«Conmigo, los buenos policías no tienen nada que temer» – GENTE Online
 

"Conmigo, los buenos policías no tienen nada que temer"

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Uno tiene derecho a imaginarlo vistiendo, mañana, tarde y noche, un chaleco
antibalas. Pero no. León Arslanian no renuncia a sus sobrios trajes, sólo
cortados -hoy- por una corbata azul y amarilla, aunque "le aclaro que soy de River", define. Está, en el momento de empezar su charla con GENTE, en un
momento difícil: este viernes 3, cuando todavía no cumplió dos meses en su
sillón de ministro, acaba de echar (la palabra diplomática es prescindir) a 201
policías imputados, procesados e incluso detenidos por graves cargos, y de pasar
a retiro a dos funcionarios.

-Hace un mes echó a 303 oficiales, y ahora esto… ¿Cuándo empieza realmente la
reestructuración de la Bonaerense?
-Le aseguro que ya empezamos. Ahora, los suboficiales tendrán que hacer cursos
para llegar a oficiales. Además, nos metimos con la caja de la policía, hasta
ahora manejada casi sin auditoría por oficiales de alta graduación.

-¿Con qué objeto?
-Para evitar injusticias, y para que los policías tengan, además del mejor
retiro posible, las obras sociales.

-Muchos oficiales, antes de que usted asumiera, dijeron: "Arslanian nos odia,
pero por lo menos tiene un plan. El problema es que ciertos intereses políticos
van a impedirle aplicarlo".
¿Qué contesta?
-Lo primero que quiero es rejerarquizar a la policía frente a la sociedad. Mi
mensaje es claro: la gran mayoría de los que no dudan en dar la vida cumpliendo
su deber tienen que recuperar su dignidad, y los que manchan el uniforme tienen
que ir presos.

-¿Qué clase de manchas?
-Encontramos policías violadores, torturadores, ladrones y estafadores… ¡que
seguían siendo policías! Es inadmisible. Pero los buenos, a quienes respeto y
estimo, no tienen nada que temer.

-¿Cuántos manchadores de uniformes quedan todavía en la fuerza?
-No sé. Pero lo estamos investigando. En todo caso, mientras haya hombres así,
la fuerza no será confiable. Usted me pide cifras. Bien: estamos analizando 24
mil sumarios por faltas leves.

-En una fuerza de 45 mil hombres, es una cifra aterradora…
-Son muchísimos, sí. Pero la ecuación no es un delincuente por cada efectivo: en
muchos casos son policías que acumulan, cada uno, varios delitos.

-La sensación térmica es que en la Bonaerense hay corrupción generalizada, y
esta cifra lo confirma. ¿Cómo revertir esa imagen?
-Con hechos concretos. Si la gente ve que policías acusados de asesinatos a
detenidos, apremios ilegales, amparo de menores en prostíbulos, robos a mano
armada, secuestros, robo de ganado, enriquecimiento ilícito, fueron exonerados,
empezará a recuperar la confianza.

-Respecto de estas medidas, ¿la policía dio alguna señal positiva?
-Asumí, designé a los nuevos jefes, y les comuniqué las nuevas reglas de juego:
por ejemplo, todos los nombramientos son por 180 días.

-¿Qué indica ese plazo?
-Un tiempo que considero lógico para que demuestren su eficiencia en la lucha
contra el delito.

-¿Están demostrando esa eficiencia?
-Sí. Lo están haciendo.

-Sin embargo, aunque paró la seguidilla de secuestros, se pusieron de moda los
asaltos: countries, bancos, comercios…
-Es cierto: hay delitos de moda, y se trasladan. Cuando se atacó a las mafias de
los desarmaderos, empezaron los secuestros express. Cuando se atacó a los
secuestradores, el delito se mudó a los asaltos y los robos.

-Eso es un diagnóstico. ¿Cuál es la solución? ¿Qué se está haciendo?
-Estamos desarrollando un mapa del delito para anticiparnos a los movimientos de
los delincuentes.

-Es la táctica que usó el alcalde Rudolf Giuliani en la ciudad de Nueva York. Su
Tolerancia Cero…
-Sí. Una muy buena idea. La analicé, y me parece muy bien que la apliquemos.

-En su gestión anterior, ¿por qué no terminó el plan de depuración de la
Bonaerense y aplicó todo el plan de seguridad? ¿Fue un fracaso?
-De ninguna manera.

-Sin embargo, en muchos ámbitos se considera que sí…
-La historia es muy simple. Vivíamos tiempos electorales, y Carlos Ruckauf, el
candidato de mi partido -el Justicialista-, decía que su plan de seguridad era
"meterle bala a los delincuentes".

-Una frase tan famosa como polémica. Muchos la aplaudieron…
-Es cierto. Pero esa frase no era compatible con mi proyecto. Además, era
evidente que me faltaba apoyo político.

-¿Tomó el toro por las astas, o se fue a baraja?
-No. Respondí al único estilo que tengo.

-¿Cuál es?
-Ir de frente. Hablé con Eduardo Duhalde, que entonces era el gobernador de
Buenos Aires.

-¿Cómo fue ese diálogo?
-Le dije, con todas las letras, que el discurso de Ruckauf (¡y mucho menos su
práctica!) era incompatible con mi plan de seguridad.

-Pero la cosa no habrá quedado ahí…
-No, claro. También -lo más importante- quise saber hasta qué punto Duhalde
respaldaba el estilo Ruckauf…

-¿Y?
-Y… me di cuenta de que el gobernador apoyaba a Ruckauf.

-¿Por qué razón?
-Porque en ese momento la sociedad quería mano dura. Por lo menos, la sensación
térmica lo indicaba así.

-¿Le replicó a Duhalde, trató de disuadirlo?
-Sí. Le dije que sería un error. Que de esa manera no se podía seguir adelante
con la reforma, y que yo prefería dar un paso al costado.

-¿Respuesta?
-Duhalde insistió en que me quedara, pero advertí que, más allá de su aprecio
personal, yo me había quedado sin respaldo. No había otro camino que la
renuncia.

-Viejo drama argentino: lo único que importa es el resultado electoral.
-Tal cual. Y es muy triste. Pero lo que más bronca me da es la actitud de muchos
grupos sociales: pasan del progresismo total a pedir la represión absoluta. No
hay término medio. Y créame: ese pendulismo nos destruye como sociedad.

-¿De qué manera?
-Estoy seguro de que si nuestra reforma hubiera seguido adelante no habrían
sucedido tantos desastres por parte de la delincuencia ni de los malos policías.
Porque, salvo los policías que tienen vocación para el delito, cuando el mensaje
del gobierno y de la sociedad es claro, los policías se cuidan muy bien de hacer
una macana.

-¿Qué piensa de Juan Carlos Blumberg?
-Me parece un hombre extraordinario que representa lo que siente la mayoría de
la sociedad. Su dolor le da una autenticidad irreprochable. Hay que escucharlo y
tomar en cuenta sus pedidos, que son totalmente bienintencionados. Hizo un gran
aporte.

-¿Cree que seguirá siendo un referente, o que se apagará su estrella?
-Seguirá siendo un referente, sí. Pero tenemos que mejorar las cosas. Aunque
llevará tiempo…

-¿Cuánto? ¿Y con qué apoyo?
-Tengo todo el apoyo del gobernador Felipe Solá.

-¿También del presidente Kirchner?
-Sí. Hizo público ese apoyo a mi gestión.

-A pesar de eso, ¿se siente solo?
-No tanto. La legislatura de Buenos Aires acaba de votar favorablemente el
proyecto de las policías comunales. Los intendentes de comunas de menos de 70
mil habitantes se harán cargo de su propia policía. Es un éxito.

-Pero muchos intendentes peronistas se oponían…
-Sí. Pero la legislatura les torció el brazo. Como se ve, no estoy tan solo…

-La caldera está en ebullición. ¿No teme un atentado de Los sin gorra, los
policías echados?
-No. Hace rato que perdí el miedo…

 Blumberg es un hombre extraordinario que representa lo que siente la mayoría de la sociedad. Su dolor le da una autenticidad irreprochable. Hay que escucharlo y tomar en cuenta sus pedidos"">

"Blumberg es un hombre extraordinario que representa lo que siente la mayoría de la sociedad. Su dolor le da una autenticidad irreprochable. Hay que escucharlo y tomar en cuenta sus pedidos"

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En su despacho en La Plata, Arslanián afirma tener el apoyo de los gobernantes: "Me respaldan Solá y Kirchner".

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