“En el amor vale todo, siempre que haya respeto” – GENTE Online
 

“En el amor vale todo, siempre que haya respeto”

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–¡¿Galán del año?!… –reacciona Facundo Arana Tagle.
–… Galán del año –repetimos. – S t o p .
–Aunque me lo digan, no me siento el galán del año. Y si alguna vez me lo creo, te agradecería que me pegaras con una mesa en la cabeza. Significaría que me equivoqué por completo en cómo encaré mi carrera y cómo encaré mi vida –precisa.

–Entonces podemos empezar a confirmarlo. Vamos por buen camino.
–¿Confirmar qué? ¿Buen camino?

–Que es el galán del año. Porque el primero de los diez requisitos que alimentan semejante conclusión es justamente ése.
–¿A qué requisitos te referís?

–1) El galán del año nunca se considera tal, reza el ítem inicial de nuestra lista casera. Una lista mitad prejuiciosa, mitad realista, admitamos.
–(Risas) En serio que no me considero el mejor galán, si bien cuando trabajo de galán me interesa hacerlo lo mejor que pueda. Pero sigamos.

–2) El galán del año suma mucho rating. ¿Usted desayuna leyendo las cifras de IBOPE?
–Jamás. Obvio que me interesa lograr un buen rating, porque un buen rating te mantiene al aire y un mal rating te saca del aire. Es importante. Sin embargo, consulto las planillas durante el día de trabajo, no en la cama.

–¿Y el ego qué opina? Debe mostrarse exultante sabiendo que usted encabeza Sos mi vida, el fenómeno televisivo de 2006, con 30 puntos de promedio de lunes a viernes de 21:30 a 22:30.
–Exultante y egocéntrico, no. Las cifras son circunstancias. Me resulta vergonzoso que alguien pueda festejar los fracasos ajenos. Yo festejo los triunfos ajenos. Ojalá los canales programaran un montón de ficciones. Aparte, yo priorizo la calidad antes que la cantidad. Si me enorgullece el producto en el que actúo, no me importa medir 4 o 55 puntos. Padre Coraje me enorgullecía más allá del rating. Sos mi vida me enorgullece más allá del rating.

–¿Por qué supone que atrapa tanto?
–Podría hablarte de un formidable equipo de trabajo, de una historia bárbara que mezcla humor, romance, drama y acción, y de un elenco notable. Igual, me quedaría corto. Si hallás a alguien que pueda darte la respuesta definitiva, hallaste el secreto del éxito. Es más, si lo descubrís, por favor presentámelo.

–3) El galán del año cuenta con una heroína de lujo. ¿Cómo lograron que la fórmula volviera a funcionar después de ocho temporadas sin compartir grabaciones?
–Existe una magia, un humor impresionantes. Natalia (Oreiro) y yo tenemos una gran química. Trabajando juntos nos sentimos más cómodos que Riquelme con Mascherano en el medio campo. Pese a que alguna vez pensamos en no compartir otra cosa, en quedarnos con aquel maravilloso recuerdo de Muñeca brava, la propuesta cerraba perfecta y de ninguna manera pudimos negarnos.

–Relátenos con qué Natalia se topó.
–Fácil. Con la misma persona, ahora cargada de experiencia. Sabemos que un programa necesita mostrar más que a sus protagonistas. Sos mi vida apunta a la pareja central y también a varias historias paralelas potentes. En Sos mi vida hay un Ayala, un Crespo, un Heinze, un Messi.

–¿Es más divertida “La Monita” Esperanza Muñoz o Natalia?
–¿Me lo preguntás a mí Facundo o a mí Martín Quesada?

 –Le pregunto a usted Facundo.
–Uf, me divierte terriblemente. La Natalia que veo doce horas diarias en Pol-ka es genial. Nos conocemos de memoria y nos parecemos laburando. Con una mirada sabemos cuál es la escena y hacia dónde debemos ir. Es lo mágico de este trabajo. Aparte, te aseguro, somos muy buenos amigos.

–4) El galán del año suele generar rumores. Ya que de Oreiro hablamos…
–…nadie se atrevió a preguntarme lo que me querés preguntar… Pienso que no puedo perder tiempo en cosas sin asidero. ¿No les alcanza la ficción, que terminan llevándola a la realidad? Tampoco podría considerar a los rumores lo peor de mi profesión. No computan. Prefiero responder qué es lo mejor. Y lo mejor de mi carrera es la gente, el público, saber que le estás contando una historia a alguien, y que ese alguien, del otro lado, juega a creerse esa historia.

–5) El galán del año es deseado. ¿Lo apuran en la calle exponentes del sexo femenino?
–Sí, y ya no me pongo colorado. Tengo 34. Al contrario, me divierte que se me acerque una mujer y me invite a salir. Hasta suelo tomármelo con humor, si se zarpa un poco.

–¿De qué manera reacciona ante una señorita que lo toma de la mano y pretende convencerlo de consumar algún touch and go?
 –Secreto profesional.

–Cuando camina en pareja por la vereda, ¿se da vuelta para ver el irse de la chica que acaba de cruzar?
–Hay cosas que por respeto hacés y otra que por respeto no hacés. En el amor vale todo, siempre que no se cruce la barrera del respeto.

–¿Cómo sabe una dama que le gustó a Arana? ¿Qué lo vende? ¿Le transpiran las manos? ¿Tartamudea?
–Mirá, para mentirte, prefiero cerrar la boca. Ni idea. Pero, te lo afirmo, cuando alguien me gusta, ella se da cuenta solita.

–6) El galán del año cultiva el físico y la imagen. ¿Le obsesiona su figura de 1,85?
–Olvidáte. Para nada me obsesiona el cuerpo, ni me cuido en las comidas. Nunca me cuidé. Hace tiempo que no me paro sobre una balanza. Estaré pesando, capaz, alrededor de 75 kilos. Entreno a diario en un gimnasio, por una cuestión de salud y punto. Desde luego que si un papel lo exige, como el delgado ejecutivo Ross Gardiner que interpreté en Visitando al Sr. Green, me controlo, y listo.

–¿Guarda productos light en su heladera?
–Ni medio.

–¿Usa cremas? ¿Perfumes? ¿Champúes especiales?
–Uso mi perfume de siempre –¿para qué mencionar marcas?–, y champú común. Lo normal. Me duele más que salga mal una escena a que me salga un barrito en la cara.

–7) El galán del año crea tendencia. ¿Es fanático de la ropa?
–Definitivamente no. Apuesto a la comodidad. Musculosas, zapatillas, ojotas, alpargatas, gorros. Mi máximo esfuerzo respecto a las pilchas es descubrir algo en una vidriera, entrar y comprármelo. Definiría mi estilo como el “no estilo” o el “discúlpenme, pero es lo que hay: estilo, un estilo personal”. La verdad, en lugar de fanático de la ropa, me considero fanático de hacer lo que me gusta.

–Claro. Sabemos de su devoción por actividades diversas: surfear, pilotear aviones, escalar, tocar el saxo, dibujar, sacar fotos. ¿Confesaría otras pasiones ajenas al trabajo que lo seduzcan?
–Ochenta, cien que no se conocen. Algunas relacionadas con la náutica, no sé, pero prefiero guardármelas para mí. No quiero compartir mi intimidad.

–Ergo, ¿tampoco va a relatarnos un típico día suyo?
–Okay. El despertador suena a las 6:15, 6:30. Pongo la pava al fuego, me ducho rápido, tomo unos mates, me cambio, tiendo la cama si me quedé en casa; si no, ordeno un poco y parto. Entro a la productora tipo 7:30, 7:45. Regreso a las doce horas. Escucho música, y punto. Más detalles significarían meterme en terreno sagrado.

–8) El galán del año posee grandes cuotas de narcisismo. ¿Lo reconoce? Y sepa que se me viene cayendo el número de los requisitos cumplidos, eh. –Lo sé (carcajada). Pregunto: ¿existe alguna persona en el mundo sin una cuota de narcisismo? Si tenés un espejo en tu casa, tenés una cuota de narcisismo. Y yo tengo un espejo en mi casa.

–¿Se mira bastante en él antes de salir?
–Apenas lo necesario.

–¿Encontramos tapas de revistas y fotos suyas distribuidas en la casa?
–Tapas, no. Fotos mías sí, pero siempre rodeado por amigos.

–9) El galán del año la sabe lunga en el amor, tema que abordó más arriba. ¿Anda solo hoy?
–Eso es personal.

–Distintos comentarios recientes arriesgan que Isabel Macedo, su mujer desde hace una década, dejó el PH que compartían. ¿Eso es verdad?
 –Eso es personal.

–10) …Y un último ítem: El galán del año habla sobre su vida privada. Parece que aquí vuelve a apartarse de la consigna.
–Te comenté que no me sentía el galán del año (risas). Promediá los resultados y vas a confirmarlo… A mí se me reconoce por mi trabajo, no por mi vida privada. Si quisiera que se hablase de ella, me dedicaría a actuarla. No necesito hablar de mi vida privada para tener rating.

Confía el porteño de ojos celestes: “<i>La verdad, no sé qué sería de mí si no me hubiese acercado a la actuación. Pero me dediqué, y ahora sólo pienso en que jamás podría radicarme afuera. Soy un agradecido de las posibilidades que mi país me dio y me da</i>”.

Confía el porteño de ojos celestes: “La verdad, no sé qué sería de mí si no me hubiese acercado a la actuación. Pero me dediqué, y ahora sólo pienso en que jamás podría radicarme afuera. Soy un agradecido de las posibilidades que mi país me dio y me da”.

“<i>Mi máximo esfuerzo respecto a las pilchas consiste en descubrir algo en una vidriera, entrar y comprármelo. Definiría mi estilo como el ‘no estilo’ o el ‘discúlpenme, pero es lo que hay: un estilo personal’</i>”

Mi máximo esfuerzo respecto a las pilchas consiste en descubrir algo en una vidriera, entrar y comprármelo. Definiría mi estilo como el ‘no estilo’ o el ‘discúlpenme, pero es lo que hay: un estilo personal’

Facundo, de espaldas.

Facundo, de espaldas.

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