«En el ambiente, hoy veo mucha chica linda y poca modelo» – GENTE Online
 

"En el ambiente, hoy veo mucha chica linda y poca modelo"

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Dentro del mapa de la moda local, ese mundo tan sofisticado y apetecible que sonríe desde las revistas, la agencia de Ricardo Piñeiro –con 26 años en el negocio– representa a la vieja escuela. Modelos de pasarela altas, flaquísimas y de perfil más bien bajo, que combinan belleza y personalidad. Chicas, como dice el propio manager, con “algo más que una carita linda”.

Es una nochecita de febrero y sobre la terraza de su casa esteña, en Punta Piedra, el cielo es azul oscuro. Sobre la mesita de madera hay habanos cubanos y vino tinto, dos de las pasiones de Piñeiro, que acaba de cumplir 52 años. Por el ambiente sobrevuela otro de sus amores: el trabajo. Y él se queja: “Hoy por hoy, Buenos Aires está plagada de agencias de modelos. Todos los días abren una nueva. Como para dirigir una de ellas lamentablemente no hay universidad, mucha gente se metió en este negocio y no tiene ni idea…”.

–¿Te preguntaste a qué se debe ese fenómeno?
–Es algo muy argentino. Ahora pega el tema de la moda, como alguna vez lo fueron las canchas de paddle. Hay mucha improvisación en el medio, y eso genera confusión. Así terminan las chicas después, en la sección Policiales de los diarios, como les pasó a esas dos argentinas que ahora están presas en España. Mirá: éste es un negocio muy claro. La moda es siempre lo mismo: chicas que tienen un estilo, una altura y un físico adecuados. En el ambiente, hoy veo mucha chica linda y poca modelo. Porque para ser modelo tenés que tener algo más que una cara bonita. Acá hay como una obsesión por esta profesión. Me ha pasado de preguntarles a chicas muy chicas que llegan a mi agencia: “¿Vos querés ser modelo?”. Y que me digan: “No, pero mamá quiere que sea”. ¿Por qué? Evidentemente esa madre está proyectando a través de su hija una frustración propia.

–¿Cuál es tu método para elegir a tus modelos?
–La verdad es que no hay magia. Si es linda y tiene condiciones, si está bien de físico… Luego casi siempre hay que modificar algo: el pelo, depilar una ceja, subir o bajar de peso. Después, se le hacen fotos con dos o tres fotógrafos, para que el book tenga diferentes estilos, y las lanzamos al mercado. Cuando tienen condiciones es bastante fácil. El punto es ése: encontrar chicas que realmente sirvan para trabajar. Porque lindas en la Argentina, sobran.

–¿Y qué es lo que buscás?
–El estilo. Mis modelos son súper glamorosas, con clase, distinguidas, altas, elegantes: ésa es la definición que te puedo dar. Y son bien distintas todas.

–¿Cambió mucho el ambiente desde que empezaste hasta ahora?
–Sí, claro. Básicamente, la masificación del negocio. Eso no es bueno. Desprestigia a los que sabemos trabajar y lo hacemos seriamente. Otra de las cosas que me llaman la atención es que antes las modelos le ponían mucha pasión al trabajo. Ahora hay un montón de chicas que no entienden nada, que parecen no tener sangre en las venas. Les da todo lo mismo. Por eso lucho mucho con ese tema: una de las cosas que trato de inculcarles es esto de la pasión, que cuando salgan a la pasarela generen algo.

–En la fiesta de GENTE te abrazaste con Pancho Dotto, con quien estabas enfrentado desde hacía años…
–Estoy en un proceso de mi vida en el que quiero evolucionar. Tener una persona adelante y esquivarla permanentemente me parece una estupidez. Por eso, me surgió ir a saludarlo y decirle: “Te deseo un feliz 2007”. Hace muchos años que trabaja en esto, y compartiré o no su filosofía de trabajo, pero tampoco soy un necio… El, como yo, dejó de lado muchas cosas de su vida por dedicarse full-time a este trabajo.

–¿Vos qué relegaste?
–Y, en su momento, la agencia era mi vida. Vivía para ella, los contratos y las chicas. Hace unos años, por suerte y gracias a la terapia, cambié mi forma de ver las cosas… Hoy el trabajo es una circunstancia más. Pero me conecto con otras cosas, como mi chacra, mis animales, los amigos que tengo fuera del ambiente. A la agencia voy de lunes a jueves. Aparte trato de asistir a la menor cantidad de eventos posible: es algo que no me suma nada como persona.

–¿Quiénes son las cinco top de la Argentina?
–Obviamente te voy a nombrar a cinco chicas de mi agencia. En serio, Paula Chávez, Jimena Buttigliengo, Inés Pujol, Ingrid Grudke y Magalí Montoro son, lejos, las modelos más solicitadas en los desfiles. Si vos te fijás, las supuestas top models que tenemos acá son cada vez más bajas. Vamos en contra del mundo. Parecería que las modelos argentinas están dirigidas al hombre y no a la moda.

–En la última década las modelos pasaron a ocupar un lugar central…
–Sí, a partir de los noventa se transformaron en un referente social. Acá y en todo el mundo.

–¿Compartís ese modelo?
–Claro que no. No me parece. No hay que sobreestimar ni subestimar las profesiones. Yo me baso en la dignidad de las cosas. Ser una muy buena modelo te pone en un lugar increíble. Ahora, de ahí a pasar a referente social… ¡yo qué sé! Las modelos son modelos de ropa, de pasarelas y comerciales. Lo demás ya me parece una distorsión.

–Viene ligado a un momento en que la cuestión estética es muy importante…
–Y preocupante también. Que eso tenga tanta importancia habla de que no está todo bien. Esa cosa que hay en la Argentina con la estética, con la belleza, es discriminatoria. Los medios te obligan a ser divino, flaco… Si naciste feo, petiso y gordo, ¿qué pasa? Está todo distorsionado. Pasa también con las operaciones: creo que somos el tercer país del mundo en cantidad de cirugías… Estaría bueno que la gente leyera más y se operara menos. Hay una lucha medio ciega por ser lindo y joven. Si te enfrentás al tiempo, siempre vas a perder.

–¿Y vos cómo te llevás con eso?
–La estoy luchando… (risas)

En la casa que alquila durante el verano en Punta Piedra, Richard rodeado por cuatro de sus productos más perfectos: las modelos Inés Pujol, Lara Bernasconi, Jimena Buttigliengo y Magalí Montoro.

En la casa que alquila durante el verano en Punta Piedra, Richard rodeado por cuatro de sus productos más perfectos: las modelos Inés Pujol, Lara Bernasconi, Jimena Buttigliengo y Magalí Montoro.

“Estaría bueno que la gente leyera más y se operara menos. Hay una lucha medio ciega por ser lindo y joven. Si te enfrentás al tiempo, siempre vas a perder”

“Estaría bueno que la gente leyera más y se operara menos. Hay una lucha medio ciega por ser lindo y joven. Si te enfrentás al tiempo, siempre vas a perder”

“Estoy en un proceso de mi vida  en el que quiero evolucionar. Tener  una persona adelante y esquivarla permanentemente me parece  una estupidez. Por eso me surgió ir a desearle un feliz año a Pancho Dotto”

“Estoy en un proceso de mi vida en el que quiero evolucionar. Tener una persona adelante y esquivarla permanentemente me parece una estupidez. Por eso me surgió ir a desearle un feliz año a Pancho Dotto”

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