Fito, o Rodolfo, él solo con un piano de cola en medio del escenario. Oscuridad y una luz que sólo lo ilumina a él, con remera blanca, traje oscuro y un vals para su hija Margarita que son notas en ese piano, sus manos en esas teclas, y su público mudo ahí enfrente, sentadito sobre la platea del Teatro Opera.
Dos mil personas cada una de las tres noches que en Fito Páez presenta ese alarde de madurez que es su nuevo disco, Rodolfo. Fito, o Rodolfo, a sus 44 años, ofreciendo su corazón una vez más. Esta vez con su piano. Salvo el momento de la noche en el que se cuelga la guitarra para cantar toda la furia de Ciudad de pobres corazones.
Después otra vez al piano y a cantar sobre el amor, y los hijos, y esas historias que Fito cuenta y canta tan bien. Tan Fito. Y dice: “Un día llegan los hijos a tu vida y todo explota para bien”, después de cantar esa oda al amor familiar que es El cuarto de al lado. Y el domingo, sentadas entre el público, Cecilia Roth (la ex) y Romina Ricci (la actual), las dos chicas Páez por definición. Porque si Almodóvar las tiene, Fito también. Y Cecilia que dice: “Me encanta Fito solo en el escenario, es un genio tocando el piano”. Y Romina que no dice nada, porque no tiene ganas. Después, cuando una fanática le grita “¡Gracias, Fito!”, él salta y le dice: “No, gracias a vos por venir a escucharme. Yo soy un loco, un delirante que canto palabritas…”. Bueno, Fito, tampoco es para tanto.
Romina Ricci, madre de la segunda hija de Fito, Margarita (3).
Cecilia Roth, mamá de Martín Páez (8). Sus musas fueron a ver al músico al teatro.
