“El retiro está muy lejos: todavía quiero seguir ganando” – GENTE Online
 

“El retiro está muy lejos: todavía quiero seguir ganando”

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Son las diez de la mañana y este domingo 9 de diciembre no hay mucho movimiento en La Dolfina. Estamos en la puerta del pequeño club de polo que en 1999 fundó Adolfo Cambiaso (32) en las tierras que le compró a su mamá, Martina Estrada, en Cañuelas. “En aquel tiempo fue cumplir el sueño del pibe. De chico soñábamos con Lolo (Castagnola, casado con su hermana Camila) con armar una cancha y tener un equipo propio. Siempre supimos que íbamos a vivir de y para el polo”, recuerda Adolfito.

El camino nos lleva hasta las caballerizas. Hay ronda de mate con cinco petiseros y el mejor polista del mundo, y por ahí anda su hija Mia montada en Tute, su caballo. Es un pingo tranquilo –sólo que le gusta lamer el codo de los periodistas– y la chiquita de cuatro años lo hace caminar hacia atrás, girar sobre su eje… Cambiaso repasa los diarios y comienza la nota con la informalidad de siempre: “Sentáte que hablamos, loco”. Adolfito es la cara visible de una maquinaria de unas 30 personas que producen polo: desde la cría de los caballos hasta su doma. Esa es su pasión. Una fábrica de éxitos que en ocho años de alta competencia en el Campeonato Argentino Abierto de Polo Movistar jugó siete finales. Y, ayer, sábado 9 de diciembre, se quedó con su tercer título consecutivo con La Dolfina. “Estamos haciendo algo por la historia del polo”, repite Cambiaso, convencido. Aunque esta vez los héroes de las crónicas deportivas fueron otros.

–Lucas Monteverde convirtió el gol de oro y Mariano Aguerre fue la figura del partido. ¿Extrañás los elogios?
–Siempre hablan de la Cambiaso-dependencia, y te aburren. Porque decís: “Puta, somos un equipo. Si ganamos durante tres años seguidos no puede ser por un solo tipo”. Creo que en los últimos partidos, La Dolfina demostró que podemos jugar de acuerdo a cómo se den las circunstancias. A mí me da una satisfacción enorme que Aguerre haya sido el mejor jugador de la final. Ni hablar del gol de Luquitas, que nunca se apichona.

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Mientras el mate pasa de mano en mano, la puerta se abre y se escucha un “¿cómo andan?” de acento cordobés. David Nalbandian viene a desayunar al palenque. El cordobés agarra los diarios y, mientras come la primera factura, le consulta a Cambiaso si le gustó la crítica de los medios. El polista responde: “La sanata de siempre”.

–Es buen ejercicio encontrarle defectos al campeón. Por ejemplo: ¿tienen suerte de ganar siempre con gol de oro?
–Creo que ayer dominamos durante todo el partido, excepto en el séptimo chukker. Los dominamos siempre y nunca estuvieron arriba nuestro en el tanteador. Para mí, ellos tuvieron suerte de llegar al suplementario.

–Vos y Castagnola pelean cada vez menos. ¿Se están volviendo viejos?
–Las peleas son cosas del partido. Sabemos en qué momento podemos discutir y en cuáles no. Fijáte que cuando fuimos al suplementario dijimos: “Vamos a divertirnos”. Además, viejos no estamos. El retiro está muy lejos: todavía quiero seguir ganando.

–¿Te molestó la marca personal que te hicieron?
–Les salió bien, porque de a ratos me borraron. Pero estábamos cuatro goles arriba... Cuanto más me marcaban a mí, más jugadores nuestros quedaban libres. Lo bueno fue que mis compañeros nunca dejaron de jugar. Agarraban la pelota y metían el gol. Por eso, a la noche festejamos nosotros.

ANOCHE HUBO FIESTA. Adolfo Cambiaso hace respetar sus cábalas a rajatabla. Una de ellas es no organizar festejos antes de las finales. Por eso, como en los últimos tres años, La Parrilla de la Ruta 205 fue el escenario de la fiesta. Todo muy sencillo, fiel al estilo que impone Cambiaso: unos 150 íntimos, chorizos, morcillas y carne (tan buena que parecía cuota Hilton). Adolfito y su mujer, María Vázquez, llegaron pasadas las diez y media de la noche. Después, el Lolo Castagnola y Camila; y más tarde Lucas Monteverde –con el pantalón que conservaba las huellas del partido– y Loli López. El polista de 25 de Mayo se llevó la ovación de la noche, igual que hace un par de horas, cuando convirtió el gol de oro en la Catedral de Palermo. ¿Los ausentes? Mariano Aguerre (y Tatiana Pieres, que está embarazada) y Maradona. A la una de la mañana, Patricio Giménez arrancó con el karaoke. ¿Se imagina un dúo Maradona-Cambiaso cantando El sueño del pibe? Adolfito sorprendió por lo bien que entonó New York, New York de Frank Sinatra. “No está improvisando: ésta la tiene muy practicada”, decía un íntimo. Insistimos: Cambiaso está para Cantando por un sueño.

–¿Sería exagerado decir que en tu momento de gloria también te ovacionaron por el karaoke?
–(Ríe) Anduve bien, ¿no? Cuando se arma el karaoke, tengo que tomar cuatro cervezas y arranco: me desinhibo. Le pedí a Nalbandian que viniera a cantar a dúo, pero no se animó. Ojo, después fue el que rompió el hielo para salir a bailar cuarteto. David abrió la fiesta, le puso unas pilas bárbaras.

–En la final tuviste varios pesos pesado en el palenque: Maradona, Nalbandian, Del Potro. Sólo faltó Tinelli…
–Bueno, eso es parte del folklore, pero sirvió para motivarse todavía más. ¿A quién no le gustaría tener a Maradona en su palenque? Con David somos amigos desde hace un tiempo. El año del Mundial de fútbol se vino a comer un par de asados al campo en Inglaterra y veíamos a la Selección. Somos dos tipos de campo, que sentimos de manera parecida. Jugamos al tenis y él taquea cuando puede. Nos divertimos.

–¿Es cierto que el año que viene podrías formar un equipo con Lolo Castagnola junto a Bautista y Marcos Heguy?
–Se dicen muchas cosas, pero ayer gané Palermo y vos querés que hoy te conteste esa pregunta. No sé qué puede pasar dentro de unos meses o el año que viene. Yo con Bautista Heguy tengo muy buena onda. Y para mí eso es algo importante. Cuando formé La Dolfina fue por la buena onda. Por ahí un día arme un equipo para ganar...

El domingo, en La Dolfina, donde vive con su familia y juega al polo todos los días de su vida. Ahora tiene el record de goles en Palermo: 535. Y siete títulos de campeón.

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El festejo y la euforia empezaron en el palenque con Diego Maradona, fanático del número uno del polo.

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María Vázquez improvisó Bailando por un tricampeonato, y después se sacudió con Cambiaso al ritmo del cuarteto. Están casados desde hace seis años.

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