“En los primeros castings me rechazaban por petisita” – GENTE Online
 

“En los primeros castings me rechazaban por petisita”

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Cuando Delfina Gerez Bosco (24) llegó de su Arrecifes a Buenos Aires con sólo una valija en mano y buscando un lugar en el planeta moda, descubrió que su belleza natural no encajaba. “Me decían que era muy petisita… o que no era el tipo de mujer que necesitaban… ¡Cosas así! Horrible…”, recuerda. Hoy, cuatro años después, esas mismas se disputan a esta morocha nacional y popular de medidas perfectas (95-62-90, en un metro 68), sonrisa de un millón de dólares y ángel de sobra y sin fingir: moneda escasa en ese mundillo…

Pero el raid hacia el éxito no le fue fácil. “Arranqué haciendo promociones para pagar el alquiler, hasta que Gerardo Sofovich me tomó como secretaria para su programa Tiempo Límite. Me divertí, ¡revolvía cupones toda la noche!” Después, historia conocida. Fue la bañera de Marley en El Muro Infernal, hasta que Julián Weich apostó a ella para Justo a tiempo, que fue un boom el año pasado, y que en marzo y con ella entrará en su segunda temporada (Telefe).

Y por si poco fuera, este verano se animó a debutar como vedette en El pueblo quiere gozar, la revista que lidera Miguel Angel Cherutti en Mar del Plata, donde comparte tablas con tres número uno (María Marta Serra Lima, Jorge Corona e Iliana Calabró) y despierta sonoros suspiros en señores de 18 a 80 años…

–¿Vedette es el camino final?
–No… Juego a ser vedette, pero estoy lejos de serlo. Sin embargo, la experiencia está buenísima, y me permitió darme cuenta de cómo creció mi popularidad. Además, en el teatro la paso bárbaro…

–¿Qué sentís cuando te presentan como una de las mujeres más lindas del país?
–¡Que no hay chicas, parece! ¡O que los periodistas no ven nada! La verdad es que mujeres lindas hay en todos lados… Creo que lo que más copa de mí es mi manera de ser. Me llevo bien con la gente, y con los hombres también. Tengo muchos amigos varones, incluso conocidos de mi novio.

–¿Varonera?
–¡Absolutamente! Pero no de jugar a la playstation, eh. De chica sí, a la bolita, la payana… con los vecinitos. Las mujeres somos medio aburridas, siempre tocamos los mismos temas: hombres, celulitis, ropa, plata… Hablamos pavadas y gastamos el pensamiento. Pero los chicos no. Aparte, con ellos aprendo los trucos de los hombres.

–¿Cirugías confesas?
–Las lolas. En agosto hará tres años. Siempre soñé con tener lolas, pero apenas salí del quirófano me parecieron el doble de lo que son ahora.

–¿Arrepentida?
–No… Me cambió bastante la actitud y la autoestima… ¡aunque antes mostraba más escote que ahora! Tenía 85, y pasé a 95. Pero prefiero insinuar que mostrar.

–¿Mucho gimnasio?
–Cero. Está mal que lo diga, ya sé. Pero me aburro mucho en el gym. Soy refiaca. Fui durante un año, pero no es lo mío. Eso sí: cada tanto voy a la esteticista.

–Te vemos acompañada… ¿te costó enamorarte?
–Me costaba confiar en los hombres. Por ahí iniciaba algo y no andaba. Pero estoy de novia hace un año.

–¿Qué hizo el señor para conquistarte?
–Nada. ¡Te juro! Lo vi y me gustó. Se llama Agustín Stefanini, tiene 30 años, y nos conocimos en diciembre, en una reunión de trabajo. Él buscaba una modelo para su marca de cosméticos, y ¡le gustó mi pelo! (Se ríe)

–¿Y a vos qué te gustó de él?
–No sé… Fue amor a primera vista. Y el primer paso lo di yo. Terrible, ¿no? Con un mensajito de texto… ¡que tardó en responder, el maldito! Pero se avivó y me invitó a cenar. Antes, yo averigüé si tenía novia, y por suerte… ¡no! Tuvimos onda enseguida, y en la segunda cita llegó el primer beso. Él me frenaba un poco: “Vamos despacio”, me decía, porque yo quería ponerme de novia enseguida… ¡Soy una Susanita mal! Entre los dos equilibramos…

–¿Cómo manejan los celos?
–No es muy celoso; ni siquiera pide estar en las sesiones, mirando. Creo que yo soy más celosa: tiene que ver con mi manera de ser, que es súper pasional.

–Hablemos de los hombres del momento…
–Huy, a ver…

–¿Qué galán te copa más?
–¿De los de la tele de acá? Te voy a ser sincera: no me gusta ninguno. ¡No hay galanes en este país!

–¿Ni Gonzalo Heredia, ni Luciano Castro? Son tan populares en estos días…
–¿Sabés que no? No son mi estilo. El look desprolijo de barba, bigote y pelo largo, que se usa tanto, no me va. Ahora dicen que es sexy, pero en mi barrio se le dice de otra manera… ¡y en una oficina te echan! Me quedo con chicos más lampiños. Y me llaman mucho más la atención si son rubios…

–¿Facundo Arana, entonces?
–Tampoco… muy flaquito. Para mí, galanes son Ricky Martin, que me encanta, o Brad Pitt…

–¿Qué opinás del refrán “billetera mata galán”?
–La que dice que la plata no le interesa, ¡miente! Yo no soy millonaria, pero tengo mi independencia y me gusta estar con un hombre de igual o más nivel. La mujer que se mantiene sola, se fija un poco más. No es un pecado. El dinero da tranquilidad y permite proyectar el futuro… ¿estaré pidiendo demasiado?

–¿Fuiste infiel alguna vez?
–Sí… por tonta. Actué como una adolescente. Él lo supo, no lo toleró, lo perdí, y me pasé un año llorando… Por suerte, la vida me dio la chance de arreglar la historia. Pero hoy no pondría en peligro el amor que tengo, por nada ni por nadie.

–¿Señores, abstenerse?
–¡Que ni lo intenten! Soy una mujer enamorada. “Me operé las lolas hace dos años: pasé de 85 a 95. Al principio me parecían demasiado grandes, pero… Sin embargo, prefiero insinuar a mostrar. ¡Antes usaba más escotes que ahora!”

“Me operé las lolas hace dos años: pasé de 85 a 95. Al principio me parecían demasiado grandes, pero… Sin embargo, prefiero insinuar a mostrar. ¡Antes usaba más escotes que ahora!”

“Las mujeres somos medio aburridas, siempre tocamos los mismos temas: hombres, celulitis, ropa, plata… Hablamos tantas pavadas que gastamos el pensamiento”.

“Las mujeres somos medio aburridas, siempre tocamos los mismos temas: hombres, celulitis, ropa, plata… Hablamos tantas pavadas que gastamos el pensamiento”.

“Fui infiel… ¡y me descubrieron! Por suerte, la vida me dio la chance de arreglar la historia… Ahora no pondría en peligro el amor que tengo…, por nada ni nadie”.

“Fui infiel… ¡y me descubrieron! Por suerte, la vida me dio la chance de arreglar la historia… Ahora no pondría en peligro el amor que tengo…, por nada ni nadie”.

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