David Bowie: seis meses después de su muerte – GENTE Online
 

David Bowie: seis meses después de su muerte

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“No sé a dónde voy después de aquí, pero prometo que no seré aburrido”. Esa fue una de sus frases favoritas, que recordó su mujer Imán, en los que terminaron siendo sus últimos días. Derribó barreras sexuales (se declaró desde homosexual hasta “un heterosexual en el closet”), construyó una obra vanguardista que influyó a todos los que siguieron, y gobernó en la fantasía, con alter egos de ficción como Ziggy Stardust y Aladdin Sane, convirtiéndose en un ícono pop. El 10 de enero de este año, a los 69 años, David Robert Jones, hijo de Peggy y John, nacido en el sur de Londres pero casi un alienígena en el rock, se volvió al planeta al que pertenecía. Abandonó la tierra a días de lanzar su último disco, Blackstar, que funcionó como una suerte de epitafio y manifiesto en el que vida y obra se hicieron una, y tras una fatal lucha contra el cáncer de hígado, vicisitud que, además de a su familia por supuesto, sólo les contó a sus íntimos. Sus elegidos fueron Toni Visconti, su eterno productor, colaborador durante más de 50 años y suerte de vocero; Ivon van Hove, director del musical de Broadway Lazarus, en el que trabajó sus últimos meses de vida; su manager, Coco Schwab; su retratista Jimmy King (autor de su última foto sonriente); y su amigo y fotógrafo oficial, Mick Rock, que lo recuerda en exclusiva para GENTE.

“No era una estrella de rock cualquiera, ni una colección de clichés mediáticos e insulsos sobre la sexualidad y bares de Berlín. Fue alguien que hizo de la vida algo menos trivial durante un período tremendamente largo”, dijo el filósofo británico Simon Critchley sobre ese hombre elegante que “consideraba la privacidad como su mayor lujo” y que cuando falleció dejó cinco canciones inéditas. “Siempre hizo lo que quiso, y quiso hacer esto así”, explica Visconti al hablar de su último álbum como “regalo de despedida” o como puntualizó el diario El País, “una despedida cuidadosamente orquestada”. Es que terminó siendo profético y reflexivo sobre la mortalidad. En la canción Lazarus se anticipa a los hechos: “Mira hacia aquí arriba / estoy en el cielo / Tengo estrellas que no pueden ser vistas / Tengo drama, que no me puede ser arrebatado / Todo el mundo me conoce ahora”. Recordemos que los rumores acerca de su salud se suceden desde el 2004, cuando sufrió un ataque cardíaco en Alemania, tras lo que se retiró de los escenarios. Según su biógrafa Wendy Leigh, Bowie superó seis episodios idénticos en total. 

Hizo cine (El hombre que cayó a la Tierra, entre otras), fue símbolo de la androginia, rescató musicalmente a Lou Reed e Iggy Pop, fue amigo de luminarias como Andy Warhol –a quien le dedicó un tema–, compuso himnos como Heroes, Space Oddity y Changes (acaso resumen del espíritu de su obra) y terminó vendiendo más de 140 millones de discos en todo el mundo. ¿Qué hacía en la vida en las últimas horas, fuera del spotlight? Le gustaba recorrer galerías de arte y librerías, vivía en un lujoso penthouse en el Soho neoyorquino, y cada 14 de mes compraba flores para su esposa, simplemente para recordar el día en que la casualidad los había puesto en la misma cena en Los Angeles, 25 años atrás. Donde quiera que esté, seguramente estará creando un nuevo universo de fantasía. Floral y para nada aburrido.

 

 

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