“En el 2008 sufrí tanto que creo que me volví inmune al dolor” – GENTE Online
 

“En el 2008 sufrí tanto que creo que me volví inmune al dolor”

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Silvina está en paz. Encontró refugio en su trabajo y en su pareja. Aún tiene los ojos húmedos de tanto dolor. Dice que despertó de lo que parecía “una pesadilla interminable”. En 2008, con pocos meses de diferencia, fallecieron sus padres, Roxana y Sergio. A pesar de todo, hoy enfrenta su presente con entusiasmo: es protagonista de Vedettísima, una de las obras más taquilleras de la temporada, en el teatro Atlas de Mar del Plata, junto a Carmen Barbieri. De martes a domingo se pone en la piel de Cleopatra, la última reina del antiguo Egipto. “Cuando me ofrecieron la obra dudé mucho (hay un largo silencio). No sabía bien qué hacer con mi vida y mi trabajo. Pero hoy siento que no me equivoqué al aceptar este papel. Acá, en esta obra, encontré la tranquilidad que estaba buscando”, asegura la modelo y actriz.

Terapia, yoga y mucho estudio de la Kabbalah (una de las corrientes de la mística judía que profesa Madonna, entre otros) fueron los pilares de una desesperada y bien lograda reconstrucción espiritual. “Meditar y tranquilizarme me cambió la vida. No sé si por el dolor ante la muerte de mis padres o por el amor a la vida misma, pero siento que me volví inmune al sufrimiento”, confiesa Silvina. Hace minutos terminó su clase de surf, su nueva pasión. Todavía no consigue ponerse de pie sobre la tabla, aunque barrena olas no aptas para amateurs. Cuando el mar muestra toda su bravura, Silvina sale del agua y se ofrece para la charla.

–Ernesto Sábato escribió en El túnel: “Dios existe, pero a veces duerme y sus pesadillas son nuestra existencia”. ¿Sentiste algo de eso en todo lo que te pasó?
–Algo de eso hubo… Por momentos creí que lo que estaba viviendo era, realmente, una pesadilla. Pero, como te dije antes, trabajar tuvo un efecto sanador para mí. En un comienzo, cuando me llegó la propuesta de Javier Faroni, dudé, porque justamente estaba pasando por una etapa difícil, en lo anímico y en lo personal.

–La muerte de tu mamá te sorprendió en plena temporada de teatro en Buenos Aires.
–Sí, fue en el mes de septiembre. Estaba haciendo la obra Más que amigos y tuve que suspender todo. Por eso tenía miedo de no poder encarar este proyecto. Pero después pensé que trabajar me iba a dar un marco de contención. Y así fue: me sentí como “en familia”. Eso me hizo muy bien.

–¿Además del trabajo, dónde encontraste ese apoyo espiritual?
–Hago yoga todos los días en Buenos Aires, y eso me mantiene bien, física y mentalmente. También hace dos años que empecé a estudiar y leer mucho la Kabbalah, y eso me dio fuerzas para estar mejor plantada y asumir todo desde otro lugar.

–Siempre, por tu trabajo y tus gustos, fuiste una chica asociada con la noche. ¿Eso se terminó?
–Definitivamente: la noche terminó para mí. Igual no era tanto como lo pintaban, pero por ahí antes salía un poco más porque era más chica. Ahora, en cambio, disfruto del deporte, el día y la naturaleza. Trato de tener una vida saludable.

–¿Estar en pareja fue clave?
–Seguro: hace varios años que estoy de novia con Martín Vari y me siento muy bien. El fue clave para poder superar todo lo malo que viví el año pasado.

–Imagino que, como campeón mundial de kitesurf, fue tu novio quien te inspiró el amor por la tabla.
–Sí. El año pasado probé con el kite pero, como soy un poco vaga, entendí que no era lo mío. Pero en marzo del 2008 fui a un lugar en Perú que se llama Máncora, donde aprendí algo de surf. Ahora, con dos funciones por día, no me queda tiempo para surfear. Pero cada tanto me escapo y me voy. El agua te limpia y te renueva. Yo creo mucho en las energías, y el mar me tranquiliza. Es un buen cable a tierra. Además, ahora estoy con mi hermano, y por ahí él también se engancha.

–¿Vive con vos o sólo vino a visitarte?
–El vive en Rosario. Se llama Ezequiel y tiene 22 años. Vino a Mar del Plata de vacaciones. Siempre fuimos muy unidos, pero después de todo lo que nos pasó, ahora estamos súper conectados. Perdimos a los viejos cuando eran muy jóvenes y los extrañamos mucho…

–¿Y ahora tenés ganas de formar tu familia, casarte, tener hijos?
–Siempre fui medio Susanita y vivía con ganas de casarme. Pero ahora me di cuenta de que lo importante no pasa por entrar a una iglesia o a un Registro Civil. Con Martín proyectamos muchas cosas juntos… Queremos tener hijos, pero los dos sentimos que éste no es el momento... Antes nos gustaría hacer un par de viajes y afirmar la relación.

–¿Pero la maternidad te da vueltas en la cabeza o no te preocupa?
–Siempre lo hablamos y lo pensamos. Nuestro ideal sería tener nuestro primer hijo dentro de dos o tres años. Igual eso es algo que no se puede planificar tanto. Y cuando llegue, sé que voy a ser una madraza. Igual que lo fue mi mamá. Cuando el cuerpo se lo permite, Silvina se levanta temprano y toma clases de surf. “Ya casi me paro en la tabla y estoy comenzando a disfrutarlo”, asegura Silvina.

Cuando el cuerpo se lo permite, Silvina se levanta temprano y toma clases de surf. “Ya casi me paro en la tabla y estoy comenzando a disfrutarlo”, asegura Silvina.

“Hace dos años que empecé a estudiar la Kabbalah. Eso me dio fuerzas para estar mejor plantada en la vida y asumir todo el sufrimiento desde otro lugar”.

“Hace dos años que empecé a estudiar la Kabbalah. Eso me dio fuerzas para estar mejor plantada en la vida y asumir todo el sufrimiento desde otro lugar”.

“El agua te limpia y te renueva. Yo creo mucho en las energías, y el mar me tranquiliza. Es un buen cable a tierra”.

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