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Después del drama, la esperanza

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Bajen ustedes, chicos... Yo ya voy”, dijo. Retocó su peinado frente al espejo, atajando algunos mechones rebeldes con varios clips, acomodó el strapless estampado de su vestido y buscó unas gafas de sol en su cartera negra. Allí donde ya dormía un atado de cigarrillos empezado. Tomó su saco, respiró profundo, y partió.
Abajo, en la puerta del edificio donde vive (Barrio Norte), la esperaban los dos hombres de su vida. El amor primero, André, su hijo, de sólo 5 años, y Emmanuel Horvilleur, 34, ex pareja de C.C., padre del nene, y hoy –también– fuerte sostén en su camino a la recuperación absoluta.

Ella, Celeste Cid (25 años hasta el próximo 19 de enero), lo supo de inmediato: aquel 14 de noviembre era un gran día. Una fecha de esas que uno nunca omitiría en una biografía. El hijo de Cid y Horvilleur tenía esa tarde su fiesta de fin de curso del Jardín Palermo, al que va todos los días, en una escuela de Almagro, esquina de Mario Bravo y Humahuaca. Allí, las diferentes salitas harían un show artístico frente a los padres, y Celeste sabía que no podía perderse esa cita con su hijo. Quizá le faltaban aún todas las fuerzas, pero con esa bella razón de un metro de alto empujándola a toda energía, se animó... ¡y salió al sol!

EL DIA DE ANDRE. A bordo de la camioneta gris de Emmanuel, cerca de las cuatro y media del sábado, los tres llegaron al colegio. Una vez adentro, André se despidió de sus padres y se reunió con el resto de sus compañeros. La actriz, entonces, se dedicó a disfrutar cada segundo del show, sentada en la quinta fila del pequeño salón de actos, abarrotado por casi doscientas almas. Unos minutos después llegó Nora, la madre de Celeste, con un grupo de familiares y amigos íntimos. La fiesta escolar ya se sucedía en divertidas coreografías y canciones cuando, para completar la sorpresa, André fue distinguido como escolta de su salita. Así, el little abanderado buscó desde el escenario el gesto cómplice de su má, al tiempo que pá Emmanuel oficiaba de fotógrafo de lujo. Un dato que demuestra cómo, a pesar de los últimos dramas que atravesó, la actriz nunca descuidó la felicidad de su hijo…

Un rato antes del final, Celeste y Emmanuel apuraron la salida y rescataron a André del salón, para bajarle el telón al bullicio del fin de fiesta. Y allí, cara a cara con los medios de prensa que la esperaban, sin pronunciar una sola palabra, ella les regaló una media sonrisa a los flashes. Después prendió un cigarrillo para aplacar la ansiedad, amagó un saludo con su mano izquierda y se despidió. Rauda, concisa, radiante, y con algunos saludables kilos de más, buen síntoma de su mejoría. ¿Destino inmediato? Otra vez su casa de Barrio Norte.

EL CAMINO DE REGRESO. El primer paso de su retorno lo había dado en la madrugada del último 17 de octubre, cuando –luego de 19 días de internación– fue dada de alta en el Instituto Fleni, especializado en trastornos neurológicos, y con una catarata de suposiciones rodeando su frágil estado de salud. Desde entonces, Cid ni siquiera se asomó más allá del límite del umbral de su PH. “Por un tiempo, estar lejos del ruido le hará muy bien”, se oyó decir a los médicos. Además, trascendió que un terapeuta sigue de cerca su tratamiento, y que un nutricionista seguirá paso a paso su recuperación, que implica subir diez kilos, cambiar los hábitos... y alejar los excesos. Meta nada fácil: demandará una tarea muy seria de entre cinco y ocho meses, siempre y cuando ella tenga una férrea constancia. Es posible, porque además hay un hombre clave en su vida: Fito Páez (46), con el que tendría algo más que una íntima amistad, y que estaría dispuesto a todo para ayudarla…, pero siempre visitándola por la noche, para evitar títulos de prensa sobre esa relación. Ya se dijo, y acaso es cierto: Fito es a Celeste lo que Palito a Charly García. Eso, además, recordando que los Ortega colaboran –y mucho– en la recuperación de la actriz, ex novia de Luis, uno de los hijos de Palito y Evangelina.

Pero entre tantos amigos que ponen el hombro, un nombre sigue prohibido en el círculo Cid: Joaquín Levinton, su último novio, bloqueado con un dique no menor que la Muralla China para el más mínimo contacto con ella.

Sin embargo, más allá de las hipótesis que rodearon tanto su internación como su cero contacto con el mundo exterior, se sabía que el profundo y desesperado deseo de Cid era salir de esa trampa, sobre todo por André, su hijo, el amor sin concesiones. Por él, Celeste, hoy lucha para dejar atrás los excesos y la vida sin control que la llevó a padecer un estado de inestabilidad emocional y psíquica. Celeste, hoy está dispuesta a cambiar.

Es cierto: la puerta de su casa de la calle Agüero volvió a cerrarse. Otra vez lo mismo: hermetismo y misterio. Nadie sabe cómo seguirá esta historia. Por ahora, sólo caben el alivio, el festejo y el cruzar los dedos para que la densa noche quede atrás. Celeste está mejor. Y nada puede opacar esta luminosa noticia. Sábado 14. Terminado el acto escolar en el que actuó su hijo André, Celeste –en plena recuperación– sale del jardín de infantes del barrio de Almagro. La prensa la esperaba, pero su única declaración fue una sonrisa…

Sábado 14. Terminado el acto escolar en el que actuó su hijo André, Celeste –en plena recuperación– sale del jardín de infantes del barrio de Almagro. La prensa la esperaba, pero su única declaración fue una sonrisa…

El look que eligió Cid para su primera reaparición pública fue el de una madre bien moderna. Vestido strapless estampado, saco, gafas y cartera de moda. Luce unos  saludables kilos de más, y mostró  buen ánimo.

El look que eligió Cid para su primera reaparición pública fue el de una madre bien moderna. Vestido strapless estampado, saco, gafas y cartera de moda. Luce unos saludables kilos de más, y mostró buen ánimo.

Así salió Celeste del colegio de Almagro. En el salón de actos aplaudió de pie a su hijo, y Emma, orgulloso padre, ofició de fotógrafo. Detrás de ellos, una amiga de la familia, y Nora, la madre de Celeste.

Así salió Celeste del colegio de Almagro. En el salón de actos aplaudió de pie a su hijo, y Emma, orgulloso padre, ofició de fotógrafo. Detrás de ellos, una amiga de la familia, y Nora, la madre de Celeste.

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