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“El matrimonio no mata la pasión”

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El apellido de la familia está inspirado en el gentilicio que nos define a todos los que nacimos en esta tierra. La clave del éxito es, justamente, la identificación. “Todos tenemos algo de los Argento”, insiste Florencia Peña (32). Las pocas virtudes y los muchos defectos de sus protagonistas están exagerados al extremo. Siempre en tono de comedia, por supuesto. Moni Argento es una orgullosa ama de casa, aunque le tiene fobia a los quehaceres domésticos. No cocina, no lava, no plancha… ¡ni siquiera cuida de sus hijos! Pepe Argento es un trabajador de vida gris. Padece a su familia, pero sólo se reconoce feliz cuando está en su hogar. Y, para colmo de males, sufre de eyaculación precoz. Tienen un hijo que vive su despertar sexual y una hija adolescente que despertó al sexo hace tiempo. Casados con hijos es un producto made in Estados Unidos. La serie que inspiró a Los Simpson, dicen. Sus libros originales fueron escritos en clave norteamericana, con altísimas notas de acidez y humor negro. Su versión nacional incluye típicos giros argentinos, menos agresivos y con un dejo de dulzura en cada broma. Durante su primera temporada, promedió 17,2 puntos de rating en la pantalla de Telefe, aunque sus repeticiones rozaron los 28 puntos. Y, desde el canal de San Cristóbal, anuncian el inminente lanzamiento de una segunda temporada.

En la intimidad de su camarín, detrás del escenario del teatro Lola Membrives, Guillermo Francella (51) conjuga un curioso verbo de creación propia: carcajear. Dice: “Las grabaciones vienen muy bien. Aunque muchas veces tenemos que detener todo porque empezamos a carcajear como locos”. Pronto comenzará una nueva función de Los productores. Florencia Peña estudia el ambiente: “En pocos meses vengo a este teatro a hacer Sweet Charity y quiero heredar el camarín de Guille”, asegura. No hay café, tampoco mate. Los protagonistas de Casados con hijos se ofrecen a la entrevista.

–¿Todos somos Argentos?

Guillermo: Todos tenemos algo de los Argento. Siempre hay un punto para identificarse. ¡Si la gente me para en la calle y me dice: “Esta es mi Moni. No cocina ni sirve para nada”!
Florencia: La identificación con los personajes es clave. ¡Pero Moni es una verdadera idiota! Pepe es el típico porteño: un poco busca, algo ladri… Tiene la mirada de quien se cree vivo y no lo es. Los Argento podrían haber sido personajes odiados, porque son muy inmorales. Si el hijo se gana una beca, el padre le roba la plata y se va al casino… Sin embargo, la gente los ama porque no tienen filtros ni caretas. Reaccionan como a muchos nos gustaría hacerlo alguna vez. Dicen lo que se les canta, las barbaridades más atroces sin tamizarlas. Los argentinos somos muy pacatos y todos alguna vez tenemos la necesidad de liberarnos y decir lo que realmente sentimos. Intuyo que mucha gente que ve Casados con hijos piensa: “Hacen lo que yo haría o diría”.
Guillermo: Imagináte que llega Moni y pregunta: “¿Cómo me ves, mi amor?”. Y Pepe contesta: “¿Te hiciste bótox? Volvé a la clínica urgente y pedíles que te devuelvan la plata, porque te estafaron”. Es algo que uno no diría jamás, pero todos lo pensamos alguna vez. Y lo mejor de todo es que Moni siempre se hace cargo, no toma revancha. O están en el cine y ella confiesa entusiasmada: “Esta película me excita”. Y él contesta: “Pero estamos viendo Bambi, mi amor. ¿Qué te calienta de este venado?”. Los hombres muchas veces no entendemos la sensibilidad de las mujeres.
Florencia: El programa supone una crítica constante a los valores familiares y la hipocresía con que nos manejamos todos en algún punto.
Guillermo: Aunque sería imposible llevar las discusiones de pareja al nivel de agresión de los Argento. Aunque seas de lo más inteligente y acomodes bien las palabras, si tratás a tu mujer como lo hace Pepe no te habla por una semana.

–El sexo es un tema recurrente en el programa.
Florencia:
Ella pide sexo… ¡pero él no dura más de un minuto, porque es eyaculador precoz!
Guillermo: Hay un tema de despecho. Pepe quiere carne al horno con papas, pero llega a la casa y encuentra siempre el mismo menú en la cama: morsa.
Florencia: Esto ocurre en la vida real. ¿Cuántos tipos llaman “la bruja” a sus mujeres? Antes de casarse te tratan como una diosa pero, después de desfilar por el altar, te convierten en “la jabru”.

–Dicen que el matrimonio mata la pasión.
Florencia:
La rutina es lo peor para una pareja, complica cualquier relación. Y se vuelve tortuosa en los matrimonios. Pero el matrimonio no mata la pasión: al final, siempre triunfa el amor.

–¿Es por eso que los Argento nunca plantean la posibilidad del divorcio?
Guillermo:
Estuvieron separados un tiempo, pero sufrieron demasiado. Pepe padece a su familia, pero sólo es feliz en casa. Puede estar en el mejor cabaret, con un gato carísimo, y siempre dice: “Vuelvo al loro que tengo en casa. No te puedo tocar, porque estoy casado… ¡y con hijos!”. Respeta el mandato familiar.
Florencia: A través de la pantalla exorcizamos a muchos que viven estas realidades, como no tener mucho sexo con sus mujeres. Evidentemente, la gente se identifica también en las miserias.

–¿Ustedes se reconocen en sus personajes?
Guillermo:
No tengo el pesimismo de Pepe Argento, que tiene la autoestima devaluada. Yo vivo de lo que amo y eso, en la Argentina, no es poca cosa. Los puntos comunes más fuertes entre nosotros son que los dos somos muy familieros, nos gusta ver fútbol… ¡y me gusta hacer huevo y que no me invadan!
Florencia: Yo me estoy aburguesando, como Moni. Trabajo mucho y, cuando llego a casa, no quiero hacer nada. Antes estaba en todos los detalles de la casa, pero hoy no te toco una sartén. ¡Me mantengo en la línea del menor esfuerzo! Todo me da mucha fiaca… Detesto ser ama de casa.

Casados con hijos es un éxito probado. Incluso durante sus repeticiones se mantuvo en el podio de los programas más vistos de la televisión argentina. ¿Acaso es posible reírse cinco veces del mismo chiste? En la calle Corrientes aseguran: “Todo depende de cómo se cuente el cuento”. Dicen que los capocómicos repiten los mismos remates desde hace décadas. Y a sala llena, por supuesto. Nito Artaza, por ejemplo, siempre incluye en sus monólogos aquel chiste de los dos abuelos que, para celebrar sus bodas de oro, vuelven a hacer el amor después de años. “Para esta ocasión me puse el traje de Adán”, dice la abuela. “Divino… ¡pero lo hubieses planchado!”, remata el viejito. En boca de Artaza, el cuento se vuelve efectivo. La platea delira. En Casados con hijos los que cuentan el cuento son Guillermo Francella y Florencia Peña. Y el resultado es el mismo: el público carcajea.

–Muchos los comparan con Alberto Olmedo y Niní Marshall. Se supone que juntos sólo pueden hacer éxitos.
Guillermo:
No es tan simple. Tiene que haber un buen guión detrás. No basta con comprar un 9 y un 10 para ganar el campeonato.
Florencia: Antes de Casados… sólo habíamos compartido el sketch de Sambucetti en Poné a Francella. Los dos manejamos las morisquetas, pero sabíamos que si nos quedábamos en las morisquetas el programa se nos iba a acabar pronto. Laburando juntos tenemos mucha química, sabemos que podemos hacer un buen gol.

–Evidentemente, las sitcom llegaron al país para quedarse.
Guillermo:
La gente aprendió el código de la sitcom. Y, una vez que el actor transita este género, es muy difícil largarlo. Porque no hace falta salir a exteriores ni andar a caballo: son dos decorados, seis actores… Lo importante es la palabra.
Florencia: Lo que no se gasta en una mega-producción se gasta en guionistas.

–El piso de esta segunda temporada tiene que ser de 20 puntos de rating. ¡No pueden medir menos que una quinta repetición!
Florencia:
Hay expectativa, la gente nos pide más en la calle. A mí no me gusta verme en televisión, me siento rara en pantalla. Pero con Casados… me siento tranquila frente a la tele y disfruto mucho. Estamos acostumbrados a que todo en televisión pase por la belleza. Y acá la belleza es lo último. Pepe nos maltrata, nos dice que somos intocables… A mí me encanta afearme. Jamás pensé que la gente pudiese creer que soy gorda o fea.
Guillermo: Casados… está probado. En esta segunda temporada no hay cosas nuevas: la historia continúa con más capítulos. Y la química sigue intacta.

Antes, Florencia y Guillermo sólo habían trabajado juntos en un sketch de Poné a Francella. “<i>Pero enseguida nos dimos cuenta de que tenemos mucha química juntos</i>”, aseguran.

Antes, Florencia y Guillermo sólo habían trabajado juntos en un sketch de Poné a Francella. “Pero enseguida nos dimos cuenta de que tenemos mucha química juntos”, aseguran.

“<i>A través de la pantalla exorcizamos a muchos matrimonios que viven la misma realidad que los Argento, como eso de no tener mucho sexo... Evidentemente, la gente se identifica también en las miserias</i>” (Florencia)

A través de la pantalla exorcizamos a muchos matrimonios que viven la misma realidad que los Argento, como eso de no tener mucho sexo... Evidentemente, la gente se identifica también en las miserias” (Florencia)

“<i>Los Argento están en el cine y Moni confiesa entusiasmada</i>: ‘Esta película me excita’. <i>Y Pepe contesta</i>: ‘Pero estamos viendo Bambi, mi amor. ¿Qué te calienta de este venado?’. <I>Los hombres muchas veces no entendemos la sensibilidad de las mujeres…</i>” (Guillermo)

Los Argento están en el cine y Moni confiesa entusiasmada: ‘Esta película me excita’. Y Pepe contesta: ‘Pero estamos viendo Bambi, mi amor. ¿Qué te calienta de este venado?’. Los hombres muchas veces no entendemos la sensibilidad de las mujeres…” (Guillermo)

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