El efecto ecológico de la pandemia: ¿El planeta está recuperándose? – GENTE Online
 

El efecto ecológico de la pandemia: ¿El planeta está recuperándose?

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Con centenares de millones de personas aisladas en sus casas, ocurrió algo inesperado: la Tierra comenzó a dar señales auspiciosas de recuperación. En este momento en que –según uno de nuestros entrevistados– “el imaginario colectivo supone que la Naturaleza se ha recuperado” y en que los datos oficiales brindan esperanzas –en Buenos Aires la contaminación atmosférica descendió a la mitad–, diversos especialistas vuelcan su opinión y advierten sobre los peligros ambientales que puede acarrear esta pandemia.

Alrededor del globo, muchos países tienen a sus habitantes en cuarentena. En Francia el aislamiento se impuso el 17 de marzo. Cuarenta y ocho horas después, ya se pudo apreciar a un grupo de juguetones delfines frente a las costas. A su vez, en Venecia, la claridad de las aguas sorprendió a los italianos y al mundo. Fue justamente una vecina local, Palli Caponera, quien compartió la foto del canal próximo a su vivienda, exclamando: “Deberíamos reflexionar sobre el turismo, ya que sin vertidos y sin tráfico, se ve el fondo de los canales”.

¿Y ustedes de qué lado están?
“Hay muchos escépticos que suponen que volveremos a nuestra vida tal cual como antes de entrar en este receso, y otros, optimistas que ven un mejoramiento increíble de la Naturaleza en un período de tres semanas. Ni lo uno ni lo otro…”, arranca, seleccionando fríamente sus palabras, Carlos Fernández Balboa, museólogo, magister en Educación Ambiental y docente de la UNSAM, la UBA y la UADER.

Luego, el científico argentino invita a la reflexión. “Este proceso debería cambiar situaciones de conducta social, porque no era lógico que viajáramos en los subtes apiñados como ganado o que nos encimáramos en los supermercados. En cuanto a términos ambientales, el imaginario colectivo supone que la Naturaleza se ha recuperado, pero la realidad ecológica nos indica que no hay tiempo material para dicha recuperación. Los animales están visitando los bordes de las ciudades ante la ausencia humana y probablemente nuestra capacidad de atención hacia aquello que nos rodea esté más perceptiva –ante el aburrimiento del encierro– como para mirar lo que antes no veíamos. Y esto, tal vez, sea lo más interesante. Tener la posibilidad de reencontrarnos auténticamente con nosotros y con la Naturaleza que nos rodea, porque hoy estamos pasando de largo un semáforo en rojo que indica que para producir y consumir a este ritmo necesitamos 1.6 planetas Tierra. Quizás la pandemia y el tiempo de introspección nos den una gran oportunidad en medio de la tragedia”, cierra esperanzado Fernández Balboa.

El verdadero/falso de los avistajes

Es verdad que se vieron patos salvajes en la Fontana di Trevi (Italia) y delante de la Catedral de Nôtre Dame (Francia). También, que un jabalí caminó por la diagonal de Barcelona (España), un ciervo se aventuró en el subte de Nara (Japón) y un puma paseó por las calles de Ñuñoa (Chile). Pero no es cierto que los ciervos se adueñaron de la plaza principal de Junín de los Andes (Argentina), ni que dos elefantes se emborracharon en una plantación de té de Yunnan (China).

“La resiliencia no hace milagros”

Claudio Bertonatti, naturalista y museólogo, asesor científico de la Fundación Azara e investigador adscrito de la Universidad Maimónides, habla de las imágenes que dieron la vuelta al globo: “Las fotos de ciervos y jabalíes deambulando por la vía pública son una clara señal de que cuando disminuimos el nivel de disturbio aumentan las posibilidades de convivencia con la Naturaleza. Sucede que los ecosistemas tienen resiliencia, es decir, la capacidad de retornar a su estado de salud original. Pero esa resiliencia tiene límites, no hace milagros. Pensemos que en el mundo hay más de 30 mil especies amenazadas que cada vez tienen menos resiliencia, porque sus poblaciones están disminuidas y disgregadas en territorios discontinuos, reducidos, modificados y con amenazas. Es claro que desde el año 1600 a la fecha ya se extinguieron mil especies que no volverán. Por eso hay que cuidar muy bien lo que queda. Sin dudas, tenemos la oportunidad de darnos cuenta de que las agresiones a la Naturaleza (en el caso que nos vincula con el coronavirus, la reducción de hábitat para la fauna silvestre y el consumo de su carne sin regulaciones de ningún tipo) traen consecuencias. Y esas consecuencias no discriminan raza, país ni condición social. Estamos en jaque y no podemos mudarnos de planeta”.

Mejoramos nuestros cielos

Un relevamiento realizado por la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) reveló que desde que comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio disminuyó la cantidad de dióxido de nitrógeno (NO2) acumulada en el cielo de la Argentina, debido a que se redujo el tránsito, la actividad industrial y los vuelos (según una investigación publicada en Nature Climate Change, el turismo es responsable del ocho por ciento de las emisiones de carbono del planeta). En las imágenes satelitales –que está debajo– puede verse la comparación de días antes y durante la cuarentena en Córdoba, Ciudad de Buenos Aires y Conurbano.

Además, al contrastar las emisiones de la Capital con las del mismo período de 2019, se descubrió que los gases contaminantes se redujeron hasta en un cincuenta por ciento.

“El cambio climático es más mortal que el Covid-19”

Lo aseguró Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) luego de que la Organización Meteorológica Mundial publicara –en plena pandemia– el informe sobre el Estado del Clima Mundial. En el mismo se resalta el intenso calentamiento de los océanos y de la Tierra (“El calor del océano está en un nivel récord, con temperaturas que aumentan al equivalente de cinco bombas de Hiroshima por segundo”), el récord del nivel del mar en 2019, el descongelamiento de los mantos de hielo y los continuos fenómenos meteorológicos como tormentas, sequías e inundaciones. Con respecto al virus que azota a la humanidad, delimitó: “El coronavirus es una enfermedad que está trastornando nuestro entorno y esperamos que sea temporal, pero el cambio climático ha estado allí por muchos años y se mantendrá por muchas décadas, y requiere de acción continua”.

Fotos: AFP y Gentileza CONAE, WMO, NASA, C.B. y C.F.B.

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