“Después de este accidente queda claro que no me para ni la muerte” – GENTE Online
 

“Después de este accidente queda claro que no me para ni la muerte”

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El 17 de junio, cerca de las seis de la mañana, las ambulancias del SAME
se encontraron con un Renault Laguna estrellado contra un árbol en el
cruce de las calles Azucena Villaflor y España, donde termina Puerto Madero.
Ahí empezó esta pelea. Entre los fierros doblados, los paramédicos vieron una
cara conocida: la de Jorge Castro -tal vez, el último ídolo del box argentino-
que hoy no sabe ni cómo ni quién lo llevó hasta el hospital Argerich: "No
me acuerdo de nada: ni cuatro días antes, ni una semana después... Cuando me
desperté, le dije a mi mujer:
'Yo no soy un drogadicto… ¿por qué me
internaste?' Por la ventana veía la cancha de Boca y pensaba que estaba en
Paraná, porque la confundía con otro estadio
", cuenta Roña a GENTE, ya en
plena recuperación.

El cartel pegado en la puerta ("Bienvenido a casa, papá") confirma que
lo peor ya pasó. Después de 29 días de internación, 19 de los cuales estuvo
inconsciente, con un cuadro de coma farmacológico, el sábado 16 de julio
Locomotora recibió el alta médica y dejó el hospital para regresar a su casa, en
Morón.

Nacido hace 37 años en Caleta Olivia, Santa Cruz, fue allí donde Jorge Castro
se ganó el apodo de "el Roña". "No sé si por sucio o por busca roña",
recuerda. A los 18 decidió rumbear hacia Buenos Aires "porque me llamaban
para pelear de todos lados. En un año hice 19 peleas y gané mucha guita
",
cuenta el boxeador. Su récord es casi único: 142 peleas, con 132 triunfos (89
por knock out) y 10 derrotas, en seis categorías distintas, ya que comenzó en
Welters
, con 63 kilos, y llegó a Crucero, casi con 90. Locomotora Castro se
consagró campeón del mundo de los medianos por la AMB el 12 de agosto de
1994, al vencer a Reggie Johnson. Un año después, era destronado en Tokio por
Takehara Shinji.

Hoy, con la irreverencia de siempre, el Roña va al frente en cada
declaración: "Según lo que dijeron los doctores, fue un golpe muy duro. En el
ring demostré que nadie quiere pelearme. Pero con este accidente queda claro que
ni la muerte me puede parar…
" Recostado, dolorido, con escasa movilidad, así
y todo se anima a retar a quien se le anime: "En diciembre contra Fabrice
Tiozzo, voy por el título mundial de los medio pesados. Para mí es una pelea
absolutamente ganable
", dice, desafiante como siempre.

-Castro, ¿cómo fueron los días de internación?
-Estuve bien, pero para mi mujer fueron durísimos. Ella estuvo los
veintinueve días al lado mío. Cuando me desperté, a los seis días ya estaba
recuperado. Los médicos no lo podían creer.

-¿Esta vez sufrió más que en la memorable pelea de 1994 contra John David
Jackson, aquella segunda defensa en la que pese a una tremenda golpiza al final
ganó por KO?
-Si comparamos, aquella vez no fue tanto, porque Jackson me pegó toda la
noche, pero yo estaba consciente de lo que pasaba. Esta vez me golpeé y ya no sé
qué pasó. Esto fue mucho más que una pelea. A mí los dolores me duran una
semana, pero en este caso voy a necesitar una recuperación mayor. Un mortal
nunca podría haberme dejado así. Hace un mes que estoy acostado y todavía tengo
como para un mes más.

-Siempre dijo que no le tenía miedo a la muerte…
-No le tengo miedo, pero la respeto. Y esta situación me sirve para valorar
más la vida. Quiero disfrutar más de la familia, de mis hijos, recuperarme y
trabajar con más ganas. Pero me cuesta acostumbrarme. Hoy a la mañana me largué
a llorar porque no puedo moverme solo.

-¿Le cuesta adaptarse a esta situación de dependencia? Necesita de la
ayuda de su mujer para moverse, ¿no?
- Yo siempre fui un tipo que me rajo de casa a las diez de la mañana y
vuelvo a la noche. Ahora no puedo. Tengo una fractura del omóplato derecho, un
desplazamiento del fémur, lesión en la pelvis y rotura de quinta y sexta
costilla. Mi mujer, Belén, me baña y me cambia, es una impotencia terrible.

De pronto cambiará de tema. Y como quien no quiere la cosa, está hablando de
la fama. "Cuando llegué a Buenos Aires y empecé a salir por televisión no
paré de levantar minas
", dice el Roña. Y agrega, con el ego por las nubes: "En
el boxeo me dicen Locomotora porque voy para adelante. ¿Un apodo que me defina
en el sexo? El mismo, no reculo nunca, tengo la potencia de un tren
".

-Así que de un día para el otro también pasó a ser un ganador con las
mujeres…
-Totalmente. En un momento empecé a encarar y me di cuenta que todas
arrancaban. Me ganaba unas pend... que no te das ni idea. Pero la mejor fue
ésta…-dice y señala a Belén (32), su mujer y madre de sus hijos, Quimey (4) y
Nehuel (2); además, Locomotora le dio el apellido a Johana (12), hija de un
matrimonio anterior de Belén.

En total, Castro tiene 14 hijos -y no sería exagerado decir- desparramados
por el mundo, fruto de una media docena de matrimonios. Dos son italianos ("Un
día le dije a mi mujer italiana que venía a la Argentina a arreglar unos asuntos
y ya no volví más. Cosas que pasan
", dice a modo de explicación), y la prole
sigue en Paraguay, Buenos Aires y varias provincias que el boxeador no detalla.
Y va por más: "En estos días vamos a buscar mellizos; es un sueño que tenemos
con Belén
".

-A propósito, ¿qué cambió Belén en su vida?
-Todo, absolutamente todo cambió. Antes de conocerla yo estaba metido en la
joda. No paraba un minuto. La conocí y a los tres días me fui a vivir con ella.
Lo agarré a mi hijo mayor, Jorgito -en esa época tenía 8 años- y le dije: "La
cosa con tu mamá no va más
", y él lo entendió. Con Belén nos íbamos a casar
el 18 de agosto, pero lo vamos a pasar para octubre. Hace tres años compré las
alianzas; las tenemos guardadas.

Sorprende ver que un hombre acostumbrado a vivir a los golpes de pronto se
sensibiliza a partir de la delicada situación que atraviesa. Entonces pasará de
la risa al llanto y, más allá de los chistes, reconocerá el valor de volver a
casa: "Estoy feliz. Puedo descansar en mi cama y recibir el afecto de mis
hijos, que es lo que más extrañaba. Además, la Negra es de fierro. En la clínica
no se separó de mí un minuto
", dice de su mujer.

-Volvamos al accidente. ¿Cómo cree que lo recordaría la gente si esta
historia no hubiera tenido un final feliz?
-En el hospital había carteles de todos colores y banderas de todas las
religiones: evangélicos, mormones, judíos, cristianos. Los argentinos se
acordaron de Locomotora. Les di muchas alegrías... No sé si hubiera quedado
primero en el podio del box, pero seguro que muy cerca de Monzón. Igual, te
digo, estoy muy contento de no haberme convertido en una leyenda...

Jorge Castro junto a su mujer Belén y tres de sus hijos: Quimey (4), Johana (12) 
y Nehuel (2). “<i>Extrañaba el afecto de mis hijos y mi familia</i>”, dijo el<br />
Roña.<br />

Jorge Castro junto a su mujer Belén y tres de sus hijos: Quimey (4), Johana (12)
y Nehuel (2). “Extrañaba el afecto de mis hijos y mi familia”, dijo el
Roña.

Su última pelea: el 26 de mayo, en el <i>Luna Park</i>,<br />
venció por <i>KO</i> a Derrick Harmond. Ese triunfo lo catapultó para pelear en<br />
diciembre por el título mundial de los medio pesados ante Fabrice Tiozzo.

Su última pelea: el 26 de mayo, en el Luna Park,
venció por KO a Derrick Harmond. Ese triunfo lo catapultó para pelear en
diciembre por el título mundial de los medio pesados ante Fabrice Tiozzo.

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