“El miedo me hizo dejar el cigarrillo… ¡Y hacía casi treinta años que fumaba!” – GENTE Online
 

“El miedo me hizo dejar el cigarrillo… ¡Y hacía casi treinta años que fumaba!”

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Hay veces en que Gustavo Cerati (46 años, dos hijos –Lisa y Benito– fruto de su matrimonio con la ex modelo y actual DJ Cecilia Amenábar) debe sentir que los rumores se comportan como boomerangs. Una noticia circula por el radiopasillo de la ciudad, él se toma el trabajo de desmentirla, y varias semanas después ella decide volver, como si esta vez (¡ahora sí!) fuera cierta. Lo vivió el año pasado con los anuncios de una reunión de su legendario grupo Soda Stereo (disuelto en 1997), tras una –una sola– oferta concreta de principios de 2005, pero la noticia volvió a cobrar fuerza hacia fin de ese año.

Ahora acaba de vivir una situación similar, tras un problema de salud a comienzos de abril, cuando un fuerte dolor en una pierna, acompañado por intensos calambres, obligó a suspender la filmación del primer videoclip de su flamante álbum Ahí vamos. Trombosis, dijeron los médicos. Reposo inmediato (con las piernas en alto), medicación y a reprogramar los recitales de mayo para un fin de semana en junio (del viernes 16 al domingo 18) y más el recientemente agregado viernes 30. Pero a los pocos días volvieron a circular rumores de una internación de urgencia y complicaciones mayores. Nada de eso era cierto, y hoy Cerati toma café en su estudio de Florida y charla animadamente sobre su presente. No se le nota problema de salud alguno, aunque sí es raro verlo sin su infaltable cigarrillo en la mano...

Dejé de fumar de un día para otro –cuenta–. No era un factor de riesgo concreto para esta cuestión arterial, pero fumaba treinta cigarrillos diarios. Pude cortar sin parches ni caramelos ni nada para la ansiedad. Tal vez trajo un par de kilos más... Fumaba desde los dieciocho años, pero el susto pudo más y dejé el pucho…”.

Ese susto aún lo obliga a realizar análisis para descubrir el origen. Tal vez sea genético, o quizá se detonó por lo sedentarios que fueron sus últimos meses, sentado horas y horas en su estudio de grabación hasta terminar Ahí vamos. “Normalmente no soy taaaaan sedentario –aclara–, pero me colgué mucho, y vivía encerrado en el estudio. Encima hice dos viajes en avión en una misma semana... y esto es algo que se está comprobando que se puede detonar por los viajes en avión. ¡Ahora hasta tengo una cinta para caminar! Decidí postergar todo hasta estar mejor, pero fue más una cuestión mental que física”.

–¿En general estás al tanto de los rumores que circulan?
–Cualquier movimiento que doy, como sacar un disco, hace que se revuelva el avispero. Por la salud, las letras, mi pareja o lo que sea. Muy ocasionalmente me divierte saber qué piensa la gente, y siempre hay algún tirabombas. Y si uno dice “las letras son una porquería”, ya se genera una situación donde la bola crece… Ahora, por ejemplo, una de las cosas más graciosas que me ocurrieron fue ver que alguno encontraba referencias a la reunión de Soda en las letras. ¡Qué sé yo! No le doy mucha bola a esas cosas. Y en algún punto hasta son divertidas, como cuando uno interpretaba el arte de los discos de Led Zeppelin.

–Supongo que a esta altura sos consciente de las múltiples lecturas que puede generar una letra.
–Ahora soy más consciente, porque otra de las cosas que pasaron en el período del disco anterior (Siempre es hoy) es que muchos hicieron una relación directa con la situación de mi pareja y decían que hablaba de Déborah de Corral. No me puedo hacer cargo de las interpretaciones ajenas…

CRIMEN Y CASTIGO. Ahí vamos es un gran disco rockero, enérgico y vital, rico en guitarras poderosas, solos y riffs. A cuatro años de su último trabajo solista, parece ideal para revalidar sus credenciales de innegable figura del rock argentino. Y entre tanta polenta, una canción lenta al piano como Crimen, el primer corte, que fue inmediato éxito radial. Ahora tiene un excelente videoclip ambientado como un policial de los años treinta. Cerati, un investigador privado de pelo engominado y sombrero, canta “No sé nada de vos... en llamas me acosté... y supe que te perdí... Una rápida traición y salimos del amor... oh, los celos otra vez.... Ahora sé lo que es perder”.

–¿No asusta que una letra tan directa sea interpretada como autobiográfica?
–Me gusta mucho escribir sobre conflictos de relación. No lo puedo evitar... Me atrae, aun cuando no tenga esos conflictos. De hecho, Crimen salió en un momento de felicidad absoluta en mi vida. No era el artista deprimido que escribía una canción triste, y hasta me divirtió en este disco jugar con ciertas situaciones clásicas. Pero siempre van a tener una idea autobiográfica de mis letras. De Karaoke, por ejemplo, se ha dicho que estaba dedicado a mi actual mujer. ¡Y es una barbaridad, en ese tema hablo de los reality shows!

–¿Por qué la idea de ser detective en el video?
–Me gustaba hacer otro personaje e incluir detectives y policías de antes, como me propuso el director. No quería que el video fuera un plomazo emocional. Porque la canción está al borde, lo reconozco...

–¡Entonces podría haber sido un videoclip de Montaner!
–¡Eso! Yo le decía Robbie Williams a la canción. De hecho, fue un tema que se llamaba Celos y que le había mandado a Shakira por si le interesaba grabarla para su álbum. Los músicos de la banda me insistieron mucho en que la hiciera, pero yo me resistía un poco: la veía al borde de lo burdo. Pero en este disco traté de hacer las cosas sin miedos y sin prejuicios. No le di mucho espacio a eso.

–¿Te divierte o te irrita que digan que Cerati “volvió a las guitarras rockeras”?
–Es real que le di más potencia a los temas, pero en un contexto general no se puede decir que haya vuelto a nada; fue una progresión natural que se veía incluso en los shows. Cuando pienso en el sonido del supuesto Cerati cool, me autoexpulso. ¿Qué soy, el dueño de la canción mid-tempo? Todo se convierte en cliché demasiado rápidamente. No quiero ser una sola cosa. Me resisto a serlo y doy pruebas con lo que hago. De hecho, estuve escuchando mucho a Led Zeppelin y los primeros discos de Queen.

–Tal vez sea natural que te critiquen los más chicos, que se rebelan contra los famosos de la generación anterior. En el rock siempre ocurrieron cosas así...
–Sí, se trata de patear el tablero. La pregunta que yo me hago en este momento es: “¿Quién te dijo que yo estoy ahí, que soy eso?”. Algunos errores uno cometerá para ser encasillado de esa forma. Algo debo hacer para que eso pase. Alguien dijo: “Cerati es aburrido”, y a partir de ahí se armó el prejuicio. Y a los prejuicios cuesta mucho tiempo desactivarlos. En vez de repetir una frase, sería mejor que la gente escuchara el disco, viera el show y sacara sus conclusiones.

–Son cosas imposibles de generar o de controlar.
–Y seguirá siendo así, me guste o no. Aunque así es como también se equivocan. En realidad, lo que hacen los chismes es llevar las cosas a un lugar donde parecen una especie de telenovela que no le sirve mucho al oyente. Y lo que tiene de genial y universal la canción pop es que ni siquiera es mía, porque es la gente quien las interpreta.

Cerati, a los 46, sin el clásico cigarrillo entre sus dedos, una costumbre que había adquirido a los 18 años. “<i>Fumaba treinta por día. Pude cortar sin parches ni caramelos ni nada para la ansiedad. Tal vez eso me trajo aumentar un par de kilos, pero el susto pudo más</i>”.

Cerati, a los 46, sin el clásico cigarrillo entre sus dedos, una costumbre que había adquirido a los 18 años. “Fumaba treinta por día. Pude cortar sin parches ni caramelos ni nada para la ansiedad. Tal vez eso me trajo aumentar un par de kilos, pero el susto pudo más”.

El rocker en plena transformación policial para su actuación en el video de Crimen –todo un éxito radial–, el primer corte de su último álbum. Abajo, con su novia, Sofía, el último verano en Punta del Este.

El rocker en plena transformación policial para su actuación en el video de Crimen –todo un éxito radial–, el primer corte de su último álbum. Abajo, con su novia, Sofía, el último verano en Punta del Este.

“<i>Normalmente no soy taaaaan sedentario pero admito que vivía encerrado en mi estudio de grabación… ¡Y ahora hasta tengo una cinta para caminar! Decidí postergar todo hasta estar mejor, pero fue más una cuestión mental que física</i>”

Normalmente no soy taaaaan sedentario pero admito que vivía encerrado en mi estudio de grabación… ¡Y ahora hasta tengo una cinta para caminar! Decidí postergar todo hasta estar mejor, pero fue más una cuestión mental que física

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