“En lo personal, me gustan los hombres que no dan trabajo. ¿Los hay…?” – GENTE Online
 

“En lo personal, me gustan los hombres que no dan trabajo. ¿Los hay...?”

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Tacos para el infarto, collares imposibles, corsetería de diva. Así es el decorado del camarín en el que Carla Peterson (33) recrea a Padilla, una sensual rubia que cada noche se parece menos al playboy que alguna vez fue. Cuatro meses pasaron desde que el público argentino comenzó a divertirse cada noche con… ¿Lalo?... ¿Lola?... O mejor: un galán que pierde los espacios que conquista una rubia bella, inteligente y sensible.

–¿Cómo evaluás hoy tu primer protagónico?
–Me sigue sorprendiendo. Apenas si tengo un rato para salir. Pero cuando lo hago, me doy cuenta de que cada vez es más grande lo que pasa con el programa. Me fue realmente muy bien. ¡Mi imaginación no había llegado a tanto! Falta cada vez menos para que terminen las grabaciones y pienso en lo que voy a extrañar estos escenarios y a la gente que todos los días veo acá...

–Conseguiste mayor respeto profesional a partir de un producto masivo, algo poco usual…
–Creo en el reconocimiento a largo plazo y siento que me llegó con Lalola. Con el tiempo aprendí muchas cosas, pero siempre me impuse límites para ir hacia adelante y no desviarme. Sentía que en este proyecto el desafío era la viabilidad del personaje: un hombre dentro del cuerpo de una mujer, en una tira de todos los días. Era un fenómeno. Y lo que pasó con Lalola también lo es.

–El diario británico The Guardian publicó una nota en la que dice que sos tan buena que es muy difícil que alguna actriz de habla inglesa pueda reemplazarte, con excepción quizás de Eva Longoria.
–¡Sí! Me sorprendió mucho. Además, allá son muy duros con las críticas y tienen una escuela de actores mucho más antigua que la nuestra… Me emocioné y lo festejé con mi familia. Obviamente, no tenía previsto que dijeran esas cosas, ni que tanta gente viera el programa. Ahora sí espero más sorpresas, porque creo que son merecidas: no serían un regalo…

–¿Tu mayor orgullo?
–Sí, tal vez. Ya no me molesta hablar tan bien del programa. Si no lo hiciera sería egoísta, porque es lo que me devuelve la gente en la calle y en el set. ¡A veces parece un teatro! Ves que alguno se ríe, otro que presta atención… Son muchos los que están detrás para que el programa salga bien, aunque el reconocimiento nos lo llevemos los actores.

–¿Cuánto hay de improvisación?
–Aunque el libreto estaba escrito antes de empezar a grabar, nos fuimos apropiando cada vez más de los personajes, y eso hace que uno pueda inventar un poco más. A veces improvisamos solamente para divertirnos. ¡Mis compañeros son tan graciosos y tienen un humor tan inteligente...! Es la primera vez que me río a carcajadas cuando grabo. ¡Tengo que repetir escenas como nunca!

–Pese a que la historia nace de un maleficio, el resto parece muy verídico.
–Sí. La idea es mostrar qué le pasa a la gente cuando una mujer ocupa un lugar de poder. A eso se suman los espías, los romances, los celos y todo lo que te ocurre en la vida. Uno siempre lleva lo que le pasa al trabajo, porque es el lugar donde transcurre la mayor parte de su tiempo. En la redacción de la revista Don se reflejan la competencia, la rivalidad, y me parece que eso genera identificación en el espectador. Esos detalles consiguieron que el hechizo se hiciera creíble y que pudieran aceptar mi personaje.

–¿Lola es la reivindicación de las rubias inteligentes?
–¡Es verdad! ¡Las rubias siempre son tontas! No lo había pensado… ¿No será que pasó desapercibido porque en realidad es un hombre, un rubio? Mmm… Si lo hubiera dicho antes quizás hubieran cambiado al personaje. Mejor no digo nada (risas)… Tanto machismo dando vuelta por ahí…

–¿Cómo es la experiencia de construir un personaje que debe ganar también a públicos tan disímiles como el de Francia, Rusia o Panamá?
–Para mí es una gran ventaja tener que salir del lenguaje coloquial, barrial. Me da más libertad, porque tengo que despegar de lo cotidiano. Me gusta que se vea nuestro país, nuestra ciudad, nuestra gente, y que esos escenarios tan nuestros puedan representar también otros lugares.

–Ya tenías experiencia en tiras en neutro, como fue Frijolito. ¿Qué tiene de particular ésta?
–Es diferente, sobre todo en el lenguaje. No utilizo el español neutro, sino un castellano nuestro, que trato de limpiar de localismos. Es un desafío diferente.

–¿Se puede lograr un humor universal?
–El elenco es muy inteligente, sensible, culto, y eso suma mucho. Los chistes no caen en los lugares comunes propios, sino que son situaciones que pueden comprenderse en distintos países. Es un color del programa. Todos los días tenemos que inventar cosas que sean divertidas, y otras que te emocionen, sin llorar.

–¿Por qué Lola no llora?
–¡Si tuviera que llorar todos los capítulos se me irritaría la cara! Me pasa lo contrario: se me marcan las arrugas de tanto reírme… Pero… ¡todo tiene solución! (risas)

–¿Qué planeás para después de marzo, cuando termine la grabación?
–¡Vacaciones! Tengo ganas de recorrer los países en los que se está emitiendo la tira, para ver qué pasa… Me imagino tomando un lemoncello en Italia mirando Lalola… También quiero tomarme un tiempito para mí.

–Y para tu publicista francés, supongo.
–Sí, claro. Hace cinco meses que salimos, y me acompaña muy bien en este período de mi vida, de tanto trabajo. Cuando tenía más tiempo no lo conocía, y llegó cuando menos lo esperaba. Estoy muy contenta, nos divertimos mucho.

–¿Un gran amor?
–Sí, creo que nos va a ir muy bien juntos..

–¿Estás pensando en el 2008 laboral?
–Después de esto va a ser muy importante lo que elija. No porque tenga que hacer otro éxito, porque soy consciente de que no se repiten tantas veces. Pero quiero un nuevo desafío que me movilice. Y también quiero un tiempo para pensar en armar una idea, y participar en la creación de un nuevo proyecto. No como productora pero sí en la parte creativa.

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Carla conoce bien su dualidad: Lalo y Lola. Por eso, un ping-pong con sus virtudes y defectos puede ser una buena estrategia para desentrañar a la actriz que interpretó personajes de Shakespeare y Beckett en teatro y en televisión se luce con la comedia.

–La mejor amiga de Lalo y por ende, de Lola, es una mujer. ¿Creés en la amistad entre el hombre y la mujer?
–Sí, pero también pienso que es difícil sostenerla. Siempre llega el día en que te dan ganas de otra cosa. Pero se puede cruzar ese límite y volver a la amistad. Tengo muchos amigos varones y nos llevamos muy bien. Creo que no les molesta mi presencia… (risas). Aprendí mucho de ellos para armar el personaje.

–¿El jogging de Lalo o los escotes de Lola?
–¡El jogging es peligroso para las mujeres! Cede y cede y una no se da cuenta… Cuando lo usás es, generalmente, porque algo sucede: el jean no pasa, oprime, ajusta. A esta edad hay que aprovechar el escote, pero con límites. Lo divertido es que mi personaje no se da cuenta de sus atributos: por ejemplo, para Lalo el corpiño es una molestia. Si fuera por él, andaría en torso.

–¿Las cervezas de Lalo o los cereales de Lola?
–Prefiero el champagne, un rico vino… Me gusta conocer sabores, aromas. Pero todo medido, medido, ¿eh? Sobre todo ahora, que estoy trabajando, tengo que cuidarme más…

–¿El departamento de soltero de Lalo o el de Lola, en el que vivió hasta su jefe?
–Lalo era el niño dorado y adorado, era el elegido por todos y todas, y él lo sabía. ¡Por suerte cambió! Si no, estaría muy solo, y en vez de comedia hablaríamos de tragedia. A mí un poco de soledad me viene bien, pero tengo muchos amigos y estoy muy acompañada.

–¿Lalo y sus parejas ocasionales o Lola y su histeria?
–Lo que pasa es que Lalo era muy machista y aunque lo tenía postergado, el día que quisiera formar una familia preferiría una mujer que cuide de los chicos, que prepare la comida... Y, sin dudas, habría buscado una chica con las características de Lola, su otro yo. Ella sabe que no le conviene pasar algunas barreras, pero igual es una chica divertida, macanuda.

–¿Te gusta un hombre como Lalo o como Facundo?
–Facundo (Luciano Castro) es adorable, pero viene con un regalito: su hija. Además, le cuesta mucho decirle que no a Natalia (su rival, interpretado por Agustina Lecouna)… Hay que ver, analizarlo un poco más. Pero un chico como Lalo tampoco es lo mejor que te puede pasar. Mmm… Para casarse recomiendo a un hombre como Facundo. Con Lalo habría que hacer un gran trabajo… ¿Quién no sufrió alguna vez por un machista como él? En lo personal, me gustan los hombres que no dan trabajo. ¿Los hay…? (risas)

–¿Te gustaría ser un galán por un día?
–Y, sí. No estaría mal ser un hombre como Lalo Padilla, para divertirse un poco…

Producción: Angie Ugarte
Asistente de fotografía: Nicolás Mellino
Arte digital: Pablo Turiansky
Maquilló: Damián Vieira para Sebastián Correa con productos Helena Rubinstein. Peinó: Male Raspor para Glow!
Agradecemos a: Cora Groppo, Josefina Ferroni, María Vázquez, Beleidades, Luna Garzón, Posse, Caro Cuore, Charlotte, Solnicki y muy especialmente a Emiliano Leguizamón y Franco Baffetti.

Peterson disfruta de explorar un personaje masculino en el cuerpo de una mujer. “<i>Lo divertido es que no se da cuenta de sus atributos</i>”, dice.

Peterson disfruta de explorar un personaje masculino en el cuerpo de una mujer. “Lo divertido es que no se da cuenta de sus atributos”, dice.

“<i>¿Si me gustaría ser galán por un día? Y, sí. No estaría mal ser un hombre como Lalo Padilla, para divertirse un poco</i>.”

¿Si me gustaría ser galán por un día? Y, sí. No estaría mal ser un hombre como Lalo Padilla, para divertirse un poco.”

“<i>Si no hablara bien del programa y mis compañeros sería egoísta. Son muy graciosos y tienen un humor inteligente. Es la primera vez que me río a carcajadas cuando grabo.</i>”, dice Carla.

Si no hablara bien del programa y mis compañeros sería egoísta. Son muy graciosos y tienen un humor inteligente. Es la primera vez que me río a carcajadas cuando grabo.”, dice Carla.

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