«En el sexo, los argentinos atrasan» – GENTE Online
 

"En el sexo, los argentinos atrasan"

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Moria -diosa eterna y hoy la gran diva del verano- viste escasas ropas de Cabaret, su próximo cuadro sobre el escenario. Ahora está tendida sobre un s
illón de mimbre, en la intimidad de su camarín y al resguardo de la vorágine que se vive en el subsuelo del teatro Atlas de Mar del Plata: seis exquisitas bailarinas corren semidesnudas detrás de un nuevo cambio de vestuario mientras Nito Artaza se calza sus viejas y queridas patillas "a la riojana". Moria lee a Osho, el gurú de fines de siglo pasado. Está sola, ya no hay hombres a su alrededor. Hace poco más de un año que se separó de su última pareja y hoy dice haber renunciado a la idea de "meter a alguien en casa". Ahora vive y disfruta lo que ella llama los "touch and go". Hay tres funciones de Cantando bajo la deuda esta noche y alrededor de treinta minutos entre cada una. El tiempo parece el suficiente para una excursión al planeta Moria Casán.


-Por favor, Moria, defina aquello que usted llama "touch and go".

-Es el toco y me voy: se trata de relaciones no comprometidas afectivamente, que duran lo que tienen que durar. Yo siempre viví en pareja y hace un año y medio que me permito disfrutar de cada momento. Pero, ojo, no soy un chico de departamento al que soltaron en una plaza ni tampoco me pretendo una péndex. Toco y me voy o toco y me quedo, pero toco…


-¿Estas relaciones responden únicamente a necesidades físicas?

-Puede ser, aunque también busco algo más. Lo que ya no quiero es sumar un nuevo cepillo de dientes en mi baño ni dar explicaciones. 

-¿Cuál ha sido su último touch and go?

-Un chico de 27 años que me sedujo por lo sensual y lo lanzado que lo vi. Vino, me cortejó y me ganó. Viví un gran momento. Porque, debo aclarar, mi estado civil actual es el momentismo absoluto.


-Frente a sus amigas, ¿alardea de haber seducido a un menor?

-No, para nada. Los hombres no son trofeos en mi vida. No comparto ese exhibicionismo.

-Fabio Cuggini, el peluquero con quien vivió su última relación conocida, ¿ya fue?

-No me gusta decir que Cuchini (N. de la R.: así lo pronuncia Moria) ya fue. El sigue estando, pero no como pareja. Con los hombres que estoy sigo siempre relacionada, aunque de otra forma.


-¿Los convierte en amigos y amantes al mismo tiempo?

-Absolutamente. Es algo nuevo en mi vida que disfruto plenamente.

-¿Por qué tantas mujeres hoy se animan a mantener relaciones con jóvenes muchos años menores que ellas?

-Lo mío fue una excepción, ya que casi nunca he tenido relaciones con chicos muy jóvenes. Pero yo no creo en las edades: para mí la gente es atemporal. El hecho de que haya tantas mujeres con chicos creo que obedece más a una moda que a un real mandato de sus sentimientos. Quizás así se sienten aún deseables, aggiornadas. Lo que pasa es que las argentinas histeriquean mucho, trabajan muy pour la galerie. 


-¿Qué tiene un jovencito para ofrecerle a una mujer madura?

-Los chicos son menos esquemáticos: llegan con madurez y ofrecen una cosa liberadora, de no compromiso. Los tipos mayores llegan siempre arrastrando fracasos matrimoniales y de trabajo, pertenecen a una generación sándwich cargada de rollos. 


-Deduzco entonces que le gusta hacer docencia en el arte del amor.

-No. A mí me gusta disfrutar de las personas. No me divierte enseñar ni que me enseñen. Prefiero dejar que las cosas fluyan. Pero hay que tener en cuenta que muchos hombres de edad no tienen experiencia en el amor.


-¿Existe para usted una regla que indique a qué edad el hombre está en su punto justo?

-No. Un tipo puede estar a punto caramelo en todo momento. Depende de la actitud, de cómo maneje su cabeza y su sexo. 


-¿Usted los prefiere "para criar" o ya emancipados?

-A mí no se me confunden los tantos: yo no soy madre de mis amantes. No quiero ser ni la mamá, ni la enfermera y mucho menos "la señora de". El rol mío siempre va a ser el de mujer.


-El mandato machista dice que, con el correr del tiempo, la mujer pierde sus armas de seducción y el hombre comienza a volverse "interesante". ¿Ya no seducen las canas y la pancita de los adultos?

-Hay tipos maduros muy apetecibles y otros muy decadentes. Los maduritos que no quieren reafirmar sus inseguridades y se hacen cargo de sus años me parecen muy seductores. El problema es que el argentino se queda siempre en la histeria: son muy de hablar y nunca accionar.

-El insistir en que los argentinos son histéricos, ¿no responde también a una nueva moda?

-No. Vengo diciéndolo desde hace años: los argentinos viven del verso y después se paralizan. Sufren un permanente temor al ridículo, al qué dirán. Son absolutamente reprimidos para lo que es pasarla bomba con alguien del sexo opuesto. En materia de sexo, nuestros hombres atrasan. Tal vez sea por eso que las mujeres se vuelcan a los más jóvenes.


-¿Usted suele recibir propuestas de chicos jóvenes, veinteañeros?

-Hoy más que nunca. Hace poco me dijeron que cada día pasan por boletería un centenar de chicos preguntando por mí. Este año estoy sola y quizá sea por ello que me ven más accesible. Creo que me encuentran madurita pero apetecible, y eso les encanta. Están muy excitados conmigo, es como que se les corporizó la diosa. Al estar sola, ellos sienten que les pertenezco a todos. Algunos me dicen cosas y otros me invitan a salir. 

-¿Y usted cómo responde?

-Ni lo pienso: si me gusta, voy al frente. Pero me tiene que conquistar con presencia y un buen cortejo. Necesito que me demuestren interés y que me agasajen. No quiero sentir que sólo les cumplo la fantasía de estar con Moria, porque yo no soy Mickey Mouse con lolas y mi cuerpo no es Disney World. A los chicos los flasheo mucho. Imaginate que de pronto yo también le gustaba al padre y, si llegan a tenerme, es como que no lo pueden creer.


-Usted fue una de las pocas mujeres que se animó a confesar que el poder la seduce. Hoy en día, cuando la clase política está tan desprestigiada, ¿podría llegar a conquistarla un político?

-Los políticos están tan bastardeados y devaluados que no se me ocurriría nunca calentarme con uno (al menos que sea extranjero, claro). Con un político argentino es como que te asexuás…

-Esta temporada usted confesó que los bisexuales son mejores amantes que los heterosexuales. Como hombre, le diré que me preocupa su nueva teoría siendo usted un sex-symbol nacional. Expláyese, por favor.

-El bisexual se da unos permisos que no se toman ni el homo ni el hetero y además ofrece el componente femenino que tienen todos los hombres. Son más libres en el sexo, excelentes amantes.


-El no haber encontrado un amor "para toda la vida", ¿habla de un fracaso en su vida?

-Creo que no se trata de éxitos o fracasos. Yo estuve muy ocupada en el amor propio y no necesité encontrar al amor de mi vida. No soy ortodoxa con respecto a los sueños: nunca anhelé envejecer junto a alguien…

-¿Qué extraña de tener un hombre en casa?

-En este momento, nada. Al contrario: disfruto el darme vuelta en la cama sin chocarme con una pierna. Me divierte más experimentar desde una cosa medio mágica que es el approach, conocer a distintas personas… Por el momento no quiero compartir casa, sino pasarla bien.


-Dígame entonces para qué le ha servido tener un hombre en casa.

-Yo he vivido experiencias fantásticas con los hombres. Lo que ocurre es que luego de un tiempo se vuelven patéticos, pierden personalidad y se transforman en mochilitas mías. Son como floreritos. Mis últimas dos parejas fueron muy castigadoras, como vampiros. El papá de mi hija me castigaba por mi fama, aunque me dejó a Sofía. Pero el último
(N. de la R.: Luis Vadalá) no me dejó nada, ni siquiera rencor.

-Sin embargo noto que ni lo nombra…

-¿Para qué? No, gracias, me da una especie de rechazo.


-¿Renunció definitivamente al amor?

-Ese es un enganche que me cuesta muchísimo. Creo que las relaciones a corazón abierto son para sufrir… Conocí el amor cuando nació mi hija y sólo hubo un hombre que me hizo conocer el amor de pareja. El tipo es un N.N., vive en otro país, y me recontramambeó. El me movilizó más que cualquier otro hombre en mi vida. Actuó como un cazador y me sedujo. Ocurrió hace algo más de un año. Juntos vivimos una historia muy apasionada e intensa, pero después tuve que elegir entre mi vida o él, y me escapé.


-Imagino que no ha de ser usted una mujer fácil para la convivencia…

-Eso es un prejuicio. Yo no soy una mujer simple ni estándar, pero no creo ser una mujer difícil. Soy una mina muy bajada del personaje en casa, muy generosa. El problema lo tienen los tipos, que confunden realidad, realidad virtual y ficción. Yo no quiero un súbdito, sino un igual.

-¿Cuánto es el tiempo máximo que ha estado sin un hombre?

-Nunca estuve más de un mes sin pasar por un hombre. Antes de estar sola prefiero morir. El hombre es un maravilloso animal que hay que disfrutar. De eso es de lo único que no voy a poder prescindir.

-¿Todas sus relaciones responden a un llamado del corazón?

-No. Prefiero relacionarme por otros lados, porque el corazón te quita el control y te condiciona. La conexión a través del intelecto, piel o sexo, permite otro disfrute que por el lado afectivo.


-¿Acaso Moria teme que un hombre la haga perder el control?

-Yo no tengo temores, porque el miedo es paralizante y prefiero accionar. Pero no necesito un psicólogo para darme cuenta de que necesito mantener siempre el control. Quiero estar consciente y alerta todo el tiempo, así disfruto más de todas las cosas.

por Jorge Martínez Carricart
fotos: Christian Beliera
producción: Gabriela Díaz
Agradecimientos: Ricky Sarkany, Class Life y Silvana. 
Maquilló: Susana Marta Spyt

Los argentinos viven del verso y después se paralizan. Sufren un permanente temor al ridículo, al qué dirán. Son absolutamente reprimidos para lo que es pasarla bomba con alguien del sexo opuesto".
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"Los argentinos viven del verso y después se paralizan. Sufren un permanente temor al ridículo, al qué dirán. Son absolutamente reprimidos para lo que es pasarla bomba con alguien del sexo opuesto".

Se llama Juan Martín Fernández, tiene 27 años y es marplatense. Surfer, profesor de Macroeconomía, es uno de los dueños de News Playa Grande de Mar del Plata. Allí conoció a Moria. La relación aún continúa, aunque la diva prefiere mantenerla en secreto.

Se llama Juan Martín Fernández, tiene 27 años y es marplatense. Surfer, profesor de Macroeconomía, es uno de los dueños de News Playa Grande de Mar del Plata. Allí conoció a Moria. La relación aún continúa, aunque la diva prefiere mantenerla en secreto.

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