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El equipo es chico pero el corazón es grande

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El Club Social y Deportivo Yupanqui es un equipo chico de la primera D, la quinta categoría de la AFA. Casi nunca pelea la punta y este año lucha por no ser desafiliado por un año, el castigo que en la D reemplaza al descenso: no puede bajar porque abajo no hay más nada.
Yupanqui es cola de ratón en la cancha, pero le sobran alma e historias de vida.

Es un típico club de barrio. Uno de tantos, de esos que le aportan a la vida social de su comunidad desde la modestia de sus recursos e infraestructura. Que lucha contra las carencias del momento nacional -mucho más acentuadas en Villa Lugano, el barrio de la Capital Federal en el que lo fundaron y en el que siempre estuvo- y las limitaciones de su emplazamiento. Por ordenanza municipal, en el lugar en el que se encuentra no se puede edificar en altura. Entonces, sus dirigentes debieron aguzar el ingenio y
ampliar las instalaciones hacia abajo. Y allí surge la pileta semiolímpica climatizada, el gimnasio, la sala teatral para el grupo que le apuesta fuerte a la cultura, el taller de computación, la cancha de básquetbol, el sector dedicado al ajedrez y la confitería. Sin grandes pretensiones, pero con el amor de quienes lo sostienen desde un canto de guerra: "¡Dicen que somos poquitos/ pero a Yupanqui yo lo quiero
igual…!
".

Omar Perrú es el presidente de esta pasión de pocos. Tiene 71 años, las manos marcadas por el trabajo en la construcción y un chiche: Yupanqui, nombre que significa De ti hablará la posteridad, en el idioma de los incas. El club cumplió 66 años este 12 de octubre y Perrú siempre vivió en Guaminí al 4200, a pocos metros de la puerta del Yupa. Sabe mejor que nadie que a su equipo lo tocó la varita mágica. Porque la agencia Agulla-Baccetti lo seleccionó como el equipo con menos hinchas del fútbol argentino para transformarse en el nudo argumental de la publicidad de Coca Cola. Cuenta:
"Tenemos 600 socios, que pagan 3 pesos por mes. Somos ordenados y no le debemos nada a nadie. Pero la publicidad nos viene bien para seguir creciendo como institución. Ni locos pensamos emplear el dinero que nos entró para el fútbol. Nuestro fin es seguir haciendo obras para bien de nuestra comunidad y contener a los pibes de la zona de todo lo terrible que anda dando vueltas por la
calle
".

Cuando Coca Cola le dio el OK a la agencia para que avanzara con el proyecto Yupanqui, los dirigentes aceptaron inmediatamente los
30 mil dólares ofertados y la exclusividad publicitaria por un año. Sólo pelearon por que les dieran algún cachet a los jugadores que intervinieron en el aviso (Pérez, Capurro, Rodríguez, Yapura, Lucas Solomita, Valente y De la Rosa, elegidos tras un riguroso
casting). Les consiguieron 400 pesos a cada uno

El trabajo de filmación los asombró. Pensaban que en cinco minutos terminarían y se irían al Parque de la Victoria, el predio municipal que está enfrente del complejo habitacional Lugano 1 y 2, donde se entrenan de lunes a viernes. Cuenta Oscar Tapín Soto, coordinador general del fútbol de Yupanqui:
"Grabamos en los estadios de Independiente, Arsenal, Midland y Dock Sud. Me impactó el despliegue. A la cancha de Midland la pintaron entera con los colores celeste, rojo y blanco de nuestro equipo. Después la volvieron a pintar con los colores de Midland. Otro día, el director nos tuvo cuatro horas adentro de la manga de ingreso a la cancha de Independiente; no le gustaba como salía la
escena
".

Los que no superaron el casting fueron los pocos hinchas. Los muchachos de la barra -salvo uno, Adrián Solomita, hermano del jugador- no dieron bien en cámara y fueron reemplazados por seis extras.

ILUSIONES. El delantero Aníbal Valente es el capitán y uno de los referentes del plantel. Zurdo y rubio, su rostro es el que más aparece en el comercial: arenga a sus compañeros en el túnel y les pide que pongan todo por la gente. Después salen al campo y los reciben siete hinchas; esa es la trama que ubica a Yupanqui como el equipo con menos hinchas. Pero a Valente le encanta jugar para los traperos, así llamados porque suelen tener más banderas que hinchas:
"De chico jugué en Huracán y no pierdo la ilusión de volver. Mientras tanto, atiendo el kiosco de diarios que tengo con mi tía Delia en Constitución y me entreno con todo para que se fijen en mi juego. No me creo la pequeña fama que gané por el aviso. Cuando jugamos en Grand Bourg contra Muñiz, metí dos goles. Al final, unos pibes me pidieron autógrafos. Pero no porque anduve bien, sino porque aparezco en la tele. Los miraba y me sentía mal. Eran nenes descalzos, mal vestidos, mal alimentados. Y me pregunté quién era yo para que ellos me consideraran casi un ídolo. Ojalá pudiéramos hacer algo para
ayudarlos
".

Valente fue distinguido por los árbitros como uno de los cinco jugadores más correctos del fútbol argentino. Y es cierto lo que dice: jugar en la D está lejos de ser un medio de vida. Así lo cuenta Ricardo Imperial, un delantero de 32 años que atiende junto a su padre una mueblería en Isidro Casanova y es uno de los jugadores mejor pagos de Yupanqui:
"Me dan 30 pesos por partido: 120 pesos por mes es un buen sueldo para esta división. Por eso me las rebusco vendiendo muebles y participo en campeonatos de barrio. Se juegan los domingos en San Justo, La Tablada, Soldati, Villa Celina, Laferrere. Son torneos que arrancan a la mañana y terminan a la tarde. El ganador se lleva un premio en plata. Si salimos campeones me hago 200 pesos en unas pocas horas. Son campeonatos bravos, a veces hay balazos y muertos: no juegan nenes de mamá, sino chicos de las villas, que huelen un peso y quieren ganar de prepo. JDespués de haber jugado en esas canchitas, donde más de una vez me pegaron en patota, Yupanqui parece el Barcelona. Hay alambrado y policía, es difícil que te
peguen
".

Yupanqui tiene un presupuesto anual de 25 mil pesos para el fútbol. Los nueve mil que aporta alfajores Fantoche -por la publicidad en la camiseta y en la terraza del club, que da sobre la autopista Riccheri-, son una gran ayuda. Otros 15 mil son aportados por el DT Carlos Di Ciancio, quien se encarga de conseguirlos mediante sponsors privados -incluido su sueldo de 400 pesos-, quienes sueñan con que de Yupanqui salga un crack al que se pueda vender por mucho dinero. Un dato: Francisco Maciel, el volante del Racing puntero de Primera, se inició en el club.

Sobra pasión en los jugadores. El arquero Héctor Santillán es un caso. Vive en Grand Bourg, a 40 kilómetros de Lugano, y viaja todos los días durante tres horas y media para ir y volver del entrenamiento. Se pregunta si debe dejar el fútbol:
"Tenía un buen trabajo en Matarazzo pero me echaron hace poco. Soy padre de una niña y no me puedo dar el lujo de que me engañen como lo hizo el técnico que me trajo al club y que ya no está más. Me ofreció un sueldo de 250 pesos, una fortuna para la Primera D. Hasta me dijo que me iba a aumentar a 450. Pero la felicidad me duró poco. Un día desapareció, y sólo me había pagado 100 pesos. Y los dirigentes de Yupanqui ahora no pueden hacerse cargo de lo que me prometió él. Menos mal que me dan los 5 pesos que gasto en colectivos todos los días. Pero así no puedo
vivir"
.

Son historias del club con menos hinchas del fútbol argentino. Aunque sus dirigentes, orgullosos, cuentan que recibieron llamados desde Cafayate, Pringles, Córdoba y Bahía Blanca, entre otros, de parte de gente interesada en asociarse. En Grand Bourg, contra Muñiz, se contaron nada menos que 96 personas en el sector de los hinchas de Yupanqui. Y 44 de ellos eran de la zona, ubicada en el partido de Malvinas Argentinas, quienes concurrieron atraídos por la irrupción mediática del equipo de Villa Lugano.

Yupanqui disfruta sus quince minutos de gloria. Su gente sabe que el impacto publicitario pasará y que volverán a la normalidad en poco tiempo. Pero disfrutan de la fama pasajera y se preparan para la vuelta al anonimato como algo natural. Tardaron 66 años pero cumplieron con el significado de su nombre: de Yupanqui habló la posteridad.

Los siete jugadores que aparecen en el aviso: Como salimos en la tele ahora tenemos
nuevos hinchas", cuentan. Por el comercial embolsaron 400 pesos cada uno: "Para nosotros es una fortuna". Detrás, las torres de Lugano 1 y 2.
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Los siete jugadores que aparecen en el aviso: "Como salimos en la tele ahora tenemos
nuevos hinchas
", cuentan. Por el comercial embolsaron 400 pesos cada uno: "Para nosotros es una fortuna". Detrás, las torres de Lugano 1 y 2.

Nadie en Yupanqui vive del fútbol. Por eso, el plantel trata de ingeniárselas. Por ejemplo, el capitán Aníbal Valente (el que en el comercial insta a poner todo

Nadie en Yupanqui vive del fútbol. Por eso, el plantel trata de ingeniárselas. Por ejemplo, el capitán Aníbal Valente (el que en el comercial insta a poner todo "por la gente") atiende el kiosco de diarios que tiene con su tía Delia en Constitución.

En instalaciones, el club es de primera: pileta semiolímpica climatizada, salas de computación, de ajedrez, de teatro, gimnasio y cancha de básquet. Yupanqui tiene 600 socios que pagan tres pesos por mes.

En instalaciones, el club es de primera: pileta semiolímpica climatizada, salas de computación, de ajedrez, de teatro, gimnasio y cancha de básquet. Yupanqui tiene 600 socios que pagan tres pesos por mes.

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