“Cuando empezamos éramos una inmundicia. Ahora tenemos glamour” – GENTE Online
 

“Cuando empezamos éramos una inmundicia. Ahora tenemos glamour”

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En esa época usábamos tres jeans pinzados y tres camisas de raso que hacía Don Volpato, que tenía fábrica”, explica Miguel... “El primer personaje que hice fue el del brasileño Raimundo Fagner: me salió como el reverendo c...”, agrega Dady. “Encima, la gente tampoco lo conocía. Fue un c... de risa”, completa el Chino.

Ya pasó mucho tiempo de aquel debut casi amateur, donde a menudo rozaban lo ridículo. Hoy, Miguel Ignacio Torres del Sel (50), Rubén Enrique Dady Brieva (51) y Darío Chino Volpato (47) celebran sus veinticinco años de trayectoria con otro reencuentro en el mítico teatro Opera, presentando Midachi de película desde el 4 de julio. Y ante el grabador de GENTE no paran de recordar anécdotas y de hinchar las p... eeeh... perdón lector: de divertirse.

Miguel: Cuando empezamos, con el Chino hacíamos Los Hermanos Cuestas, Los Cantores de Varela y Los Visconti. ¡Cómo curramos !
Dady: Era el mismo show que ahora, pero con un poquito menos de inversión.

–¿Tenían plata para pilchas o usaban cualquiera?
Dady:
Aun dentro de lo crotos que éramos, teníamos estética.
Miguel: Como te decíamos, el problema era que la tela de las camisas que usábamos era de raso. Y la transpirada que nos pegábamos nos provocaba un terrible lamparón en las axilas.
Chino: Por eso teníamos varios juegos: rojas, celestes, amarillas y verdes.
Dady: ¿Es necesario hablar de esto?

–Y... cumplen 25 años de trayectoria... Bánquensela.
Miguel:
Viajábamos en el Renault 12 rojo del Oreja Fernández con un bombo, una bolsita con pelucas, un poncho y la guitarra del Chino.

–Me quedé enganchado con lo de las camisas de raso. ¿Con los peinados de esa época no daban un aspecto un tanto afeminado... por definirlo de alguna manera?
Dady:
Cuando empezamos éramos una inmundicia. Ahora tenemos glamour. Creo que los tres coincidimos con que estamos mejor ahora.
Miguel: De artistas no teníamos nada: a dos profes de Educación Física y un empleado público mucho no se les podía pedir. Tratábamos de vestirnos iguales para dar trío.
Dady: ¿Se acuerdan de los zapatos que usábamos? Eran blancos y con suela de goma, como los de los enfermeros.
Miguel: Eran zapatos de goma para no patinarnos, porque los restaurantes donde laburábamos eran tan de cuarta que caían los pedazos de cuero de pollo al piso y nos pegábamos unas resbaladas de aquéllas.
Dady: Me acuerdo de que en un club habían preparado una raviolada para tres mil personas y les había salido horrible, todos pegados. El dueño nos pidió por favor que no tocáramos el tema para que la gente no se calentara. Apenas, saludamos le preguntamos al público: “¿Comieron bien? ¿Pegaditos los ravioles, no?”. “¡Juaaaaaaaaaa!”, se escuchó.
Miguel: Hacíamos a Chirolita, y un tipo quería que le mostráramos el muñeco al hijo. Y el muñeco era yo, pero increíblemente no lo creían. Me acuerdo de que el pibe espiaba de lejos y saludaba. Fijáte lo bien que actuábamos.

–¿Y qué va a tener de nuevo este show en el que festejan un cuarto de siglo?
Chino:
Va a ser diferente a todos. Hablamos del campo, de temas actuales, de la música de ahora. Se van a c... de risa.
Miguel: La gente siempre nos recibe con alegría.
Dady: No volvemos cuando se nos da la gana. Siempre buscamos el momento en que estamos con la mejor energía y libres de compromisos, porque no es fácil esto de hacer reír y cambiarle el ánimo a la gente.

–¿Cuál es el personaje que no desearían hacer más y la gente se los sigue pidiendo?
Miguel:
Algunos me van cansando y los sigo haciendo porque gustan. A la Tota intenté darle de baja muchas veces, pero el año pasado me llamaron del programa de Susana para que la hiciera. Pero lo que más disfruto es cuando tengo que cantar: Ricardo Montaner, Diego Torres, Marco Antonio Solís, Louis Armstrong... Con este último yo sólo tocaba la trompeta, cantaba y hacía a una negra que bailaba.

–¿Y el que más quieren?
Miguel:
El villero me apasiona, me divierte mucho. Porque yo fui y soy negro como él. En realidad hago a uno de los vagos amigos de Santa Fe. También me gusta Mercedes Sosa, Horacio Guarany, todos, porque si no me divierten, no los hago.
Dady: A mí me gusta charlar con la gente. Drácula es el personaje que me da más alegrías. Siempre fuimos unos atrevidos, provocadores, los primeros en joder en la mesa de Mirtha Legrand. Después se atrevieron todos.
Chino: El fuerte mío es la canción. No tengo un personaje que la gente diga: “Mirá qué bien que lo hace el Chino”. El Puma Rodríguez puede ser, pero lo mío es acompañar.

–¿Son tales como se muestran o unos caracúlicos imbancables?
Dady:
No se puede mentir tanto...
Miguel: Si no, en 25 años la gente se hubiera dado cuenta.

–Cuando se separaron durante algunos años, ¿les pesó en algún sentido?
Miguel:
Algunos medios buscaron el lado malo de la cosa. La gente en la calle siempre nos decía: “¿Cuándo vuelven, cuándo vuelven?”.
Chino: El público pensaba: “¿Por qué se separan, si les va bien?”.

–Pasemos a la coquetería: cuéntenme qué ganaron y qué perdieron en estos 25 años.
Miguel:
Estamos bastante bien.
Dady: Hace un par de años me había puesto bárbaro. Tenía el físico marcado, corría duatlón, estaba bien entrenado... Pero me cansé.
Chino: Yo sigo corriendo, pero lamentablemente no se nota.
Miguel: Yo me puse pelo, y el Chino también.
Dady: Es que para hacer dos funciones de Midachi tenés que estar bien. Si no, no aguantás. Hay que estar con tacos altos, como un tarado, intentando hacer reír.
Chino: En una época nos mataban los teatros con pullman, porque nos veían la pelada desde arriba. Ahora la venimos peleando con el implante capilar. Y si vos mirás bien, la mayoría de los que nos vienen a ver ahora usan anteojos, y antes no.

–Hay un dicho que sostiene que todo lo que el hombre hace es para levantar mujeres. ¿Sirvió Midachi para eso?
Los tres:
Obvio.
Miguel: ¿Vos querés generar un quilombo en casa, no?
Dady: Igual, no provocamos lo que otros grupos. Me acuerdo de que en el año 80 y pico el Gordo Nieto, que acompañaba a Soda Stereo, salió a la puerta del boliche Space y dijo a unas chicas: “Vos, vos, vos y vos, suban al micro”. Yo estaba en la puerta, lo miré a Darío (Arellano), nuestro representante, y le dije: “¿Cuándo vamos a hacer nosotros así?”.
Miguel: Ahí Darío probó. Dijo “vos, vos, vos y vos”. Y no quiso venir nadie con nosotros. Bah, sólo tres tías y un par de chicas grandes.
Dady: ¡Ese es nuestro público, carajo!

–¿En la coquetería personal entran las cremitas, cama solar, tinturas?
Miguel:
Yo no uso cremas.
Dady: Tampoco mientas.
Chino: Yo algo me pongo.
Dady: Miguel, un toquecín te das en el pelo.
Miguel: Una teñidita sí, no lo niego, pero no otra cosa.
Chino: Tengo todo tipo de cremas, pero no soy sistemático para usarlas.
Dady: Yo me hice una lipo en la panza. Tengo un montón de cremas, pero la rutina me da fiaca y no las uso. Me gustaría tomar más camita solar, ir al podólogo o la manicura. Por eso espero el día de mi cumpleaños y me regalo un día de spa. Ah, también me gustaría tener tres kilos menos.
Chino: Empecé a entrenar para este espectáculo hace dos meses.
Miguel: Yo juego al fútbol dos veces por semana y hago gimnasia. Me mantengo.

–¿Cómo incidió la fama en sus vidas personales?
Miguel:
Nuestra carrera es un problema, por el tema de la ausencia. Somos padres y maridos ausentes. Micaela (15), mi hija del medio, me sigue reclamando que la conocí una semana después de nacer: estaba de gira en General Roca, Río Negro.
Dady: Pero es lo que hay. Siempre se tiene que pagar un costo. Te perdés el crecimiento de los chicos, pero ellos a la larga lo entienden. Y si no, van al psicólogo.
Chino: A la familia le gustan nuestras vueltas.

–Dady: vos te separaste de tu esposa y ahora estás otra vez en pareja con Mariela Anchipi, una de las coachs de ShowMatch. ¿Incidió en algo la fama o tu actividad artística?
–No quiero hablar de eso. Pero no: ni el laburo ni la fama incidieron para nada. No me gusta entrar en detalles, por respeto.
Chino: Yo sigo casado. Tengo tres hijos: Gabina (20), Bianca (15) y Julián (11). Mi mujer se llama Mirta y es profesora de Educación Física.
Miguel: Yo también. Mirta, mi jermu, todavía me aguanta.

–¿Hoy repetirían la fórmula de los comienzos de Midachi?
Miguel
: Sí. Impusimos la frescura del gaucho del interior.
Dady: Y abandonamos todo para tener éxito. Logramos romperle la cabeza a la gente con nuestro laburo. Mientras tanto, se murieron nuestros padres y superamos cosas duras. Somos tres asesinos profesionales del humor.
Miguel: A propósito, fijáte la vergüenza de nuestros viejos que los tres se murieron.
Dady: Nos cag... Fue para no vernos exitosos.
Miguel: Lo vieron al Chino haciendo de gay y pidieron pista.
Dady: Imagináte: mi viejo, que era cana, quería que yo fuese abogado. Cuando me vio vestido de rumbera, partió. Lo bueno es que para el Día del Padre nos ahorramos el regalo los tres...

Producción: Vicky Miranda
Agradecimientos: Emporio Armani y teatro Opera

Rubén Enrique Brieva, Ignacio Miguel del Sel y Darío Volpato en un alto del ensayo en pleno teatro Opera. El 4 de julio estrenan Midachi de película y se reencuentran con el público.

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En los 90’, los tres de esmoquin blanco, con más pelo y menos kilos.

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En el 2000 se caracterizaron para una producción de tapa de GENTE como Los Locos Adams y Los Tres Chiflados.

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