Dicen los fanáticos de siempre –o los observadores de siempre– que sonrió, levemente pero sonrió cuando su madre pisó la verde cancha de 105 por 70 metros y caminó de manera lenta hasta ofrendárselo al padre. Dicen ciertos testigos de dudosa credibilidad que se estremeció ¡e incluso movió sus pequeñas piernas! ante el clamor de los 54.851 espectadores que lograron reconocerlo desde las tribunas del estadio Vicente Calderón, en el distrito Arganzuela, a orillas del río Manzanares. Dicen las voces femeninas de ocasión que dentro de su enterito y bajo su sombrero de pompa escondía la mirada de Diego y los ojos de Claudia... Y decimos nosotros ahora que el gran protagonista de esta nota no dará declaraciones a lo largo de la misma. No las dará simplemente porque el hijo de Sergio Agüero (20) y de Gianinna Maradona (19) todavía no habla. Aunque todos hablemos de él.
Sí, podemos acreditar que a 10 días, 2 horas y 49 minutos de nacer (leyó bien, “10” días) y a 3 días, 17 horas y 24 minutos de salir a pasear y visitar una cafetería local, Benjamín Agüero entró en una cancha de fútbol, para ver, o sentir, cómo el Atlético le ganaba al Barcelona del fenomenal Lionel Messi, líder de la Liga Española, por 4 a 3, con dos tantos del Kun y cientos de aplausos de Giani. Dicen los tejedores de historias esperanzadoras que la familia ya arregló con el chico para que repita la cábala el próximo sábado, durante el clásico madrileño frente al Real. Dicen ciertos comentarios que, según sostuvo Agüero: “Benja nos trajo suerte. Le dedico la victoria”. Dicen las estadísticas que el crío superó la gran prueba de fuego... Y decimos nosotros ahora que ese domingo 1º de marzo de 2009 seguramente el corazón del bebé se aceleró por primera vez en su vida. Aunque él todavía no sepa confirmarlo. 
Sergio recibe a su hijo desde los brazos de Giani. Derecha: perfil de un bebé con ADN perfecto. ¿Será derecho o zurdo? ¿En cuántas formaciones lo veremos?
El Kun mostró el bebé a sus compañeros de equipo y le dedicó un gol.
El miércoles 25 de febrero, Benjamín conoció la calle junto con su abuela Claudia Villafañe. Bien abrochado a la sillita y bastante abrigado, debido al frío europeo.
