«En Europa no sólo adoran mi voz» – GENTE Online
 

"En Europa no sólo adoran mi voz"

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¿Quién es aquí y quién es allá ? Aquí es Lola Ponce, alguien que pasó por la televisión, grabó un disco, novió con Mariano Martínez y se fue. Allá, en Europa, en Roma, donde vive, es una estrella que protagoniza musicales de envergadura, que gira por el continente, que suena, que busca la consagración mundial. Aquí es alguien a quien parece que le fue bien allá. Allá, una estrella hecha y derecha.

Serán unos pocos días aquí. Por las fiestas, el nuevo año, esas cosas. Unos pocos días para ver padres, hermanos, amigas, las viejas querencias del viejo Capitán Bermúdez, la ciudad en las afueras de la gran ciudad. Después, volver a Roma, y de allí a Los Angeles, donde Lola va a grabar su nuevo disco.

El 2003 fue el año de su escalada: protagonizó el musical Notre Dame de París y el afiche con su rostro a todo plano se repitió en las calles de las viejas capitales. Resultado: la vieron dos millones de espectadores. Lola venía de presentar su disco, Inalcanzable, en España, cuando la eligieron para una audición primero, y para el protagónico después. Ya había sido una chiquitita de las Chiquititas en la tira de Cris Morena. Ya había sido seleccionada por el Canal 9 cuando buscaban una contrafigura para La Nena. Ahora le tocaba probar de las fronteras para allá.

"Para mí, este fue un año increíble. Subir a un escenario y tener delante un estadio repleto. Y poder cantar, con lo mejor que tenés. Es genial". A Lola le gotea el pelo castaño. Acaba de salir del agua. Se siente rara, dice. "No puedo creer que después de tanto trabajo, tanto transpirar, ir y venir, pueda estar acá, a orillas del río, relajada. Fue un año muy intenso".

-¿No llega un momento en que decís basta, un momento donde querés dinamitar todo y volver a casa?
-No, nunca me llegó. No puedo darme el lujo de pedir paz para mi vida ¿Cómo voy a pedir tranquilidad cuando estoy viviendo lo que busqué vivir toda mi vida? Es cierto, el trabajo es mucho, pero lejos de afectarme, lo disfruto.

En noviembre empezó a grabar su nuevo disco. No tiene intenciones de revelar el nombre porque es un secreto bien guardado en su compañía, la BMG de Italia, que tiene pensado hacer de Lola una estrella internacional, de esas que suenan en la radio de un taxi de Londres, en el televisor de un bar malayo, en un kiosko de Buenos Aires. De hecho, va a cantar en inglés Lola. Va a contar (ya cuenta) con la producción de Rick Nowels, productor de, atención I, Madonna, quien va a estar a cargo de la primera mitad del disco. La segunda quedará en manos de Max Martin, productor/inventor de, atención II, Britney Spears. Es decir: los dos tipos encargados de fijar el rumbo artístico de las dos gemas de la ingeniería del pop mundial, se juntan en un disco, en un disco de Lola Ponce.

-Afuera estás construyendo tu camino de estrella. ¿No te harta que en la Argentina, para muchos, sigas siendo la ex de Mariano Martínez?
-No, qué sé yo… será que todavía no pudieron ver otra cosa de mí, lo mejor que tengo para dar, que no es precisamente mi pasado amoroso, sino mi música, mi canto. En Europa no sólo adoran mi voz.

-¿Estás de novia?
-No.

-No volviste a estarlo nunca…
-No, desde mi relación con Mariano Martínez no volví a tener una relación de pareja con alguien.

-No entra en tus planes inmediatos…
-No se dio, no este año. Y cuando se dé, no sé si voy a hablar del tema.

-¿Qué les pasa a los artistas que triunfan afuera antes que en su país?
-Bueno, yo pasé por Buenos Aires, no salté de Rosario a Roma sin escalas…

-Sí, pero…
-Es cierto que el gran éxito lo tuve allá y bueno, se dio así. Tengo que respetarlo tal cual se produjo.

-Una argentina que le va bien en Italia ¿no te pegan con Valeria Mazza?
-Sí, con Valeria y con los jugadores argentinos que se desempeñan en el calcio. Para mí es una responsabilidad eso, porque siento que estoy representando a mi país.

-Pensás en el regreso, digo: no a visitar a la familia sino a cantar.
-Bueno, hay una gira latinoamericana que incluye Buenos Aires. Así que aquí me van a tener. Y cuando me toque ser una artista en mi país lo voy a ser con algo que sé que me la pueda bancar, con la voz a fondo, con el alma voy a cantar aquí. Quisiera volver para dar lo mejor de mí y en mi país.
Lola es una chica de pueblo chico, con mamá ama de casa, papá comerciante y hermanos que son amigos. Un mundo de leyes simples a un costado del Paraná. Lola llegó más lejos, dejó el pueblo, dejó la ciudad, dejó el país, y un día el mundo se había vuelto complejo, algo más feroz. Tal vez por eso Lola habla con el tono profesional de quien no va a permitirse exclamaciones impensadas. Habla y mide lo que habla, Lola, porque de eso está hecha su carrera: mucho cuidado, minucioso cuidado. "Quiero ser impecable, una artista impecable", dice, mostrando su juego.

El sol baja y el Paraná se oscurece. Unos pescadores se detienen en la orilla porque vieron algo inusual. La Giuliana es el nombre del bote donde cargan la boga que le roban al Paraná y en donde ahora Lola hace los últimos cuadros. "¿Quién es?", pregunta el pescador padre, mientras sus hijos, también pescadores, juegan y salpican. Es Lola Ponce, le digo. Y entonces el pescador padre llama a otros pescadores, y todos allí, un poco expectantes, el Paraná que ha crecido, el sol que se ya extingue, el aire húmedo y rico, el cielo en su última luz. "Qué increíble -dice Lola-, se llama Giuliana, en italiano. Podría haber sido Juliana, pero no, Giuliana, dice…". Para Lola, el italiano ya es parte de su mundo. Lola dice síngolo cuando habla del lanzamiento de su primer single y Germania cuando cuenta lo bien que le fue en Alemania.

El Paraná se dora con el sol cayendo en vértice, y ahora parece menos marrón, más destellante. En la orilla no hay ida y vuelta. Siempre ahí, el agua, detenida en su propio límite, apenas moviéndose cuando una lancha hace ola, allá, en el medio del cauce. Lola se moja lo justo y necesario. Al otro lado está Rosario.

-¿Qué esperás de los años, Lola?
-Cuando sea vieja quiero mirar para atrás y sentir que lo que hice lo hice bien, que puse todo de mí, que no me guardé nada, que dejé todo cada vez que debí hacerlo.

Lola posa en el filo del Paraná y su orilla, frente a Rosario, donde nació. De allí a Roma, donde vive, y luego a Los Angeles, para completar la grabación de su nuevo disco.

Lola posa en el filo del Paraná y su orilla, frente a Rosario, donde nació. De allí a Roma, donde vive, y luego a Los Angeles, para completar la grabación de su nuevo disco.

En la voz se deja descubrir el rastro de su italiano medio. Y hay también algo de italiano en su rostro de rasgos fuertes. Cuando me toque cantar en la Argentina lo voy a hacer con el alma", anuncia.">

En la voz se deja descubrir el rastro de su italiano medio. Y hay también algo de italiano en su rostro de rasgos fuertes. "Cuando me toque cantar en la Argentina lo voy a hacer con el alma", anuncia.

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