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El romance del verano

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"Dale, Gonza! ¡Vamos a bajar a la playa!”. “¿Te parece, Marce? ¡Abajo no se ve nada, y si caminamos por el pasto mojado nos caemos rodando!”. “No, dale Gonza! Acá tenemos un camino. ¡Quiero mojarme los pies en el mar!”. “Bueno, dale, bombón... Pero antes, dame un beso”. Y no hubo orden de “¡corten!” ni se apagó ninguna luz después del beso. La escena no es de ficción, y terminó en la madrugada del Día de los Enamorados con los labios compartidos y el ruido de las olas del mar golpeando contra las rocas. Así, Marcela Kloosterboer (26) y Gonzalo Heredia (26) confirmaron el rumor que surgió hace unos meses, cuando la tira de El Trece donde trabajan, Valientes, trepaba a 35 puntos de rating.

Y, sí, todo indica que son novios. Y aunque ese amor terminó de confirmarse mientras caminaban por la costanera, el agua estaba más lejos de lo que ellos pensaban. Por eso a los pocos minutos, aunque amagaron con descender los setenta escalones en una de las bajadas de Playa Chica, sólo llegaron hasta la mitad. Ahí se rompió la burbuja en la que venían: se cruzaron con un par de chicas eufóricas que, al grito de “¡sí, sí, son Gonzalo y Marcela!”, les pidieron sacarse una foto. Resignados, los pedidos se multiplicaron. Es más: era tanta la alegría de la pareja que Gonzalo esperó más de cuatro minutos a una chica que se cruzó hasta la casa y fue a buscar su cámara digital y un papel y lápiz para que le firmara un autógrafo.

LA NOCHE COMO TESTIGO. Casualidad o causalidad, Marcela Kloosterboer y Gonzalo Heredia se animaron a darle rienda suelta a la relación precisamente el 14 de febrero, cuando se celebra San Valentín. Todo comenzó en el vip de INK, el boliche que desde hace varios veranos eligen los famosos en Mar del Plata. Mimos, besos, abrazos y un cumplido que Gonzalo hizo ante un pedido de Marcela. “¡Me encanta bailar reggaeton! ¿Vamos?”, dijo ella, y salieron a la pista. Ahí, dos cosas quedaron evidentes: primero, que Marcela baila muy bien. Y segundo, que entre ellos había algo más que una simple atracción de una noche de verano. Pero como el lugar despedía la temporada y la gente hacía cola para ingresar, la pareja decidió salir a caminar. A esa hora, cinco de la mañana, el frío se hacía sentir. “No está para pasear en remera por la costanera...”, comentó Gonzalo.

Entonces, se acercaron hasta Torres de Manantiales –el lugar donde se alojan los galanes de Valientes– en busca de un abrigo. Cinco minutos después volvieron a la calle. Gonzalo pidió fuego para encender un cigarrillo y, abrazados, bajaron hacia la costa. Ahí, como dos adolescentes, se desinhibieron y se animaron a todo lo que descubrió en forma exclusiva la cámara de GENTE y relatamos en las líneas del comienzo. “Mi próximo novio tiene que ser muy compañero. Compartir los mismos valores, y que podamos crear nuestro mundo particular. Una relación sana, básicamente, que te permita encontrar tu espacio. Eso es lo que más me gustaría”, confesaba terminante, en el mes de enero, la mujer a quien en 2009 se vinculó con Luciano Castro –otro compañero de tira–, cuando todavía salía con el rugbier Fernando Sieling (su pareja durante dos años, separados hace sólo tres meses). “No todas las mujeres nos dan bola. Vos quizás debés pensar que nuestros departamentos son un descontrol, que hay preservativos tirados y latas de cerveza vacías por ahí. Vení a visitarnos y vas a encontrar todo ordenado”, decía hace pocos días el hombre que hasta diciembre mantenía un romance con Cecilia Roth, junto a quien no se lo ve desde fines del año pasado. Solos, libres y en la misma búsqueda, ahora se animaron a estar juntos y a la vista de todos. De día, barrenando las olas y haciendo surf en playa Guillermo. De noche, recorriendo la costa marplatense abrazados y a los besos. Una señal de que aquí, definitivamente, sí hay amor. Juntos, el sábado  barrenando las olas. El calor provocó que durante gran parte del día los dos bajaran varias veces hasta la orilla para refrescarse en el mar.

Juntos, el sábado barrenando las olas. El calor provocó que durante gran parte del día los dos bajaran varias veces hasta la orilla para refrescarse en el mar.

En la madrugada del domingo 14 de febrero hubo besos y caricias por las calles de Mardel. Aunque tienen una parada de taxi en la puerta del apart Torres de Manantiales, donde se aloja Heredia, decidieron hacer el viaje caminando  y de la mano.

En la madrugada del domingo 14 de febrero hubo besos y caricias por las calles de Mardel. Aunque tienen una parada de taxi en la puerta del apart Torres de Manantiales, donde se aloja Heredia, decidieron hacer el viaje caminando y de la mano.

A pesar del frío, y de que fue Gonzalo quien dijo “no es una noche para remerita”, sólo Marcela salió con campera. Durante más de una hora caminaron sin esconderse por la costanera marplatense y se mostraron bien apasionados.

A pesar del frío, y de que fue Gonzalo quien dijo “no es una noche para remerita”, sólo Marcela salió con campera. Durante más de una hora caminaron sin esconderse por la costanera marplatense y se mostraron bien apasionados.

El sábado, Marcela, amante de los deportes de agua (con Gastón Gaudio hizo wakeboard varias veces), mostró sus habilidades con la tabla de surf. Y hasta se animó a darle consejos a Gonzalo, que está aprendiendo  a pararse.

El sábado, Marcela, amante de los deportes de agua (con Gastón Gaudio hizo wakeboard varias veces), mostró sus habilidades con la tabla de surf. Y hasta se animó a darle consejos a Gonzalo, que está aprendiendo a pararse.

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