“El fútbol me está dando una nueva oportunidad en la vida” – GENTE Online
 

“El fútbol me está dando una nueva oportunidad en la vida”

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Los tres celulares siguen sonando. El departamento que le prestó Florencia Macri en Manantiales –inundado de camisetas, botines, pelotas y muchas fotos familiares– se convirtió en su nuevo búnker. Una chica rubia, de tranquilidad uruguaya y hablar pausado, lo ayuda con los detalles de la organización del evento. Con una paciencia inimaginable hace dos años, cuando el vértigo lo devoraba, pero con muchas ganas, Gaby Alvarez (32) prepara la conferencia de prensa que marcará su regreso al trabajo. “Todavía tengo mucho que aprender, pero mi nuevo desafío está en el fútbol”, confiesa.

Hace menos de dos meses que recuperó la libertad, después de cumplir una condena de un año y medio en el penal de Las Rosas, por el accidente ocurrido el 23 de enero de 2008 en Punta del Este, en el que murieron dos jóvenes argentinos. La Justicia uruguaya lo condenó a dos años y medio de cárcel –también a su ex asistente, Blas Coelho–, pero le concedió la libertad anticipada a fines de junio, por buena conducta. “Lo que sucedió es algo doloroso, que voy a llevar siempre conmigo. Es una experiencia que me hizo cambiar mucho y valorar otras cosas de la vida”, dice. Ahora, instalado casi definitivamente en Uruguay, convive con su novia desde hace seis meses, Ana Hernández –27 años, licenciada en Comercio Exterior y especialista en trabajo social– y ensaya nueva vida.

De la mano del empresario Alejandro Nannini (argentino, ex goleador de Vélez y Platense, entre otros equipos), Alvarez llegó a Durazno FC, un equipo de la segunda división del Uruguay. Con el apoyo de la Intendencia local y de gran parte de los 30 mil habitantes de esa ciudad ubicada a 183 kilómetros de Montevideo, Nannini –actual presidente de los Rojos del Yi, el apodo de la Asociación Atlética Durazno Fútbol Club– y Alvarez consiguieron el esponsoreo de Topper, el propio Gaby diseñó la nueva camiseta y ahora promete llevar jugadores charrúas en el mercado europeo, en su condición de manager (el mismo cargo que ostenta Carlos Bianchi en Boca). Por lo pronto, y para lograr el ascenso a Primera, para este año ya incorporaron a cinco experimentados jugadores argentinos, con pergaminos ganados en el Nacional B. Acostumbrado a codearse con celebridades y figuras del jet set, ahora va por la conquista de los cinco mil hinchas que –Alvarez dixit– tiene su club.

–¿Sabías algo de fútbol, Gaby?
–Siií, claro. Soy fanático de San Lorenzo. Mi papá estuvo en la Comisión Directiva, y a mí me encanta jugar. Siempre quise ser futbolista: es como mi sueño frustrado.

–¿Sos bueno? ¿Cuál es tu posición?
–¡Muy bueno! Juego de ocho y soy muy calentón; puteo mucho. Fui a un colegio, el San José de Calasanz, en Caballito, que tenía muy desarrollada la parte deportiva. Practicábamos hockey, voley, básquet, fútbol. De ahí salió Mariano Juan, que fue campeón mundial Sub 20 en Qatar 95, el equipo de Pekerman en el que, entre otros, estaba Juampi Sorín.

–¿Y vos no te fuiste a probar nunca?
–Sí. Jugué en las inferiores de River, y al hóckey sobre césped en San Lorenzo. Pero cuando vi los sacrificios que debía hacer (comer sano, acostarme temprano, no fumar, no tomar… en fin, todo lo que cumplía religiosamente Mariano), me dije: “Esto no es para mí”.

–¿Y ahora por qué decidiste entrar en el negocio del fútbol?
–En realidad, antes del accidente ya tenía pensado trabajar en el rubro, acompañando a jugadores contratados en Europa, que muchas veces viajan con miedo. Después, durante las salidas transitorias, conocí a Alejandro Nannini y él me dio esta oportunidad. Es la primera vez que el manager de un club no es un ex futbolista.

–¿Como manager también vas a tener injerencia en el armado del equipo?
–Totalmente. Hay ideas. Vamos a ver si el presidente me apoya para comprar los jugadores que quiero traer desde la Argentina. Lo importante es que el club crezca. Pienso que para un manager lo importante es ser creativo, dinámico y tener contactos. Yo, por mi trabajo anterior, he viajado mucho. Tuve la suerte de conocer a muchos presidentes de clubes europeos, y ahora tengo que aprovechar esos contactos.

–¿Cuál es tu objetivo en el fútbol?
–Mi misión es llevar a Durazno a Europa.

–Gaby, ¿no sos demasiado optimista?
–No. Se pueden hacer cuadrangulares allá con equipos uruguayos, con Durazno, Nacional y Peñarol. Quiero que se conozcan mis jugadores. Mi idea es prepararlos para un fútbol rápido como el europeo. Y que el año que viene, Durazno ascienda a Primera.

–Teniendo en cuenta tu experiencia en relaciones públicas, ¿qué creés que le puede aportar tu mirada al fútbol?
–Voy a aprovechar los vínculos que hice como relaciones públicas, así que lo importante para los jugadores será la gente que va a estar viendo los partidos.

–En algún punto, tu trabajo sigue teniendo que ver con el de un PR.
–Ese trabajo, para mí, terminó el 23 de enero de 2008. Ahora estoy con el deporte, que es algo muy sano, y me da la misma pasión que tenía cuando empecé con las relaciones públicas. Tengo las mismas ganas de empezar de abajo y aprender. Es como que volví a mis principios. Por eso estoy en un club de segunda división.

–El deporte es algo sano, pero el fútbol es un negocio millonario y no siempre muy cristalino.
–Sí, claro. Y hoy los jugadores a veces ganan mucha más plata con las campañas publicitarias, que jugando al fútbol. Mi idea es dedicarme un poco a eso también. Hay jugadores que no tienen asesores de imagen, pero podrían tenerlos. Así harían más campañas de ropa, de relojes, de cremas, de cualquier cosa. A los jugadores les encanta eso. Primero porque les hace ganar más dinero, y después, porque les genera más éxito con las mujeres.

–¿Creés que va a haber prejuicios con respecto a vos en el ambiente futbolístico?
–No me importa. Cuando vean los logros van a poder opinar si sirvo o no. Sé que el ambiente del fútbol es diferente al que yo estaba, porque los jugadores tienen otros gustos, hablan de otra manera, se visten distinto, escuchan otra música, pero voy a ir aprendiendo. Tampoco pretendo cambiar los gustos de nadie, pero me gustaría poder inculcarles algunas cosas, ayudarlos a que lean un buen libro, que escuchen un buen disco.

–¿Les vas a dar un toque de glamour?
–Lo va a tener, porque eso es lo que pasa en el mundo con los jugadores.

–¿Te hubiera gustado poder hacer esto en la Argentina?
–No sé. Estoy viviendo en Uruguay y mi intención es hacer base acá. Aquí se me dio la oportunidad y voy a aprovecharla. De todas formas, ya estuve hablando con Marcelo (Tinelli) y me dijo que tengo las puertas de San Lorenzo abiertas. Estamos viendo, además, si podemos armar un amistoso entre el equipo del Cholo Simeone y Durazno.

–Personalmente, después de lo que viviste, ¿qué te genera este regreso?
–Todos nos merecemos una nueva oportunidad. Y el fútbol me la está dando en la vida. Sacrifiqué mucho tiempo en la cárcel, pagué… Ahora espero que Dios me ilumine, como lo hizo en mi otro trabajo. Siempre escribí mis objetivos con el brazo derecho y después los tachaba, porque eran logros. Ahora, nuevamente, estoy escribiendo los nuevos objetivos. Dios quiera que también se concreten. A menos de dos meses de haber recuperado su libertad, Gaby asume como manager del equipo de Durazno, una ciudad de treinta mil habitantes a 180 kilómetros de Montevideo

A menos de dos meses de haber recuperado su libertad, Gaby asume como manager del equipo de Durazno, una ciudad de treinta mil habitantes a 180 kilómetros de Montevideo

Como manager de Durazno FC, Gaby Alvarez consiguió a Topper como sponsor. Las camisetas (tanto la titular como la alternativa) no tienen nada que envidiarle a las del fútbol europeo, algo inédito para la segunda división uruguaya.

Como manager de Durazno FC, Gaby Alvarez consiguió a Topper como sponsor. Las camisetas (tanto la titular como la alternativa) no tienen nada que envidiarle a las del fútbol europeo, algo inédito para la segunda división uruguaya.

Se llama Ana Hernández, uruguaya, 27 años, licenciada en Comercio Exterior. Dedica muchas horas al trabajo social, ya que suele dar apoyo a menores detenidos o adictos; incluso realizó una pasantía en una favela de Brasil.

Se llama Ana Hernández, uruguaya, 27 años, licenciada en Comercio Exterior. Dedica muchas horas al trabajo social, ya que suele dar apoyo a menores detenidos o adictos; incluso realizó una pasantía en una favela de Brasil.

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