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Diosas al límite

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-Cuánto hace? -repreguntamos asombrados.
-Tres días.

-¿¡Tres días!?

-Tres días.

-Bien. ¿Por qué hace tres días que no atiende el teléfono del estudio y tiene apagado el celular, Rocca?
-Pasa que se acerca el día de la muestra y empiezan los arrepentimientos.

-¿Tan bravo resultó su trabajo?
-¿Bravo?, ¿bravo? Creo que salió algo fuerte. Tendrías que mirarlo.
-Si no hay más remedio.

A continuación, Gabriel Rocca (43, porteño, un cuarto de siglo de profesión), empieza a recorrer, una a una, las transparencias Kodak que capturó con su Mamiya 6X7 nada digital, por cierto. "No es casual que hayamos concretado Divas en exceso", menciona el nombre de la muestra que hará del 24 al 29 de mayo en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. "Todo nace de ésas situaciones que se generan durante las producciones y siempre quedan en la intimidad -avanza Rocca-. ¡Si publicara las imágenes que tengo guardadas de desnudos y compañía y nunca salieron al ruedo! -amenaza sonriendo-. De verdad, decidimos blanquear la idea mediante una exposición. Llamamos a treinta divas y les preguntamos a cada una, '¿Te animás a traspasar los límites, a provocar sin prejuicios, a desafiar lo convencional?'. Y ¿qué contestaron las treinta? Sí", saborea el fotógrafo delante del medio cuerpo de Araceli González vestido de hombre, corbata y camisa abierta hasta donde ningún flash jamás había llegado, y saborea dejándonos interrumpir.

-Perdón, Araceli. ¿Qué la convenció de convertir su acostumbrado "no" al desnudo en histórico "sí"?
-Lo cuidado de la propuesta, las maravillosas chicas que participaban y saber que se mostraría en el Malba. Como actriz, puedo cruzar el límite. Tampoco sentí vergüenza. ¿No es hermoso el cuerpo femenino, acaso? Aparte, cuando me mando, me mando. Lo peor que puede pasarme vestida de tipo es que los muchachos me griten en la calle: "Vení Roberto, que te parto" (bromea). No, en serio. Cero problema. Amén que me queda mejor la barbita candado (lanza una carcajada).

-Perfecto, entonces sus hijos presenciarán la muestra y podrán ver los dos programas de Telefe que adelantarán las fotos y el backstage.
-Pará. Eso todavía no está decidido.

"Aunque hicimos un par de bocetos, en general improvisamos en la marcha" , explica Andrés Pastor, productor artístico de Rocca desde hace tres lustros. "Una de las claves acá, por cierto, es la seguridad que inspira Gaby. No anda dando vueltas. Si necesita a algún personaje desnudo de torso, le pide 'Te necesito en tetas'. Logra cruzar la línea porque genera confianza", añade quien integra el team que, para la ocasión, completaron la maquilladora Regina Kuligosvki, el peluquero Sergio Lamensa y la vestuarista Roxana Harris. Un quinteto medio relajado y medio ansioso antes de "lanzar al mundo nuestro humilde aporte cultural". El mismo quinteto que aprovecha la ocasión para revivir anécdotas, frases y recrear situaciones y apostillas concebidas en el estudio de Costa Rica al 5600…

Como escuchar a Florencia Peña, ave de mentira en su boca, explayándose sobre "el enorme conocimiento que poseo en pajaritos y bichos similares". Como asombrarse ante una Lara Bernasconi rapada al tope. Como impresionarse observándola a Lorena Ceriscioli luciendo vello debajo del brazo. Como descubrir a Florencia Raggi admitir, "Vine a satisfacer mi ego". Como alarmarse al comprobar lo tremendas que son Analía Maiorana y Déborah de Corral juntas. Como ver entrar a Juana Viale transpirada porque "olvidó la cita y cuando la llamamos, vino en bicicleta rajando y cargando a su hija Ambar". Como oír a Andrea Frigerio imitar un orgasmo mientras come chocolate. Como sorprenderse cuando Mariana Schurink pide (cosa extraña) taparse. Como encontrar a Inés Estévez en lolas, coincidiendo con Cecilia Roth en cuanto a que "una juega a ser diva. Podemos disfrazarnos de divas, actuar de divas. Sin embargo, las verdaderas divas del mundo son las reinas de la ópera." O como entretenerse frente a la delantera de Moria Casán, ya pintada de áurea…

"Yo lo miro y lo seduzco; Rocca me mira y me seduce, y acabamos con un hermoso trabajo fotográfico. ¿Se comprende? Yo siempre llevé a mi par de 'chicas' con mucha alegría y ninguna culpa. Hace tres décadas causaron un enorme impacto. Sin embargo, pensé en achicármelas. Sucede que me da cosa. Siento que va a salir gente de acá. Tengo como palcos enteros del Maipo y del Nacional adentro. Y sí saco, temo que se me vayan a caer hasta las encías. Así que me las dejo. Respecto a las divas, la mujer argentina no puede ser una diva, no está en el status de una diva. Acá no hay divas, hay figuras estelares. Ahora, si diva se le llama a algo lanzado, transgresor y glamoroso, entonces, yo soy una diva. Una diva que se banca a full exhibirse fuerte delante de una cámara", resume.

"Hmmmmm", arriesga de respuesta la mayoría de las protagonistas cuando el interrogante de los interrogantes les vuela alrededor… ¿Qué ocurre dentro de sus cabezas y sus corazones a la hora de saltar la línea "prohibida" y aceptar el desafío físico, psíquico y, en especial, mediático de exponer algunas de sus fantasías? Arman fila para contestar. Señala Florencia Raggi, actual chica Señorita de Tacna ligera de ropas: "Quizá existe un prejuicio del que me abro completamente. ¿Cómo que pedirle permiso a mi esposo (Nicolás Repetto) para salir con menos o más ropa? Mis límites los pongo yo. Y mi límite es mostrarme sexy. No tengo ningún tipo de pudor con mi cuerpo." Comparte su tocaya, Peña: "¿Barreras? La mía se llama buen gusto y profesionalismo. Recuerdo años atrás el bolonqui que se armó tras una escena de sexo que tuve con Damián De Santo en Disputas. Tanto lío por actuar, che. Y actuar significa abrir la cabeza, apostar distinto, crear un personaje en la tele o en una foto como la de Rocca. ¿Entendés?" Julieta Ortega apoya: "A mí también me tocó alguna escena en lolas, y me arrepentí. En una época donde se repiten fórmulas 'exitosas', apostar a lo distinto, a lo original, reconforta. Caso, la propuesta de Gaby que se verá en el museo. Aquel topless me enseñó que prefiero sacarme el corpiño en fotos, como ahora, en teatro o en cine antes que en la televisión. Y no porque mi marido (Iván Noble) me lo reproche". Pampita Ardohain coincide: "A uno lo llaman y decide cuánto hacer y cuánto no. Yo tenía la ilusión de mostrarme de la forma que me mostré, envuelta en luz blanca, luciendo una lágrima, como para representar mis sensaciones de los últimos tiempos frente a la fama. Pero decidí avanzar hasta ahí. El resto queda librado al vuelo ajeno".

Andrea Frigerio expone una versión bastante inusual para ella: "Admito que estoy un poco más desinhibida y ligera de ropas que lo que acostumbraba antes. No sé. Ahora me animo. La madurez, tal vez. Ringo Bonavena sostenía que 'la experiencia es el peine que le entregan a uno cuando ya se quedó sin pelos´. En mi caso, tengo experiencia y sigo teniendo pelos. Por ello, encarnar a una mujer en situación extrema para una muestra en el Malba, más que asustarme, me apasiona. Al margen, hoy tampoco juraría que no me animaría a un desnudo completo. Tantas veces me arrepentí de abrir la boca". Leticia Bredice: "A mí se me produce la contradicción: Si muestro, '¿Por qué tanto?' Si no muestro, '¿Por qué tan poco?' A la hora de contar algo, una historia, una imagen, elijo desnudarme sin prejuicios. Me siento cómoda ante los personajes y las escenas fuertes. Y, aunque parezca mentira, no me saco la ropa delante de cualquiera, ni en cualquier momento, ni por cualquier cosa. Soy tímida e insegura". Natalia Oreiro enfatiza: "Me gusta reinventarme a cada instante. Y celebro la posibilidad de pensar una idea jugada que me permita luchar contra mis límites y mis propias represiones". Duda María Vázquez, riéndose de sí misma: "¿Por qué me habrán pedido que haga como que me estoy inyectando algo en los labios? Si mi cuerpo es toooodo natural". Y cierra, a manera de balance, la perpetua diva Graciela Borges: "Para lucir sensualidad, hay que ser libre. La sensualidad en nada se relaciona con el paso del tiempo. El sex appeal viene de adentro y se muestra afuera."

Tras seis meses de dedicación ininterrumpida, el compendio final cuenta, además de las mencionadas diosas al extremo, con nombres -en situaciones extremas- como los de Dolores Barreiro, Julieta Cardinali, Ingrid Grudke, Dolores Fonzi, María Vázquez, Carla Peterson, Daniela Urzi, Mariana Prömmel, Dolores Trull y Daniela Cardone. Las mismas que, aparte de dejarse exponer en Figueroa Alcorta 3415, alimentarán corazones en los 2.000 libros de 72 páginas que se obsequiarán en la entrada. Y las mismas, también, que inspirarán el compacto Divas en exceso-La música de Tuti Cuatro; léase un compilado de 18 covers seleccionados, mezclados y musicalizados por Tuti Gianakis, que incluyen la nueva versión de Sound of Silence el clásico de los Simon & Garfunkel, convertido en leitmotiv de los envíos de Telefe que armaron Gabriel Rocca, Sebastián Malfé y Santiago Idelson, de Pattern. Sí, conspicuo lector, nombramos a 29 diosas. Dejamos de postre a Catherine Fulop:

-Respóndanos, ¿ser o no ser diva? Esa es la cuestión.

-Prefiero que me griten diosa. Diva me suena a intocable, y yo, contraria a la mayoría de los artistas, no deseo parecer inalcanzable para la gente. La diva de ninguna manera se muestra despeinada, ojerosa ni con una uña rota. No se lo permitimos. Yo, por mi parte, me siento más cerca de mujeres estilo Gwyneth Paltrow, que va al mercado en jogging, o Julia Roberts, que pasea a sus hijos en jean.

-¿Exceso o no exceso?, nuestro segundo tema.
-Frente a las cámaras las mujeres nos animamos a hacer cosas que nunca haríamos fuera de ella. Y, de verdad, me encanta desarrollar mi libertad de artista y de mujer. El cuerpo de una mujer es hermoso. Con él se pueden hacer cosas divinas.

-Déle, Fulop, evite despertar ratones ajenos. Le repito, ¿exceso o no exceso?
-Sí, respetando el buen gusto. Hasta que leí que en mis contratos el ítem "Guardar las buenas costumbres". Ahí me di cuenta de que debía bajar un cambio y pedir que se viera un poquito menos de mi delantera.

-¿Qué quiere decir?
-Que si yo no estuviera felizmente casada y no criara los hermosos hijos que tengo, ni imaginás las cosas que haría.

-No. ¿Cuáles?
-Uf, Bredice sería una monja al lado mío.

Vestida de hombre, al estilo Demi Moore: Cuando me mando, me mando. Y me mandé a mi primer desnudo. Lo peor que puede pasarme es que me griten en la calle: 'Vení Roberto, que te parto'. Cero problema".">

Vestida de hombre, al estilo Demi Moore: "Cuando me mando, me mando. Y me mandé a mi primer desnudo. Lo peor que puede pasarme es que me griten en la calle: 'Vení Roberto, que te parto'. Cero problema".

Guerrera, envuelta en vendas, afirmó: Me encanta desarrollar mi libertad de artista y de mujer. El cuerpo de una mujer es hermoso. Con él se pueden generar cosas divinas. Para el caso, ésta, a la que me animé".">

Guerrera, envuelta en vendas, afirmó: "Me encanta desarrollar mi libertad de artista y de mujer. El cuerpo de una mujer es hermoso. Con él se pueden generar cosas divinas. Para el caso, ésta, a la que me animé".

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