“Diego me pidió casamiento de rodillas” – GENTE Online
 

“Diego me pidió casamiento de rodillas”

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Cuando la modelo ingresó al lobby del exclusivo Eurostars Madrid Towers del brazo del goleador de la ciudad, el recepcionista la sorprendió con un ramo de rosas rojas: “Eran como las que llegan a los programas de las divas, las más grandes que recibí en mi vida”. Zaira Nara (23) cuenta que le corría una sensación extraña por el cuerpo: “Sabía que algo raro pasaba”. Aquel fin de semana había llegado una amiga junto a su pareja a la capital española y extrañamente Diego Forlán (31) se había negado a compartir la noche con ellos. “Amor, después del partido vamos a cenar con Ivana y el novio, que llegaron hoy de Baires”, le había propuesto ella vía SMS. “No podemos”, fue la seca respuesta desde la concentración del Atlético de Madrid. “Die, los chicos se van mañana...”, insistió ella. “No, bebé. Reservé una cena en un hotel para los dos. Dejá a Morena con alguna amiga, porque hoy no volvemos a casa”, cerró la charla el goleador.

Y ahora, cuando corrían las primeras horas de la madrugada del domingo 6 de marzo, la pareja miraba Madrid desde una de las habitaciones –el mega hotel tiene 473– más altas de toda la urbe. Hubo champagne, pero no lo descorcharon, tampoco vino, ni cigarrillos: apenas un exprimido de naranja. El menú tardó un poco, pero antes de que llegara –sabrán entender la metáfora futbolera– el partido estaba definido. Zaira recuerda que se asomó al ventanal para disfrutar de la vista –“se veían todas las lucecitas de la ciudad”–, y que cuando se dio vuelta para entrar de nuevo a la habitación se encontró con su novio arrodillado –sí, Diego Forlán, estrella del Aleti de Madrid y MVP del último Mundial demostró ser un hombre chapado a la antigua–, ofreciéndole un anillo dentro de una pequeña caja: “¿Te querés casar conmigo?”, fue la pregunta obvia. ¿La respuesta? Llanto. Llanto. Y más llanto, que desembocó en incertidumbre. “¿Pero... querés o no querés?”, fue la réplica, con algo de dudas. “Sí, obvio que quiero”, aceptó finalmente la modelo.

–Resultó un romántico...
–Hoy el romanticismo quedó fuera de moda, y él me propuso casamiento arrodillado, como nuestros abuelos. Sí, me emocionó muchísimo. Yo lloraba y le decía: “Es un momento... ya se me pasa”.

–¿El rompió muchos moldes en tu vida?
–Sí. Por ejemplo, yo siempre decía que nunca iba a dormir con alguien que no fuera mi marido...

–Apuesto a que no pudiste cumplir ese anhelo.
–Je, je... La distancia y Diego provocaron que rompiera todos los esquemas.

–¿Cómo fueron estos años de relación a la distancia?
–Fue lo más difícil... Irnos a dormir solos y que la diferencia horaria ni siquiera te permitiera decirte “buenas noches” a la hora adecuada...

–¿Y cuando se veían, les alcanzaba?
–En realidad, tratábamos de fingir que teníamos una relación normal. Cuando él venía a Buenos Aires hacíamos todo a las corridas. Ahora que me instalé en Madrid estamos relajados, sin apuros. Si el quiere jugar al golf, va tranquilo; y si yo me quiero ir a tomar mate con mi concuñada toda la tarde, también. Ya no hay que resignar: nos vamos a dormir juntos todos los días. Ahora es divertido hacer planes separados.

–¿Lo venían conversando?
–Siempre hablamos de formar una familia, pero eran charlas a grandes rasgos. La frase que más utilizábamos era “será el día de mañana”. Otra era “será el día de los dos”. Diego es grande, tiene 31, y yo quería ver si él quería atravesar esa barrera que significa el casamiento.

–¿En algún momento la distancia hizo peligrar la relación?
–Eso no nos iba a separar si yo realmente era la mujer de su vida. Además, a él le gustaba verme con mis cosas, mi trabajo, como una mujer independiente. Vivimos el momento más fuerte de la relación. Sentimos gran confianza en la pareja y pudimos plantear cosas del estilo “quiero saber hasta dónde amás tu trabajo y podés hacer un impasse. Y yo dejé muchas cosas por él...

–¿Cuáles?
–Rechacé un montón de propuestas. Cuando decís “no” a un trabajo, atrás tenés cien interesadas. Al terminar Justo a tiempo me ofrecieron conducir en el verano, y dije que no para venir acá. Y este año me pasó lo mismo con La cocina del show: decidí dejar, para estar con Diego en Europa. Fueron granitos de arena.

–Con esas demostraciones, sólo faltaba la propuesta.
–Si me preguntás, yo estaba recontra decidida, sin que me lo pidiera. Sabíamos que era el momento justo. Si me lo proponía hace dos años no lo aceptaba, porque recién empezábamos. Los dos hicimos un gran esfuerzo para que creciera esta relación a la distancia. Sufrimos, pero la llevamos de la mejor manera posible.

–¿Estás preparando una gran fiesta, como hicieron tu hermana Wanda y Maxi López?
–Siempre me preguntan eso, pero yo priorizo estar rodeada de la gente que me quiere. Si fuera por mí haríamos algo íntimo; no quiero mil personas. La idea es hacer algo lindo. No me interesa tener la fiesta más glamorosa, ni derrochar. Lo único que quiero es que se cumplan todos los sueños que tenemos los dos.

–¿Ya tienen decidido dónde será?
–Todavía no sabemos si va a ser a mitad de año, después de la Copa América, o en el verano. Supongo que será en Uruguay, pero todavía no lo definimos.

–¿Y cómo te sentís en esta etapa en que empiezan los preparativos?
–¡Rarísima! Estoy viendo vestidos, lugares, cosas para la fiesta... Me acuerdo de que a mi hermana le organicé muchas cosas; le mostraba vestidos por Skype y ahora lo tengo que hacer para mí.

–¿Ahora que vas a ser la señora de Forlán, posarías ligera de ropa para una campaña junto a un futbolista?
–En toda mi carrera tuve cuidado con ese tipo de cosas, no importa que sea futbolista o modelo: ligera de ropas no posaría con ningún hombre. Muchas veces las campañas son de a dos, pero a mí los diseñadores siempre me respetaron ciertas pautas.

–Tu hermana dejó todo para acompañar a su marido y quedarse con su familia. ¿Vos harías lo mismo por Diego?
–Sí, dejaría las cosas que nos separen. Hoy ya no podría aceptar un programa de lunes a viernes, porque mi día a día es con él. Pero desfiles, conducciones, sí voy a poder agarrar, porque él también viaja mucho entre semana, así que va a ser fácil de coordinar. Por ahí cuando tengamos hijos se complique...

–¿Existe una especie de pacto tácito que dice: “Ahora vivimos en Europa, y cuando Diego se retire vamos a la Argentina”?
–Sí, es así, cien por ciento. No es un trato, pero es algo obvio que está dentro de los planes. Cuando uno empieza a hablar, se tocan todos los temas. Diego está aprovechando su carrera, que no es eterna, y la mía es sólo un poco más larga. Mirá Mirtha o Susana: tienen muchísimos años de carrera y siguen conduciendo. Lo nuestro es más prolongado. Antes no quería perderme los mejores años de mi vida, pero ahora entendí que hay tiempo para todo.

–¿Tienen ganas de tener un hijo ya, o van a disfrutar de la pareja durante un tiempo?
–Soñamos para más adelante. Queremos disfrutar las etapas y ahora tenemos a nuestra perrita, Morena. Mi hermana se enoja y me dice que Morena no es un bebé, y no puede entender que la queramos tanto.

–Wanda está preparando tu despedida de soltera: ¿Qué opina tu futuro esposo?
–Diego la banca a morir. Es una genia y se divierte mucho con ella, es muy graciosa. Mis amigas y mi hermana armaron un grupo para organizar la despedida de soltera. Pero va a ser algo tranquilo, nada de strippers ni cosas raras: saben que no es mi estilo.

–Bueno, pero bancate una stripper, mínimo una bailarina, en la despedida de Forlán.
–Yo estoy tranquila, porque en sus 31 años Diego ya hizo todo lo que quería, y tomó esta decisión quemando todas las etapas. Conozco a sus amigos: no me molesta que le lleven una bailarina... pero hasta ahí, eh. Se mira y no se toca. La modelo mira revistas de novias en su casa madrileña: “Soy amiga de muchos diseñadores en Argentina; por eso voy a elegir uno del exterior”, explica.

La modelo mira revistas de novias en su casa madrileña: “Soy amiga de muchos diseñadores en Argentina; por eso voy a elegir uno del exterior”, explica.

Diego, Zaira y su perrita Morena caminan por la calle de ingreso al centro comercial que está a cinco cuadras de su casa en las afueras de Madrid.

Diego, Zaira y su perrita Morena caminan por la calle de ingreso al centro comercial que está a cinco cuadras de su casa en las afueras de Madrid.

En la intimidad de su cuarto la pareja comparte las fotos de sus vacaciones en Bahamas. Allí, Zaira recordó el momento en que Diego le regaló un ramo de rosas y le pidió casamiento.

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