“En la vida, cada tanto debería poner piloto automático” – GENTE Online
 

“En la vida, cada tanto debería poner piloto automático”

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No tiene camarín exclusivo, como las divas. Acá, en el 3053 del pasaje Zelaya, donde está el teatro El Cubo, todo es under y se comparte. Incluidos los tragos, porque en la entrada hay un bar con onda cool, La Cuba, donde se festeja el after de cada obra con vueltas de happy hour.
Y ahora, que ya está cambiada y sin maquillaje, Leticia Brédice invita. “¿Me traés dos fernets con hielo y mucha cola a la mesa que está junto a la ventana, que voy a hacer una nota...?”, le pide al chico de la barra. “¿Y? ¿Te gustó? Contáme. Decíme qué te pareció…”.

La pregunta remite al tema que más la entretiene por estos días: En la cola del avión, la comedia que guionó y protagoniza junto a su amiga María Fernanda Callejón y a Pasta Dioguardi.

–La mejor definición la escuché cuando salía: “Es como ella: contradictoria, dinámica, fuerte, divertida y un poco loca”.
–¿Quién lo dijo? ¿Un crítico de espectáculos…?

–No, creo que una espectadora con criterio.
–(Risas) Sí, hay mucho de mí. Es lógico que pase eso… Tiene partes fuertes...

–¿Hablás de tu beso con la Callejón o de los desnudos?
–No, de la temática, de los monólogos, de la letra. Además, el beso no tiene intención sexual: es un mimo que se hacen dos mujeres solas con una gran necesidad de afecto. Y los desnudos están bien cuidados: no son completos y tienen justificación dramática. Si producen cierto morbo en la gente, no me hago cargo. La idea fue contar la historia de tres almas que comparten un vuelo en la cola del avión, que es la parte de la nave que más se mueve, donde pasan más cosas durante un viaje. Y ahí, en esa situación de miedo, de vértigo, que se genera en esos casos, donde todos queremos gritar cuánto pavor le tenemos a la muerte y no nos animamos, los personajes se van desenmascarando: todos terminan mostrando sus debilidades y sus zonas más erróneas.

–Te habías tomado tu tiempo sabático después de la maternidad. ¿Este es un nuevo despegue?
–En realidad, nunca dejé de hacer cosas. Con Indio a upa hice un poco de televisión, participé de El circo... de Susana, dirigí mis cortos y escribí mucho. Bueno, así fue como surgió esta obra. Despegué, sí, porque con la rutina que me da el teatro estoy cortando un poco el cordón con mi hijo. Y no me resulta nada fácil: si no salía, con Indio nos íbamos a la cama a las ocho de la noche. Ahora no me acuesto hasta las tres de la madrugada. Pero no me quejo: me hace muy bien trabajar.

–¿Ya tenés en mente tu próximo destino?
–Sí, estoy grabando mi segundo compacto, BB Latinoamericana, que voy a lanzar antes de fin de año con Cristian Basso. Además, voy a concursar en Telefe Cortos, con una historia que habla de los desaparecidos. Y en noviembre arranco con la filmación de El frasco, una peli de Alberto Lecchi. Ahí voy a trabajar con Darío Grandinetti. Mi vuelo 2007 viene con varias escalas, y lo vengo piloteando a velocidad crucero (risas).

–Por ahora, todo cabotaje.
–Por ahora, porque también tengo propuestas para filmar en España. Igual, de eso no se habla.

–¿Se puede navegar por la música, la tele, el cine y el teatro al mismo tiempo, sin sufrir consecuencias…?
–Por momentos se complica, no te voy a mentir. Pero eso es lo divertido. Me resultaría un plomo dedicar un año entero a una sola cosa.

–¿De vez en cuando ponés piloto automático como para relajar un poco?
–Debería… (risas). En la vida, todo me cuesta un montón. Cada tanto debería poner el piloto automático. Pero no puedo, es más fuerte que yo. ¡Hasta ir al gimnasio me cuesta! Pero volver al teatro, al cine, a la vida pública, te exige estar bien, y ahora me estoy cuidando. Me puse las pilas: voy tres veces por semana al Megatlon de Martínez y visito a mi dermatóloga, Marcela Lescano, cada quince días… Bah, en realidad no soy tan prolija. Cada tanto suelo encontrar buenas excusas para faltar.

–Hoy es el cumpleaños de Indio…
–Sí. ¿No es increíble? Ya pasaron dos años… Está divino. Se lo festejamos en casa con todos los amigos, con toda la familia… Como no soy buena repostera, le compré una torta preciosa con un camión, su chiche favorito. Estaba feliz.

–¿Y tu copiloto…?
–¿Del señor Juan Pablo Sanguinetti me hablás? (Risas) Juampi está genial. Es más, está viniendo para acá. Cada vez que puede, me pasa a buscar.

–Pensar que la semana pasada decían que uno de los dos había abandonado la nave.
–¿Que estábamos separados…? ¿En serio? ¡Qué raro! Yo no miro mucho las revistas y los programas de tele, pero nadie me contó nada… Lo de la separación es tan cierto como todas esas veces que me embarazaron después de tener a Indio… Cada vez que me como un postre de más lanzan que estoy esperando un hijo.

–Piloteás bastante bien el tema de los rumores. Al menos no te asoma el enojo…
–¡Pero ni me hago cargo de esas pavadas! Nunca me molestó que hablen de mí, menos ahora que estoy tan tranquila. Además, debo reconocer que los chismes son muy divertidos. ¡A mí también me encanta saber qué se hacen las estrellas de Hollywood, qué se ponen y con quién andan! No todos lo toman igual, y lo entiendo. ¿Pero sabés qué? La maternidad me cambió la cabeza por completo: hoy entiendo que no somos quién para criticar al otro. Todos hacemos lo que podemos.

–¿Y en las turbulencias te defendés?
–Sí, pasé por varias en la vida, pero las sorteé con dignidad. Nunca me arrepiento de nada: de todo se aprende. También tuve mis aterrizajes forzosos (carcajadas…). Uno de los últimos se llama Indio. Es el hombrecito que cayó del cielo para enseñarme a vivir con los pies en la tierra.

–¿En qué te permitís volar hoy?
–En todo. Yo vuelo todo el tiempo; soy volada, soñadora, incorregible.

Brédice se viene más multifacética que nunca.  Antes de fin de año, anticipa, sacará su segundo disco, dirigirá un corto y regresará al cine.

Brédice se viene más multifacética que nunca. Antes de fin de año, anticipa, sacará su segundo disco, dirigirá un corto y regresará al cine.

“Nunca me molestó que hablen de mí. Además, debo reconocer que los chismes son muy divertidos. ¡Me encanta saber qué se hacen las estrellas de Hollywood, qué se ponen y con quién andan!”.

“Nunca me molestó que hablen de mí. Además, debo reconocer que los chismes son muy divertidos. ¡Me encanta saber qué se hacen las estrellas de Hollywood, qué se ponen y con quién andan!”.

La dinámica y el histrionismo dan el presente en La cola del avión. Brédice comparte su obra con María Fernanda Callejón y Pasta Dioguardi. Cristian Morales puso a punto la dirección. Todos los viernes y sábados (23.30 horas) y domingos (21.30) en El Cubo.

La dinámica y el histrionismo dan el presente en La cola del avión. Brédice comparte su obra con María Fernanda Callejón y Pasta Dioguardi. Cristian Morales puso a punto la dirección. Todos los viernes y sábados (23.30 horas) y domingos (21.30) en El Cubo.

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