«En el amor me da igual un sodero que un empresario» – GENTE Online
 

"En el amor me da igual un sodero que un empresario"

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La chica del último verano se desparrama ahora sobre la nieve. Ya no viste tanga latina, aunque su vestuario de hoy tampoco es el más recomendable para una tarde de invierno en el cerro más austral del mundo: apenas un minishorts y un generoso corpiño. Desde el interior de la cabaña de GENTE, bien cerquita de una salamandra, una multitud observa a través de los vidrios. "Sí, es Pampita". "Es un poco más bajita de lo que parece en la tele pero está re-buena", concluyen. Ana Carolina Ardohain Dos Santos -sí, Pampita- luce perfecta, sin enmiendas ni raspaduras que recuerden la madrugada del sábado 12 de mayo último cuando el auto en el que viajaba volcó en la ruta número 2. En un par de días más deberá someterse a un nuevo chequeo porque, según sus propias palabras, tiene "un ligamento estirado". Pero quizá mañana amanezca con nuevos moretones sobre su cuerpo, no provocados por aquel accidente, sino por sus escasos conocimientos de snowboard, deporte que practica aquí en Ushuaia sin poder evitar alguna caída. Pero ahora Pampita se reincorpora sin esperar el consuelo de nadie. Es que luego de muchos años, está sola. Entre una multitud de modelos, productoras de moda, fotógrafos, periodista y esquiadores curiosos, pero sin novio. Y se dice feliz.

"Estoy descubriéndome como soltera -insiste Carolina-. Yo creo mucho en enamorarme y quizá por eso tuve pocos novios. Me cuesta entregarme, pero cuando lo hago espero que sea para siempre. Por eso mis relaciones fueron largas. Y si bien no estoy buscando a nadie, espero que el próximo novio sea el último. Aunque por ahora no tengo candidatos ni tampoco muchas propuestas".

-¿Por qué lo dice? ¿Acaso la fama repentina le espanta los candidatos?
-Puede ser. Antes tenía más éxito con los chicos, se me acercaban más en los boliches. Ahora son muchos los que me quieren conocer, pero es nada más que eso: curiosidad. La verdad es que suelo pasar inadvertida...

-No menos de veinte muchachos treparon al Cerro Castor y soportaron temperaturas menores a los 5 grados bajo cero para observarla durante la producción de fotos. ¿A eso llama usted "pasar inadvertida"?
-A mí me encanta hacer fotos y estar en la tele, pero cuando me planto frente a la cámara es como si me metiese dentro de un personaje. Después, una vez que termina la sesión hago un clic y vuelvo a ser la chica de siempre.

-Los muchachos no suelen hacer ese clic y la consideran toda una diosa...
-Mejor así. Es muy halagador, pero yo soy tranquila y no ando por la vida haciéndome la sexy. Aunque debo reconocer que cada tanto algo me dicen. Un piropo, cosas así.

-Por favor, cite a uno de esos poetas de la calle...
-Un piropo muy lindo que me dijeron fue: "Si fueras una lágrima no lloraría para no perderte". Está bueno.

-¿Fue efectivo? ¿El muchacho en cuestión consiguió seducirla?
-No. Es que no alcanza sólo con un piropo. Para tener algo tiene que haber una conexión mucho más profunda.

-¿Qué otras condiciones debe reunir su "último novio"? Hagamos un casting, o un llamado a la solidaridad cuando menos...
-No, no quiero hacer un llamado a la solidaridad. Ahora estoy muy metida en mi trabajo, que me consume casi todo el tiempo. Además, no espero ni busco a nadie. Ya va a llegar quien tenga que llegar.

-¿Puede ser también un NN o un sufrido trabajador?
-Yo no juzgo a la gente por su trabajo, sólo necesito admirar a la persona que tengo al lado. Puedo enamorarme de cualquiera: también del sodero o del barrendero.

-Convengamos que no son esos los gremios más populares en el mundo de las modelos...
-Eso es un prejuicio. Yo creo que son historias que también se dan.

-Por favor, nómbreme a una compañera suya que no haya tenido un romance con un representante de futbolistas, un empresario o con el mismísimo Pancho Dotto.
-No sé... Bueno, lo que pasa es que este trabajo suele llevarte a lugares donde está siempre la misma gente, y te contactás con personas del ambiente. Pero yo estoy tratando de moverme en otros espacios al mismo tiempo. A mí en el amor me da igual un sodero que un empresario.

La conversación se sucede ahora en la base del cerro. Pampita disfruta de su café cuando un nene que aún lleva pañales y se anima a sus primeros pasos asoma canchero por debajo de la mesa de la confitería. Las chicas lo reciben con un suspiro digno de Brad Pitt. Pero Pampita va aún más allá. "¡Tengo ganas de enamorarme y tener hijos!", exclama. Inmediatamente se arrepiente de semejante confesión, pero ya es tarde.

-¿También tiene la fantasía de formar su propia familia?
-Yo creo que todas las mujeres, cuando somos chiquitas, soñamos con el casamiento, el vestido blanco y los hijos. Y yo soy muy así. Ése es uno de mis sueños principales. Siempre me gustaron los chicos... ¡Los chiquitos! ¡Los niños! ¡No vayas a escribir nada raro! Y cuando veo chicos me dan ganas de tener los míos.

-¿Con alguna de sus parejas pensó seriamente en ser madre?
-Prefiero no contestar esta pregunta.

Es suficiente. De regreso al hotel Las Hayas, recuerda que hace un año vendía ropa en un local. Y que desde que tiene memoria fantaseó con la vida que lleva ahora. Tanto que a los 14 años se inscribió -y fue finalista- en el concurso "La chica más linda" de la Argentina organizado por GENTE. Seis años más tarde, parece haberlo conseguido.

-¿Cuándo creyó que podía ser "la chica más linda"?
-Yo nunca me creí la más linda de todas; pero participar en un evento tan importante fue para mí como cumplir una fantasía adolescente. Yo me anoté porque perseguía un sueño y creí que tenía posibilidades. Pero reconozco que también hay que ser bastante caradura.

-Aunque son evidentes, describa sus cualidades.
-No soy la modelo clásica: alta, flaquísima y carilinda, sino que soy más normal, con curvas, muy latina y espontánea. Y creo que esas son las condiciones con las que más se identifican las mujeres. Porque si bien es verdad que la flacura estilizada queda bien y se luce sobre la pasarela... (calla antes de concluir su pensamiento). Bah, en realidad me hubiese encantado ser alta y flaca.

-¿Acaso no está conforme con lo suyo?
-Estoy satisfecha, pero cuando estás del otro lado siempre perseguís la estética de la modelo, que es la que se impone.

-Bueno, pareciera que usted es el modelo a seguir ahora.
-Yo creo que una de las claves de este excelente momento profesional es que la gente grande se identifica mucho conmigo. Ellos ven que soy del interior y que pese a no reunir todas las condiciones, siempre estoy presente. Y les agradezco.

La chica del último verano sonríe. Sus dientes reflejan el brillo de unos aparatos de ortodoncia. Ya no fijos, como supo llevar durante algún tiempo, antes de la fama. Afuera está nevando otra vez y su carrera sigue en franco crecimiento sin reconocer estaciones. "El boom del verano ayudó pero fue una etapa. Ahora trabajo para mantenerlo -asegura Pampita-. No espero ser la chica del verano 2002 ó 2004. Soy realista, pero no tengo miedo sino garra para seguir adelante y pensar en cómo aprovechar esto y generar aún más".

por Jorge Martínez Carricart
fotos: Christian Beliera
producción: Sofía Delger
Agradecemos a Kosiuko, Ricky Sarkany (pieles y botas)
y María Vázquez. Impactante, con pieles y botas, y con la llama sagrada de las <i>top</i>. Carolina pasó por Ushuaia y atrapó todas las miradas.<br />
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Impactante, con pieles y botas, y con la llama sagrada de las top. Carolina pasó por Ushuaia y atrapó todas las miradas.
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