«Después de esta vuelta, sueño con salir campeón del mundo» – GENTE Online
 

"Después de esta vuelta, sueño con salir campeón del mundo"

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Los papelitos en azul y amarillo vuelan por toda la Bombonera y acarician al
campeón del Torneo Apertura 2003. Desde dos globos aerostáticos, de vuelo
fallido, arrojan bolsas llenas de recortes, que se pegan contra los jugadores y
el cuerpo técnico. La gente se abraza y canta por el plantel que el 14 de
diciembre irá por la conquista de la Copa Intercontinental, y ahí, metido entre
este grupo que lentamente ensaya una especie de vuelta olímpica moderna -esa que
se hace caminando con chicos en brazos, que en muchos casos son hijos o
hermanos-, se encuentra el hombre que desde hace un mes está en boca de todos y
que tuvo mucho que ver con este presente exitoso del club de la Ribera. Vestido
con la camiseta azul y oro, zapatillas blancas, gorrito y bermudas negras,
Carlos Tevez es, según sus propias palabras, "el hombre más feliz del mundo". Y
esto no sólo se debe a que a los 19 años ya se alzó con su segundo título en
Boca. Unas horas antes, en la cancha auxiliar de Casa Amarilla, había vuelto a
jugar un partido de fútbol después de la lesión que sufrió el 2 de noviembre. Y
por lo visto frente a la reserva de Olimpo, ocasional rival, su magia sigue
intacta. Con sólo 40 minutos, fue la figura del equipo y demostró que, si la
FIFA y la AFA lo habilitan, llegará a pleno para jugar ante el Milan.
"Me sentí muy bien. Aunque me falta agarrar un poco de ritmo y ponerme bien
físicamente. Pero siento que lo peor ya pasó. Ahora estoy en la etapa final de
mi recuperación y puedo decir que la lesión de la rodilla quedó en la historia",

le dice a GENTE antes de comenzar una charla mano a mano donde hablará de todo:
la selección juvenil, cómo sufrió estos últimos 30 días y la esperanza de poder
estar en la final en Tokio contra el Milan.

-Carlos, ¿se terminó la pesadilla?
-Espero que sí. Este mes me pasaron tantas cosas que todavía me cuesta
asimilarlo. Por suerte tuve todo el apoyo de mi familia, de mis amigos y de
Boca, que no dejaron que me caiga. Pero fueron momentos duros. Algo que no se lo
deseo ni a mi peor enemigo.

-Vayamos por partes. Primero fue la lesión y tu grito desesperado para que los
rivales te dejarán de pegar. ¿Las patadas te van a hacer cambiar la manera de
jugar?

-No, para nada. Fue una falta fuerte pero nada más. El tema es que se agrandó
mucho todo lo que hacía o decía. Por eso, después de esa nota, me llamé a
silencio.

-Pero todos te escucharon decir que tenías miedo de que te vuelvan a pegar y a
lesionarte.
-Claro, respondí lo que sentía. Es como si vos mañana viajás en un colectivo,
choca contra un árbol y cuando te bajás te preguntan si tenés miedo de volver a
subir. Seguro que vas a decir que sí. Aunque no por eso te vas a quedar
encerrado en tu casa o vas a caminar 50 cuadras para ir a trabajar.

-¿Entonces vamos a ver al mismo jugador que aguantaba la pelota y encaraba
aunque le tiraran diez guadañazos?
-Así siento el fútbol, y eso no lo voy a cambiar. Cuando jugaba en Fuerte Apache
también me pegaban, y no por eso deje de encarar o de aguantar la pelota. Me
puse dos canilleras, una adelante y una atrás, y se solucionó el problema
(risas).

-Ahora pasemos a la segunda parte de la "Pesadilla Tevez": La convocatoria a la
Selección juvenil. ¿Fue un premio o un dolor de cabeza?
-Sin dudas, a cualquier convocatoria a la Selección la tomo como un premio, y
mucho más si es para jugar un Mundial. El tema es que en el medio estaba la
final contra el Milan. Tenía que resignar una de las dos cosas, y cualquier
decisión iba a ser dolorosa. Finalmente me decidí por jugar en Boca por dos
razones: La primera, que todavía no estaba recuperado de mi lesión y no sabía
como iba a llegar al Mundial. La segunda, que jugar una final del Mundo con Boca
es un sueño que tengo desde chico, y no me lo quiero perder. Tal vez esta sea la
única oportunidad que tenga en mi vida de jugar un partido así. Por ejemplo,
cuando perdimos ante el Bayern Munich, lo veía a Román (Riquelme) llorar por
televisión, y yo también lloraba como un chico. Me pregunto: ¿mis sentimientos
no tienen ningún valor?

-Por eso presentaste el recurso de amparo.
-Fue una decisión que tomé junto a mis representantes en un momento dónde no se
sabía muy bien qué iba a pasar. Ya te digo, este partido no me lo quería perder.
Ahora, después de esta vuelta local, mi gran sueño es salir campeón del Mundo.

-¿Y crees qué te van a dejar cumplirlo?
-Espero que sí. Después de que retiramos la presentación judicial la cosa se
descomprimió un poco. Tengo mucha confianza de poder estar ante el Milan.

-¿Qué sentiste cuando escuchaste qué Joseph Blatter, el mandamás de la FIFA,
dijo que si esto seguía así, ibas a terminar "jugando en la Luna"?
-La verdad es que no le di mucha importancia, porque sé que muchas veces las
cosas se sacan de contento para que suenen más sensacionalistas. Además lo dijo
en una conferencia de prensa y hay que ver realmente qué le preguntaron. Fijate
que también ahí dijo que iba a pedir un informe a la AFA para saber bien qué
pasaba. Eso te demuestra que no estaba enterado de todo.

-¿Y tu familia, cómo vivió todo esto?
-Con mucha angustia, aunque fueron los que más ánimo me dieron todo este tiempo.
Pero sé que sufrieron mucho. Por suerte, el domingo nos desahogamos con la
vuelta olímpica. En la cancha estuvieron mis viejos y mis hermanos gritando como
locos. Esas son las cosas que más feliz me hacen. Verlos a todos juntos, unidos
y contentos. Es algo impagable, y voy a estar agradecido toda la vida.

-La última, ¿por qué Boca salió campeón?
-Porque fuimos el equipo más regular y sin dudas, desde hace unos años a esta
parte, todo lo que nos ponemos en mente lo ganamos. Además tenemos a Bianchi, el
mejor técnico del mundo, un tipo que junta once pibes en una plaza, hace una
pretemporada y le pelea el campeonato a cualquiera.

Ahí está Boca. El reloj marcaba las 15.50 y el campeón salía a la cancha para celebrar su título número 20 -contra los 31 de River- en la era profesional. Carlitos Tevez, con bermudas y gorro, se sumó a los festejos. El

Ahí está Boca. El reloj marcaba las 15.50 y el campeón salía a la cancha para celebrar su título número 20 -contra los 31 de River- en la era profesional. Carlitos Tevez, con bermudas y gorro, se sumó a los festejos. El "Dale Campeón" fue el grito de la tarde.

La familia boquense posa para la foto. Jugadores, cuerpo técnico y familiares: todos se sintieron campeones.

La familia boquense posa para la foto. Jugadores, cuerpo técnico y familiares: todos se sintieron campeones.

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