“Del viejo heredé su pasión por Central, el parecido físico y su fama de picaflor” – GENTE Online
 

“Del viejo heredé su pasión por Central, el parecido físico y su fama de picaflor”

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Apenas abre la puerta de su sencillo departamento del piso 13 en avenida San Juan al 1900, surgen dos certezas iniciales e irrebatibles asociadas a exacta cantidad de sentidos. Desde lo olfativo, podríamos apostar que cierto talentoso chef (luego nos enteraremos que se trata de Rosa, la empleada) cocina un descomunal asado al horno. Desde lo visual, podríamos jurar que, aunque no existieran pistas firmes de antemano, el chico delgado y de ojos café que nos atiende (luego nos enteraremos de que pesa 65 kilos y mide 1,75) no puede ser otra persona que el hijo de Alberto Orlando Olmedo.

Sí, no sólo me parezco, sino que también me llamo igual. Aunque sobre mi segundo nombre evitaré darte datos. Evitálo, por favor”, pide mientras revisa su celular, invadido de mensajes de texto. “Perdoná. Salí anoche, me levanté tarde y ando retrasado con las respuestas”. Anoche, menciona. Anoche equivale a 5 de marzo, vigésimo aniversario de la muerte de su papá después de caer del edificio Maral 39, frente a la marplatense playa Varese. No hay otra manera de comenzar la entrevista que regresando a aquella nefasta madrugada…

–¿Se acordó “anoche” de la fecha que se cumplía?
–Claro. Ustedes, los periodistas, me lo vienen refrescando bastante. Sin embargo, la cosa resulta rara en lo personal. Conocí a mi padre a través de la tele y de fotos, jamás en persona. Peor, nunca supo que mi mamá (Nancy Herrera) me llevaba en su vientre. Ella se enteró ya sucedida la tragedia. Sacá la cuenta: él murió el 5 de marzo de 1988, yo nací el 26 de octubre.

–¿Significa que durante los últimos días no se deprimió ni sintió el dolor de la pérdida?
–Obvio que sí, a mi manera. El dolor que siento se debe a no haberlo tenido cara a cara. Me hubiese encantado. También disfruto cuando me dicen que repito sus mismos gestos. Aparte, si bien la devoción por River me nació acá, en la Capital, mi fanatismo por el equipo canalla de Rosario atestigua que llevo la sangre del viejo. En general, concluiría, heredé su pasión por Central, el parecido físico y su fama de picaflor.

–¿Y a nivel dinero qué heredó de él?
–Eso mejor hablálo con mamá.

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Dentro de cinco días arrancaré. Me encanta ir por los colegios e intentar convencer a los chicos ofreciéndoles un servicio de calidad”, informa Albertito, Pela, Beto u Olme, como suelen llamarlo sus amigos. Habla respecto a Imaginar Viajes, empresa en la que, a principios del 2007, comenzó a vender excursiones de egresados. “Estoy en blanco, todo en regla. Gano unos 100 pesos fijos semanales, y 50 por cabeza en caso de cerrar un paquete. Aunque adoro lo que hago, apenas rinda las cuatro materias que me restan del bachillerato (Filosofía, Literatura, Historia y Educación para la Salud), pienso estudiar Turismo o convertirme en martillero de aduana”, apunta. A continuación comenta que suele sentarse a ver programas y películas del Negro. “Ningún cómico del mundo me hace reír lo que papá. El sketch de Alvarez y Borges sigue fascinándome. Entre los humoristas actuales del país admiro a Antonio Gasalla y a Guillermo Francella. De afuera, prefiero ciclos del estilo de El Chavo y Los Simpsons”, recorre preferencias, y nos obliga a una consulta de cajón:

–¿No imagina un futuro relacionado a la actividad de su padre?
–Pasa que antes necesitaría que me invitaran.

–Supongamos que Marcelo Tinelli lee esta nota, consigue su teléfono, lo llama y le ofrece sumarse al próximo Bailando por un sueño… ¿Qué haría usted?
–Mirá que no me pierdo ninguna fiesta electrónica. Salto sin parar al ritmo de los DJ Tiësto, Armin van Buuren, Aldo Haydar, Javier Zucker y Luis Callegari. Estoy entrenadito.

–¿Entonces?
–Si me convoca Marcelo, arreglo y te regalo la primicia. Me considero un tipo jodón, desinhibido. Alguien creyente que reza poco, no abunda en carcajadas, puede tomarse un vasito de vino, adora el mate y el locro, prepara un fenomenal guiso de fideos y no fuma.

–Alguien que, hoy en la Tierra, ¿qué le preguntaría a su papá, tras dos décadas en el Cielo?
–¡¿Qué?! Viejo, ¿por qué hiciste esa boludez de colgarte de un balcón?

El rucucu, la camiseta del Canalla, su nariz… “<i>Disfruto cuando me dicen que repito los mismos gestos de mi padre</i>”, admite el muchachito de 19 años.

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En la casa de San Cristóbal que compraron Olmedo y Nancy Herrera y ahora Alberto junior comparte con su hermano Lucas (14) y los gatos siameses Tomás (en la foto) y Zuki. ¿Una debilidad del porteño? El Winning eleven, famoso juego futbolero de la Playstation.

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“Conocí a mi padre a través de la tele y de fotos, jamás en persona. Peor, nunca supo que mi mamá me llevaba en su vientre. Ella se enteró ya sucedida la tragedia. Sacá la cuenta: él murió el 5 de marzo de 1988, yo nací el 26 de octubre.”

“Conocí a mi padre a través de la tele y de fotos, jamás en persona. Peor, nunca supo que mi mamá me llevaba en su vientre. Ella se enteró ya sucedida la tragedia. Sacá la cuenta: él murió el 5 de marzo de 1988, yo nací el 26 de octubre.”

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