En el 2019 la foto de Beckett Burge de dos años de edad quien sufría de leucemia linfoblástica dio la vuelta al mundo y fue tomada como una insignia de la lucha contra el cáncer infantil. En la misma podía verse a Beckett junto a su hermana dos años mayor Aubrey, quien lo acompañaba al baño cada vez que se sentía mal debido a las sesiones de quimioterapia a las que debía someterse.
Ese momento desgarrador había sido capturado por la madre de los niños Kaitlin, quien escribió por aquel entonces una carta en la página de Facebook “Beckett Strong” (Beckett Fuerte), donde busco plasmar que el cáncer no solo afecta al niño y a sus padres, sino a toda la familia. “Una cosa que no te dicen sobre el cáncer infantil es que afecta a toda la familia. Siempre escuchas sobre los problemas financieros y médicos pero, ¿con cuánta frecuencia escuchas sobre lo que tienen que enfrentar las familias con otros hijos?”, escribió Kaitlin.
Beckett y Aubrey desde entonces se hicieron inseparables. Para la niña era muy triste ver que su hermano ya casi no podía levantarse para jugar o asistir al jardín de infantes, por lo que siempre estuvo a su lado. “Mis dos hijos, con 15 meses de diferencia, pasaron de jugar juntos en la escuela y en casa a sentarse juntos en una fría habitación de hospital. Mi hija, de entonces cuatro años, vio a su hermano pasar de una ambulancia a una Unidad de Cuidados Intensivos”, relató su madre en 2019.
Pero después de casi tres años de luchar contra esta enfermedad y de que todos sus pronósticos sean negativos para los médicos, Beckett superó el cáncer. Su madre emocionada compartió hace unas semanas atrás una foto de los niños abrazados antes de comenzar el primer día de clases en Estados Unidos.
