“Dios quiera que sí, pero no creo que Nazarena encuentre quien la ame como mi hijo” – GENTE Online
 

“Dios quiera que sí, pero no creo que Nazarena encuentre quien la ame como mi hijo”

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De pronto, la voz de María Inés González Bellini (73) se quiebra. Le pido la imagen de su hijo, Fabián Rodríguez, que siempre guardará en su corazón. “Cuando lo veía llegar a mi negocio en Santa Fe y Cerrito... Cuando me iba a buscar para almorzar dos veces por semana. Es lo que no voy a ver nunca más...”. Y enseguida, a modo de despedida, dice: “Fabián era un buen chico. A lo mejor en algunos manejos de dinero no fue prolijo. ¿Pero sabe por qué? No por él, él nunca disfrutó de nada, créame que de pocas cosas. Lo que tenía que dar, lo daba. Y siempre conformó a las mujeres que tuvo al lado. Siempre trató de darles más de lo que podía. Ese fue su gran error. No haber dicho ‘no, esto no puede ser’. Y por eso pagó. Esa fue su enfermedad y sufría mucho por eso, por no poder decir que no”.

Media hora antes, en el departamento que alquila su hija Silvia, en Sunny Isle, Miami, arrancó la charla. “Estoy muy triste. Todo fue sorpresivo, desesperante, impredecible”.

–Usted fue la primera que se enteró acá, ¿verdad?
–Sí. Había hablado por teléfono con él la noche anterior, el domingo. Lo noté muy triste; tenía la voz como quebrada. Le dije “Fabián, ¿por qué no solucionás el tema con Nazarena? Pensá en la familia, en los hijos”. Y ahí me dio mucha tristeza a mí, porque me dijo: “Mamá, me maltrata mucho. Yo me tengo que dar la oportunidad de algo mejor”. Le dije que se viniera acá, que se quedara un tiempo y organizara su vida. Me prometió que iba a viajar el miércoles, jueves o viernes... Pero eso me lo dijo vagamente. Le noté una tristeza muy profunda, eso que las madres podemos advertir. De todas maneras, quiero aclarar algo: no creo que sea culpa de Nazarena. Porque te dejen, o se termine una relación, no te vas a matar. Eso que quede claro. No culpo a nadie, no hay culpables. Nunca sabremos qué pasó por su cabeza.

–¿No cree que el tiempo va a revelar los motivos de su decisión?
–A mí no me sirve. Me sirve lo que viví y lo que sé de él. Fabián tenía problemas con Nazarena. Me llamó la atención que ella estuviera 15 días en Miami y no me llamara por teléfono, porque nos llevábamos bien, éramos una familia con sentido del humor. Pero como sabía que había algo en el matrimonio, dije: “Bueno, ya va a pasar”. Me pareció prudente no meterme en la pareja.

–¿En su última charla no ahondó en ese tema?
–No. Pero me quedé muy preocupada. Estaba mi nieta mayor acá y me preguntó: “¿Nona, qué te pasa?”. Le dije que no lo oí bien a Fabián. Pero no al extremo de pensar que se iba a matar. Mi hijo era un tipo alegre, enamorado de la vida, exitoso, exitoso con las mujeres también. Pero le llegó la mujer de la que estaba enamorado.

–Nazarena.
–Estaba muy enamorado de ella. De todas maneras, pienso que algo malo tenía él, porque nadie se mata por amor. Además, hubiera peleado un poco más, no sé... Me dio la sensación de que se sintió desvalorizado. Fabián la atendía en forma permanente, en sus menores deseos, y ante el desprecio se puso muy mal. No sé qué le pasó, pero él no está.

–En esa charla le dijo que viajaría a Miami...
–Si, que se iba a quedar unos meses. Le dije que estaríamos juntos, que todo se iba a solucionar. Pero el gran temor de él –porque en un momento me pidió: “Mamá, no la llames”– era la lengua de Nazarena. Tenía mucho miedo a la exposición pública, a los periodistas, lo que pudieran decir de él, lo que ella pudiera decir. Lo agarró con las defensas bajas, con una hija de 20 años (Camila, que estudia abogacía), otro hijo de 19 (Lucas, un fuera de serie: el viernes fue a buscar a Thiago para llevarlo al colegio) y Thiago, que es un sol, es todo futuro. Tuvo temor, miedo de este escandalete que al final se armó lo mismo. Yo no. Tengo un legado hermoso de él, que son tres nietos divinos. Porque fue un ejemplo de padre, siempre presente.

–Nazarena también está destruida en este momento.
–Sí, pobrecita, y yo la entiendo. Escúcheme, ella tendrá sus razones. Quería terminar la relación, y es justo, tenía su derecho. Era mi hijo el que estaba mal... Por eso digo que no hay que buscar la culpa en ella. A lo mejor no fue la forma de terminar, pero cada uno tiene su manera de ser. Ellos se llevaban muy bien, los veía muy felices... Pensé que era la mujer definitiva. Pero nosotros no pertenecemos a una familia de artistas.

–¿Por qué lo dice?
–Por mi observación –no sólo por Nazarena, sino por muchos otros–, al artista le cuesta bajarse del escenario... Porque no siempre se lo aplaude, y cree que siempre hay que aplaudirlo. A mí me dolió mucho que ella no me llamara mientras estuvo en Miami, porque no había motivo para no hablar.

–¿En estos días, después de la muerte de Fabián, habló con ella?
–No. No hablo con ella desde el mes de noviembre, cuando estuvo en Miami. Cenamos juntas y la vi muy distante. Le pregunté: “¿Qué te pasa, Naza?”. “Estoy trabajando”, me respondió, y siguió con el celular.

–¿Su hijo le habló de algún problema económico?
–No. Y no creo que hayan tenido problemas de ese tipo. Ellos se compraron una casa, y no sé si estaban en condiciones. Pero no me podía meter en eso. Yo hablé con Fabián en noviembre sobre cómo iba la obra de teatro. Me dijo: “Mamá, no se gana tanto. Tengo actores muy buenos y hay que pagarles muy bien”. Le pregunté: “¿Y cuál es el negocio?”. “Mamá, una actriz tiene que llegar de cualquier manera. Le gusta ser la primera”. Ahí estuvo verdaderamente el problema. Ellos querían que Nazarena fuera la primera, pero no daba tanta plata. El no le decía nada, para no preocuparla. La cuidaba mucho, la quería mucho. Dios quiera que sí, pero dudo que Nazarena encuentre otro hombre que la ame tanto como mi hijo. Quizás estoy hablando con mucho dolor...

María Inés se volvió a casar y desde diciembre vive en los Estados Unidos. “Fabián siempre conformó a las mujeres que tuvo al lado, trató de darles más de lo que podía. Ese fue su gran error. No haber dicho ‘no’. Y por eso pagó”, cuenta.

María Inés se volvió a casar y desde diciembre vive en los Estados Unidos. “Fabián siempre conformó a las mujeres que tuvo al lado, trató de darles más de lo que podía. Ese fue su gran error. No haber dicho ‘no’. Y por eso pagó”, cuenta.

Fabián con su mamá, a quien adoraba.

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La última vez que María Inés compartió un brindis con su nuera, Nazarena Vélez, fue en noviembre, en Miami.

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