“Después de los 40 hay que saber reinventarse” – GENTE Online
 

“Después de los 40 hay que saber reinventarse”

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Qué veo cuando me encuentro a solas frente al espejo? A una mujer luchadora, capaz de superar muchos inconvenientes de la vida. Ella me gusta, porque siempre busca superarse. Es honesta, buena persona, trabajadora. Alguien que se exige por ser la mejor madre, la mejor esposa y amiga”. Es imposible no reconocerla. Desde su llegada a la televisión con la telenovela Abigail (1988, unos 257 episodios que transmitió todos los días Telefe a las 18 horas), Catherine Fulop (43) es la venezolana más querida por los argentinos. Ya sea por su carisma, su espontaneidad o su acento –recordarla repitiendo su frase “mi gente bella”– se instaló para quedarse. Y, lo que es mejor, tampoco la dejamos ir... Eso sin contar que se enamoró y casó –en 1998– con Osvaldo Sabatini (42 años, hermano de la mega-figura femenina del tenis, Grabiela Sabatini) con quien tuvo dos hijas, Oriana Gabriela (12) y Tiziana Beatriz (9).

Después de protagonizar uno de los programas con mayor éxito de la televisión de aire del 2008 –fue jurado en Talento argentino, junto a César Kike Teruel y Maximiliano Guerra–, vuelve a sentarse en el estrado, pero esta vez en el Festival de Viña del Mar y, además, se anima a la pantalla grande con la película Solos en la ciudad, de Diego Corsini. “No paro un segundo. Mi personalidad es ansiosa. Siento que en mi vida muchas veces perdí el tiempo. Por eso, ahora estoy en una constante búsqueda. Igual, estoy feliz y soy agradecida de lo que tengo: unas hijas hermosas, un marido perfecto, una carrera ordenada. Trabajo para crecer. Ova no me puede hacer feliz, mis hijas no me hacen feliz: yo misma me hago feliz. Y si eso lo contagio… porque es un trabajo que viene de adentro hacia afuera”.

–Cuando una mujer cambia el corte de pelo o el color, dicen que algo está cambiando en su vida…
–(Risas) ¡Desde que cumplí 40 años quiero un cambio de look! Todas, como dice Moria, tenemos que reinventarnos. Me daba cosa sacarme el rubio, inseguridad... Pero tuve la excusa perfecta para animarme: el personaje que hago en el film de Diego Corsini. Aproveché a esa mujer que tengo que interpretar en la película, en donde se habla de los miedos, de las inseguridades de la pareja, para atreverme a mostrarme distinta. Me encanta el papel… ¡Ojalá me hubiera llegado cuando era chica! Pero no: me ofrecían estar desnuda, agachada, en pose… En fin, mi sueño de querer ser como Meg Ryan en Tienes un email o Sintonía de amor llegó ahora.

–¿Los temas que trata el filme coinciden con lo que te pasa a vos?
–Este es un momento muy especial y maravilloso de mi vida y de mi pareja. Hemos puesto mucho para que todo funcione bien, en armonía. Pero los miedos y las inseguridades siempre están, siempre hay alguna cosita… No hay que estar desatento.

–¿Y cuando estás mal con quién hablás?
–Con Ova. El es mi hombre. Logramos sentirnos con la libertad de decir lo que nos pasa sin mentirnos, sin ocultar nada. Pero no te equivoques: él no es mi papá, ni mi hermano, ni mi amigo. Esos roles los tengo ocupados. Es la persona a la que me entrego totalmente… y es algo hermoso.

–¿Qué es para vos entregarse totalmente?
–Siento que me entrego con total sinceridad. Y eso, en otro nivel, también lo hago con toda la gente que quiero. Creo que lo mejor que doy es la energía positiva que emano. Y que siempre busco superarme. No me dejo estar.

–En una encuesta rápida por la calle, las mujeres no te ven como competencia sino como un modelo a seguir. ¿Por qué pensás que pasa eso?
–Porque soy sincera. A veces hasta soy muy bocona y hablo de más (risas). Creo que saben que les cuento todo, que quiero que ellas también se vean bien y que no tengo miedo en confesar que me hago tal o cual cosa. Cuando sentí que se me cayó todo, me propuse cambiar por dentro. Y lo compartí con las mujeres, porque me parece que es un buen camino. Al margen de la comida, la gimnasia y los tratamientos, hice una mirada retrospectiva… (hace un largo silencio). Y es bueno que todas busquemos encontrar una nueva manera de mirarnos a medida que pasan los años… ¡Aunque yo también quisiera saber qué se hace Demi Moore! ¡El día que lo sepa, se lo cuento a todas! (risas)

–¿Me estás diciendo que tenés inseguridades?
–¡Claro! Soy un ser normal, común y corriente. Tengo todas las inseguridades que sufre cualquier mujer con dos hijas, a mi edad, casada, que trabaja y busca tener todo en orden. Tengo miedo a la vejez, a la decadencia. Por eso, me preocupo y me ocupo.

–¿Te ocupás o te preocupás?
–Las dos cosas. Pero no entro en el juego siniestro de vencer al tiempo y amargarme por volver a los veinte. Tengo claro que las mujeres nos inflamamos, retenemos líquido, perdemos células que ya no se reproducen y tensan la piel… Las mujeres tenemos todo: celulitis, arruguitas, canas, y algo hay que hacer. Yo ando con mis viandas a todas partes (saca del bolso unos tuppers y los muestra), y con mi botellita de agua mineral bajo el brazo. Pero no basta con mantener bien el cuerpo. Hay que buscar una armonía integral.

–¿La belleza te obliga a demostrar todo el tiempo que tenés talento?
–¡Sí! Y eso me molesta mucho. Me tocaste en la parte que más me duele. La persona que se cuida es inteligente, porque se quiere y puede querer a los demás. Pero muchos no piensan así, y me molesta que exista una mirada juzgadora que me descalifique a una mujer sólo por ser bella.

–¿Y qué es cuidarse? ¿Cuál es el límite?
–El límite es sentirte bien y no volverte loca en busca del cuerpo perfecto. Ya te dije: cuerpo y alma; hay que alimentar bien las dos cosas. Yo tengo mi personal trainer, Diego Bursoni, y mi profesor de teatro, Augusto Fernández. No es que soy puro físico: yo también voy a la escuela, estudio y me entreno como actriz, a pesar de los 24 años de carrera. A mí me ubicaron en el lugar de la Jane Fonda argentina, por la gym –y es un trabajo que me encanta–, pero si me llaman para hacer teatro también puedo sorprender a la gente.

–Con tanta exposición de curvas sabemos que varios hombres habrán querido conquistarte. Ahora... ¿nunca se te declaró una mujer?
–No, pero lo sentí. Tuve admiradoras que pretendían una relación “distinta” conmigo. Igual, creo que nunca se animaron a decir nada, porque imaginaban que arruinaban la amistad.

–Ahora estás estudiando fotografía. Quiero saber si en la era de la tecnología…
–(Interrumpe) Ando mal. Estoy histérica…

–No interrumpas: yo hablo de las cámaras en la habitación y de los videos caseros que están tan de moda…
–(Abre los ojos sorprendida y lanza una carcajada) ¡Noooo, mi amoooorrr! Con Ova nunca nos filmamos. Sí nos gusta ver películas eróticas, pero…

–…pero tu nuevo hobby puede ser un inicio...
–Ayyy… ¡Imagínate! El otro día lo vi al Ova con el torso desnudo en el baño y le dije: “Baby, quiero fotografiar tus músculos”. Y me respondió: “Bueno, pero esperá que baje la panza”. (risas)

–¿Qué esperás encontrar a través de tus fotos?
–Todavía no sé por dónde va a ir mi mirada. Estoy en la búsqueda de algo distinto en mí. La fotografía es para mí una nueva mirada sobre las cosas y sobre mi persona. Algo nuevo voy a encontrar, te lo aseguro. “Me daba inseguridad cambiarme el color de pelo. A todas nos pasa. Pero aproveché el papel que hago en la película, en donde se habla de miedos en la pareja, para animarme a ser­ una mujer diferente”, cuenta la diosa venezolana.

“Me daba inseguridad cambiarme el color de pelo. A todas nos pasa. Pero aproveché el papel que hago en la película, en donde se habla de miedos en la pareja, para animarme a ser­ una mujer diferente”, cuenta la diosa venezolana.

“Cuando sentí que se me cayó todo me propuse cambiar por dentro. Al margen de la comida, la gym  y los tratamientos, hice una mirada retrospectiva. Crecí como persona”.

“Cuando sentí que se me cayó todo me propuse cambiar por dentro. Al margen de la comida, la gym y los tratamientos, hice una mirada retrospectiva. Crecí como persona”.

<b>¿Sexy o sensual?</b><br /> Es mejor ser sensual. Sugerir a mostrar. </p>
<p> <b>¿Sensual o erótica? ?</b><br /> Lo erótico y berreta no sirve. </p>
<p> <b>¿Secreto de alcoba?</b><br /> Cada maestrito con  su librito.

¿Sexy o sensual?
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