro, con cuero y metal, pero emana poder. Hay cinco televisores encendidos, uno en cada canal. Dos teléfonos y un celular que no paran de sonar. También, del otro lado de la puerta, está Karina, una secretaria que no conoce horarios. Y él, que mira desde sus ojos celestes y dice:

-Vulnerable. En mi corazón, hoy me siento frágil y vulnerable.


En esta noche que se cierra sobre el enorme ventanal no importa que él haya llevado -en menos de un año- a Canal 13 al tope del rating, ni que haya viajado a Hollywood para la entrega de los Oscar (por El hijo de la novia), ni que sea el dueño de la productora de ficción más fuerte del país
(Pol-ka), ni que haya creado el programa boom del año (Son amores, arriba de 30 puntos de promedio diarios), ni que se haya ganado el
Martín Fierro de Oro (por Culpables) ni que su nombre sea sinónimo de éxito.

Se siente frágil esta noche -y quizás muchas otras, pero no lo ha confesado- porque decidió separarse de su mujer, Araceli González, y está buscando, en esta nueva soledad, entender qué le pasa a su corazón. Es, entonces, el corazón de Adrián Suar el que habla en esta nota. Escuchémoslo latir.


LA INFIDELIDAD Y LAS CULPAS

-Siempre dijeron que fuiste infiel…

-…y siempre supe que son las leyes del juego. Y que siendo joven, actor, y por poder darle trabajo a la gente, iba a generar todo tipo de rumores. Sabía que todas fáciles no podían ser. Pero no me engancho. 


-¿Qué le pasó a tu relación con todo lo que se dijo?

-Puertas adentro sabíamos cuál era la verdad. Y eso alcanzaba.


-Pero nadie puede vivir ajeno a los rumores. No le podés decir a todo el barrio "no fui infiel".

-Sí, claro que no puedo. Y en esa parte de mi vida cuando voy al super, al video, al colegio de los chicos, todo eso joroba y lastima. Igual, lo que se ha dicho no es cierto.


-Disculpame, pero no te creo del todo. No pretendo que confieses cosas que nunca dijiste en la intimidad. Pero te endilgaron romances con varias actrices y también se habló de Araceli y Chayanne.

-No zafamos ninguno de los dos, ¿viste? Pero Ara y yo sabemos cuál es la verdad. Acá no hay terceros en discordia. Además, ¿conocés algún matrimonio que se haya separado por otra persona? Yo creo que antes de que llegue un tercero, ya se terminó el amor. Y este no es el caso. El amor existe. 


-Pero vivir entre rumores afecta. Hasta Leticia Brédice, que quería dedicarte el
Martín Fierro, no te nombró.

-Imagino que le habrá pesado lo que se dijo sobre nosotros y, para no meterse en un quil... sin comerla ni beberla, se calló.


-¿Cuál fue la verdadera relación con Leticia?

-Tuvimos un vínculo bárbaro. Igual que con Nancy (Dupláa). Si vuelve de España, vamos a trabajar juntos otra vez. Nada más.


-Entre los supuestos romances también aparecen nombres de chicas en ascenso. ¿Cómo hacés para decirles siempre que no a las tentaciones? 

-Es que no es tanto. Es más la fantasía de la gente. Y además, en el lugar donde estoy soy muy cuidadoso de esas cosas. Sobre todo con las actrices. Con la mayoría nos conocemos desde hace muchos años. El tema del poder no va con ellas, puede ser con la nueva camada, pero no con las que trabajan conmigo. Además la relación con Ara, hasta el día de hoy, es la más fuerte que tuve en la vida y no hay ninguna mujer que la pueda reemplazar. Por suerte eso no pasó.


-¿Y qué pasó entonces?

-Pasó otra cosa. Porque el amor sigue estando. Pero a veces eso no alcanza. Las parejas necesitan otra cosa. Y eso estamos buscando. Creo que lo mejor fue tomar esta distancia.

-¿Por qué necesitaban esta distancia?

-A veces, cuando el vínculo está intoxicado, tenés que darte aire. Les pasa a muchos matrimonios, sólo que no se publica. Son momentos de la vida en los que salís y volvés a caer.


-Si hay amor, ¿qué les falta?

-El matrimonio no tiene que ver solo con el amor, es más complicado. No tiene que ver con las racionalidades: "si te quiero, me quedo". A veces nos queremos, pero no se puede seguir. Me separé para poder mirarme mejor. Ver qué me pasa, qué siento, qué debo cambiar.

-¿Qué envenena e intoxica a un matrimonio?

-Creo que conciliar. Estar constantemente conciliando produce un desgaste. También las neurosis de cada uno, las que tenemos todos los seres humanos. Convivir es muy difícil.


-¿Qué porcentaje de culpa es tuya y cuánto de Araceli?

-Cincuenta y cincuenta.


-¿Seguro que ella no remó más para salvar la relación?

-¿Reman siempre más las mujeres? Puede ser. Pero hoy no tengo tanta lucidez como para darme cuenta de si hice todo lo posible o si ella puso más empeño. No lo sé, de verdad.


"TOMAS, FLOPI, PAPA SE VA DE CASA"

-¿Cómo le dijiste a tu hijo Tomás que te ibas de casa?

-Primero, lo hablamos mucho con Araceli. Consultamos con psicopedagogos para ver qué teníamos que decir. Porque en definitiva somos una familia que nos queremos: Ara, Flopi, Toto y yo. Yo tengo dos hijos, no uno solo. Si bien no es mi hija natural -y ella tiene una excelente relación con su padre-, es mi hija por convicción. Y Ara es una madre tremenda. Unica. Estoy muy feliz de que mi hijo tenga una mamá como Araceli (se emociona). 

-¿Cómo le explicaste a un chiquito de cuatro años que papá se va para ver qué siente? ¿Puede entender la complejidad de las almas adultas?

-(Piensa). Tratamos de no hablar de más. Acompañamos sus tiempos. Intentamos no intoxicar al nene con nuestros problemas. Lo cuidamos mucho. Y por suerte por ahora está todo bien y almorzamos juntos, nos vemos todos los días. Buscamos que Tomás y Flopi sepan lo necesario y lo que quieran preguntar.


-¿Y Tomás te pregunta cuándo vas a ir a su nueva casa? ¿Notás que extraña tu presencia?

-Al principio sí, ahora no tanto. Lo veo mucho. No hay ausencias. 


-¿Y qué pasa con Flopi? 

-Flopi es muy especial, muy inteligente. Es un ser iluminado. Tiene un corazón enorme. Ella sabe todo. Es tremenda, muy madura. 

-¿Ustedes siempre tienen una respuesta para lo que les preguntan sus hijos?

-Todavía no preguntaron tanto. Y si no, pediremos ayuda. Porque ahora ni tengo las respuestas para muchas de las cosas que vos me preguntás. A lo mejor me hablás de la pantalla y tengo todo mucho más claro. Pero en mi vida privada soy bastante más débil, más vulnerable, más inseguro. Todo lo contrario de lo que soy en el laburo.


¿SE PERDIO EL ENAMORAMIENTO?


-En estos diez años de pareja, te separaron muchas veces. ¿Cuáles fueron ciertas?

-Muchísimas no fueron ciertas. Y las que coincidieron con los rumores, las fuimos peleando. Salimos. Puede haber matrimonios que sienten que van para atrás, que ya no pueden recuperar el amor que se perdió. Cuando ya no te interesa el otro, no podés ponerle ganas. Pero a mí me siguen interesando las cosas que le pasan a Ara.


-¿Se perdió aquel primer enamoramiento?

-Con Ara lo seguimos sintiendo. Por eso, a lo mejor, las peleas. Y la vuelta a la zanahoria para volver a estar juntos. Eso está vivo, sí. La pasión no cambió. La atracción sigue. Fue algo más duro, la convivencia. Pienso que influyó que los dos seamos actores, eso es clave.
Es una profesión con mucha exposición. Ambos tenemos algo de histrionismo y locura. Dos actores en pareja no es algo fácil. 


-¿No sentís que te cambió demasiado la vida profesional en estos diez años? ¿No influyó en tu vida personal?

-Obviamente, la profesión y el lugar que ocupo empujaron mucho. Hay un punto de neurosis que tenemos todos los que amamos profundamente lo que hacemos -llámese médicos, abogados- que nos hace avanzar siempre. Lo que pasa es que acá tenemos un grado de locura distinto. Yo no soy totalmente normal, de eso estoy seguro.

-¿En dónde notás tu "anormalidad"?

-¡Qué sé yo! A lo mejor soy una persona bastante metida para adentro. Por ejemplo, yo creo un vínculo con los programas que hace que las historias y las tramas estén conviviendo siempre conmigo. Es un romance que tengo con la cabeza. Y es difícil meterse ahí. También tengo miedos, como que la idea no aparezca, que no haya nada, ni una historia nueva para sacar. Y eso me angustia. Las historias me vienen o no me vienen, no es matemático. Y siempre corro con el terror de que no vuelvan a aparecer. Debe ser inseguridad. Y cuando estoy así, me meto en ese mundo donde nadie entra.


EL DIA DEL ADIOS


-¿Se dieron plazos para esta separación? ¿Pusieron fechas?

-No, no hay plazos ni fechas. Sería tedioso, peor. No se puede estar mirando los almanaques para ver si uno tiene resuelto qué le pasó, si uno ya encontró o no las respuestas.

-¿Te crea angustia?

-Sí, sí, mucha angustia. Por momentos estoy profundamente angustiado. Siento las ausencias, la falta de esas rutinas que ya eran parte de mi vida, ¿sabés?

-¿Por ejemplo...?

-Estar cenando con los tres… que no haya nadie del otro lado de la puerta cuando llego a casa. Muchas cosas.

-¿Qué pasó en el momento en que pusiste la mano en el picaporte y te fuiste de tu casa con la valija?

-Fue un momento muy triste: poner la mano en el picaporte y salir de casa fue muy duro. Pero, por suerte, con Ara lo manejamos bien. Ella es una persona muy inteligente y muy fuerte. Buscamos respetarnos. Pero irte es doloroso, hagas lo que hagas. La casa queda en silencio cuando cerrás la puerta. Igual, todavía todo es muy reciente como para hacerte un diagnóstico exacto de las cosas que siento que me hacen falta. Pero extraño tremendamente el cuadro familiar. 


-¿Lloraron al tomar la decisión?

-Claro, claro. Mucho. Pero, como la separación todavía no es definitiva, ahora hay días en que tenemos un mejor diálogo y más ganas de encontrarnos. Y eso está bueno, me entusiasma.

-Vos te fuiste a un departamento y Araceli se fue a un country. ¿Por qué tanto cambio de golpe?

-Porque era duro quedarse para cualquiera de los dos. Lo más sano era que dejásemos esa casa que soñamos juntos. Porque el que se va arranca con otra cosa, desde otro lugar. Y el que se queda está inmerso en el mismo ambiente, pero con una nueva realidad. Cuando Ara me propuso mudarse, yo la apoyé. Le dije que me parecía muy inteligente, porque el que permanece queda tildado ahí y es peor. 


-¿Te da miedo ver tan libre a Araceli?

-No. Yo la quiero ver feliz. No pienso mucho en eso... Estoy tratando de pensar en recuperarla.


-¿Qué sentís cuando pasás frente a la casa de San Isidro?

-No paso.


-¿Te haría mal?

-Obvio que sí.


-¿Y qué van a hacer?

-La vamos a alquilar.

-¿Tuvieron que enfrentar ese momento de separar las cosas de cada uno, "este es tu CD, este es mi cuadro"?

-Por suerte no. Eso es terrible. Pero dejé muchas cosas que quería.


-¿Y qué te pasó cuando hiciste la valija y te despediste?

-Fue muy fuerte. No estaba solo en la casa. Ara estaba ahí. Aunque fue una decisión muy hablada, bien tomada y los dos sabíamos que era lo mejor, igual fue muy doloroso vaciar el placard, guardar mis trajes y mis camisas, y hacer la valija para irme.


-¿Cómo fue esa primera noche sin Araceli?

-Yo viajaba para México, fue en un avión. Después fui a Chile. La primera semana la pasé afuera. No me permitió pensar tanto.


"EL QUE DIRAN ES UNA TRAMPA MORTAL".


-¿Hacen análisis de pareja?

-Hoy estamos cada uno por su lado. Si es necesario, lo haremos. 

-¿Cómo fue tu primera sesión de terapia estando separado?

-Hace seis o siete años que me analizo. Venía hablando el tema desde hace rato. Ahora la terapia me va a ayudar más.

-No pensás que alguien te puede decir: "¿Pero qué te pasa, Suar? Tenés éxito, una mujer bárbara, unos chicos divinos, plata, trabajás en lo que te gusta ¿Qué estás buscando?"

-Y es cierto. Pero la gente tiene solo el titular de la relación, de nuestras vidas. Después de eso, cuando uno se queda entre las cuatro paredes, es igual a todos: "A mí me pasa lo mismo que a usted". Con distintas cosas y escalas, en la intimidad tengo las mismas inquietudes y quiero cosas parecidas a todas las persona. En el brief de la pareja hay seis o siete temas que van rotando y que son comunes a todos los matrimonios, vivas en La Cava o en San Isidro, en Caballito o en la Villa 31. Amor, pasión, entendimiento, confianza, respeto…


-¿Y qué te pasa con la rutina?

-Con Ara no siento rutina. Nos divertimos o nos aburrimos, pero siempre pasa algo entre nosotros. La relación está viva. Nunca estuvimos como dos marmotas haciendo zapping. No vivimos en letargo. Por ahí hasta le pusimos demasiado fuego a la relación. Por eso hablamos todo el tiempo de reconquistar la pareja.

-¿Usan la palabra "reconquistar"?

-No conquista, pero sí volver a rearmarla desde otro lugar. Porque entendimos que la pareja también es un proceso. En la vida, cuando vas creciendo, vas cambiando la piel, la forma de pensar, van pasando cosas nuevas. Y no siempre todo es felicidad. Hay momentos de dolor. Así como duele pasar de la niñez a la adolescencia, en el crecimiento del matrimonio también hay que estar atento, porque si te hacés el bolu.. todo pasa. Y vivís amargado: te sentás en un café y le contás a tu amigo "no lo aguanto o no la aguanto más", pero no hacés nada. 


-¿Te pesa el mandato de "me casé para toda la vida"?

-El mandato social es fortísimo, es mortal, es una trampa perfecta y espantosa. Eso de que "guarda, qué va a decir tu amigo, tu amiga, tu papá, tu mamá, tu familia, el vecino…" es terrible. Por suerte, si es que tengo ese mandato, trato de enfrentarlo. Porque creo que termina siendo peor quedarse por el "qué dirán", por el "me casé para toda la vida". Lo más honesto fue enfrentar la cosa y tomar esta decisión. A lo mejor volvemos, a lo mejor no. Pero decidimos no conformarnos. Nos separamos con la voluntad de volver a estar juntos. El tiempo dirá.

-Cuando vos elegiste este camino de la fama y el éxito, ¿no pensaste que tu familia podía ser parte de lo que iba a quedar en el camino?

-Uno no puede tener tanta claridad ni ser tan omnipotente de decir que fue el mundo del espectáculo el que me quitó esas cosas. Puede ser que yo no me haya dado cuenta y no haya alimentado bien mi parte afectiva y familiar. Lo que me pasó en lo profesional en estos últimos años fue muy fuerte. Si bien yo trabajo mucho en análisis para mantenerme tranquilo frente al éxito y al fracaso para saber enfrentarlos, soy un ser humano.


-¿Estás esperando la factura por haber logrado tanto éxito?

-Seguramente no me llevo tan de arriba todo lo que me pasó. Alguna factura tengo que pagar. La felicidad completa no es posible. No se puede ser tan ingenuo y creer que se da todo a la vez.

-¿Y cuando esa factura, en lugar de tener una cifra, tiene los nombres de los que amás? ¿No es un precio demasiado alto?

-Es muy alto, muy complicado y muy neurótico. Pero no hubo momentos en que supe, a plena conciencia, que estaba privilegiando lo profesional. La pasión te va llevando. En mí conviven el amor por lo que hago subido al peso de la responsabilidad, los logros que hay que mantener, más un país que no ayuda… Hay muchos factores que me han jugado en contra. No es solo la parte linda de "soy un productor y me dedico a lo que me gusta". Es un laburo fuerte, donde están involucradas muchas personas.


-¿Qué sentimientos te pasan hoy por el corazón y la cabeza?

-Tengo un sentimiento de búsqueda puesto en volver a recuperar una mezcla de lo que fue y es mi matrimonio con Ara.

-¿Creés en el matrimonio?

-Sí, porque me hace sentir en armonía. Me parece que no es la única forma de vivir, ni la mejor, pero creo. 

-¿Estás abierto a otro amor?

-No, para nada. Cero. Yo ya tengo un amor. Y no sé -si es que no volvemos a estar juntos- cómo será mi futuro sin ella. A lo mejor no me vuelvo a enamorar nunca. O nunca más encuentro a una mujer como Ara. Quizás esta profesión me dio tanto de un lado, que me quita por el otro. ¿Viste? Dios compensa.

-¿En qué Dios creés?

-En un solo Dios. Que emana justicia. Y al mirar a ese Dios, pienso: "La p… A lo mejor me dio todo esto pero me quita esto otro". Porque he vivido cosas muy muy fuertes en todo lo que vos decís. Lo del canal a mí me golpeó mucho: no pensé que iba a lograr este desafío. Creí que me iba a ir bien, pero no lo agarré diciendo: "Vas a ver ahora lo que hago con el 13". Iba muy respetuoso. Y mirá. Esta experiencia me abrió mucho la cabeza, aprendí. Y encima me pagan por hacerlo, es demasiado. Seguro estoy pagando esa factura.

-¿Hablás algo de esto con Dios?

-No. Tampoco rezo. Pero a veces le pido por mi familia. Le pido que los cuide y que no les pase nada. 

VIDA DE SOLTERO


-¿Cómo te agarró la soltería? 

-"La soltería" no me pega por salir todo el tiempo. Se me reafirmó la soledad. Yo soy muy solitario. Voy a comer con un amigo, me gusta. Puedo salir una noche. Pero estoy en otra cosa, tratando de ver si arrancamos de nuevo, si funcionamos, reflexionando para no repetir errores. Hasta me acuesto más temprano y me quedo pensando qué me pasó durante estos diez años. Tenía poco más de 20 cuando empezó todo y la vida me cambió demasiado.

-¿Cómo es tu departamento de soltero?

-Me faltan ollas y un montón de cosas que voy poniendo de a poco. Un día salí y, muy a lo ariano, alquilé rápido. Ahora recién lo estoy armando. Tengo una chica que me ayuda con la limpieza. Pero soy muy ordenado, extremadamente: sé donde guardo cada cosa, no soy de los tipos que no tienen idea de dónde pusieron las medias. Olvidate, soy un capo. No llevo esa vida de hombre solo que tiene un pote de yogur vencido en la heladera. En el laburo tampoco dejo nada librado al azar. Cero improvisación.


REENCONTRAR EL AMOR.


-¿Pueden Araceli y vos todavía decirse que se aman cuando están a solas?

-Sí, claro. Y eso me da cierta tranquilidad: saber que el vínculo todavía existe, que no es un problema de falta de amor. 


-¿Qué esperás del futuro?

-Espero estar estable emocionalmente, esa es mi meta. Hoy me siento muy vulnerable. De una separación no salís bien. 


-¿Esperás encontrar o reencontrar el amor?

-Espero y deseo reencontrar el amor.


-O sea, con la misma persona.

-Sí, claro. Quiero reencontrar el amor con la misma persona. Eso estoy buscando intensamente ahora.

por Gabriela Cociffi
fotos: Santiago Turienzo. Asistente: Diego Soldini. Producción: Sofía Delger
peinó: Fabio Cuggini. Ambientación: Cristina González, de Canal 13

Un matrimonio no tiene que ver solo con el amor, es más complicado. A veces nos queremos, pero no alcanza. Me separé para poder mirarme mejor. Ver qué me pasa, qué siento, qué cosas debo cambiar".">

"Un matrimonio no tiene que ver solo con el amor, es más complicado. A veces nos queremos, pero no alcanza. Me separé para poder mirarme mejor. Ver qué me pasa, qué siento, qué cosas debo cambiar".

Fue muy fuerte el día que me fui de casa. Ara estaba ahí. Aunque fue una decisión muy hablada y los dos sabíamos que era lo mejor, igual fue muy doloroso vaciar el placard, guardar mis trajes y mis camisas, y hacer la valija para irme. Sentí una gran angustia cuando cerré la puerta y la casa quedo en silencio"">

"Fue muy fuerte el día que me fui de casa. Ara estaba ahí. Aunque fue una decisión muy hablada y los dos sabíamos que era lo mejor, igual fue muy doloroso vaciar el placard, guardar mis trajes y mis camisas, y hacer la valija para irme. Sentí una gran angustia cuando cerré la puerta y la casa quedo en silencio"

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