«Con Ova aprendimos a darnos libertad» – GENTE Online
 

"Con Ova aprendimos a darnos libertad"

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Estuvo allí, varias veces en la vida, según lo que se ha tomado la molestia de confesar. Estuvo de ese lado, el lado de las solas, de las recién separadas, de las que un d ía, una noche, de pronto, descubren que la cama es solo para ellas, el baño es solo para ellas, el equipo de música, los cajones del placard… la vida entera que había dejado de ser entera ahora les vuelve, completa, después de los cimbronazos del divorcio.

Catherine Fulop se prepara para estrenar en el teatro la obra El club de las divorciadas. Va a componer, porque el texto de la obra de Manuel González Gil lo dispone, a una cabaretera frustrada en el matrimonio. Y la va a componer porque su propia historia le da los elementos, con su memoria, con su experiencia. Hace más de una década rompió con el actor Fernando Carrillo. Hace algunos años, tomó distancia de Osvaldo Sabatini, u esposo, con quien tiene dos hijas (Oriana, de 7, y Tiziana, de 3 años), y con quien se reconcilió luego de una resonada crisis.

Va a hacer de separada Cathy. Va a hacer de lo que alguna vez le tocó ser.

-¿Cómo es la obra?
-Son tres cabareteras, más una pianista, más la coreógrafa, que se quedan encerradas en el cabaret. Allí entonces se desarrolla la historia, en una noche de tormenta. Todo empieza con un musical que dice: "No voy a poder", con una música bien Chicago, pero Chicago berreta, porque, pobrecitas, son unas cabareteras en Buenos Aires, así que…

-¿Y tu papel?
-Mi papel es el de una mujer de 38 años, para los 40, que su pareja no crece junto con ella. Es decir, hay un crecimiento de ella y no de él, y termina siendo como la mamá de su marido.

-Muy bien. Hasta aquí las líneas generales del guión. Ahora ¿cuánto de tu propia historia hay en esa mujer-personaje?
-Mira, yo creo que todo lo que he vivido me va a servir. Tanto mi primera separación, de Fernando, como el distanciamiento que tuve con Ova. Todas las rupturas de mi vida las voy a aprovechar.

-¿Cómo se escribe la historia de tus separaciones?
-Es que siempre un divorcio tiene partes graciosas y otras más dramáticas. Por ejemplo, ir y cortar por la mitad la foto que te sacaste en aquel viaje, y de pronto… ¡te quedas en una foto si un brazo! ¿Y por qué tu brazo se tiene que ir con él al tacho de la basura?
-¿Qué hay de las situaciones trágicas?
-Bueno, claro, ahí está el dolor en sí de saber que no vas a ver más a esa persona. Con Fernando Carrillo, por supuesto, hubo todo un dolor, aunque te lo confieso: yo me sentí muy aliviada de terminar con esa relación.

-¿En dónde se ubicaba aquel dolor?
-En saber que nunca más lo iba a volver a ver y, en efecto, fue así. Yo no lo vi más a Fernando. A veces vienen y me preguntan: ¿es esto?, ¿es aquello?, ¿se droga?, ¿es gay?, ¿mujeriego? No sé, llevo 12 años sin saber nada de él.

-¿Y con Ova?
-Cuando hay niños es mucho peor, y con Ova fue muy doloroso. Cuando nos separamos, nunca me sentí tan desprotegida.

-¿Qué cosas hacías, como divorciada de Osvaldo, de las que hoy te reís?
-Es que hay mucha fantasía de que "¡ah, cuando sea libre no me para nadie…! ¡Cuando esté soltera la rompo…!". Yo iba a un bar con amigas, por ejemplo a Asia de Cuba donde después se arma bailongo, y era insoportable: nadie se animaba a sacarme a bailar, yo no me animaba a bailar con nadie, no hablaba, no me hablaban… Yo les decía a mis amigas: "¡Sáquenme de aquí!". "¿Qué estoy haciendo yo acá?", terminaba preguntándome.

-¿Y qué te respondías?
-Pues nada. Otra vez fui a un cumpleaños, y cuando arrancó el baile, me tuve que ir.

-Bueno, ya pasó el distanciamiento, pero también pasó la reconciliación inicial. ¿Qué vino después?
-Por suerte, estamos muy bien. Es un poco lo que pasa con las parejas. El ahora respeta muchísimo mis espacios. No es que antes no lo hacía, sino que me sobreprotegía. por ahí de alguien del trabajo, pertenece a mi universo, donde él no tiene mucho que ver.

-Vos decís que aprendió a aceptarlo.
-La otra vez Felipe, Luisana, los chicos de Rebelde Way, me invitaron a comer. Nos fuimos a la casa de uno de ellos y no daba que Ova viniera, porque era mi mundo. Y creo que eso es lo que hemos ido aprendiendo a respetar. De eso se trata, de esa libertad.

-¿Qué cambió en vos hacia él?
-Cambió que yo me animé a hacerlo, a plantarme para que él pudiera ver que cada uno puede hacer un poco su vida. Antes, si yo no estaba con él, era como que no existía. El animarme a hacerlo, también es algo que yo le di a él. Somos dos personas totalmente independientes, tenemos en común una familia, pero no nacimos juntos.

-¿Qué es lo nuevo que están viviendo?
-Ahora nos elegimos todos los días. El me elige, yo lo elijo y el día que eso no pase, bueno, lo veremos, pero es importante sentir esa libertad. Cuando tenemos ganas de estar juntos, estamos. Y cuando no, no. Con Ova aprendimos a darnos libertad: estamos casados pero no pegoteados.

Ahí está, tan empecinadamente caribeña. Dice "pana" para decir compañero. Dice "coñazos" para decir que le han dado palazos. Dice todo lo que dice con el cantico bien bonito de Venezuela que aún aflora en su rostro, en su cuerpo, en todo lo que hace. Habla fuerte, Catherine, y se ríe con ganas. No intimida. Está claro que es una estrella porque se mueve como una estrella, pero no compone esa figura con agresión. Hay algo amable, amigable. Ella lo sabe. Y se preocupa por que quien está enfrente también lo sepa.

-¿Cómo creés que te ve la gente?
-A veces, en la calle, las mujeres me preguntan: "¿Y es difícil ser tan sexy?". A mí también me salen herpes, granos, panza…Yo me digo: "¿de verdad les pareceré tan linda?".

-¿Pensás que no lo sos?
-Yo trato de ser una actriz de Hollywood. Me cuido mucho y trato de ser los más profesional posible y de cuidar mi instrumento de trabajo, que son mi cuerpo, mi cara, mi piel, mis uñas… todo lo que se ve de mí.

-¿Qué te acerca a la gente?
-Mi origen, creo. Cómo yo me hice famosa, las cosas que me pasaron en la vida, eso me acerca.

-¿Y qué te pasó?
-Nunca fui de clase alta. Yo limpié mi casa, me hacía mi cama… estos callos (abre las manos, muestra la piel endurecida en la base de los dedos) son de barrer, me los hizo el palo de la escoba, no el gimnasio. En la casa de mi mamá nunca tuvimos mucama. Iba al colegio desprolija, porque mi mamá tenía seis hijos y tenía que ayudar a mi papá en el negocio. Yo vengo de ahí, de pelearla con mi familia, que era una clase media más tirando hacia abajito. De ahí me viene.

-¿Cuánto sufrimiento te trae cuidarte como te cuidás?
-Mucho. Me levanto todos los días a las seis y media de la mañana, a las ocho estoy montada en mi bicicleta, como sano, hago yoga… A veces le pido al cielo que no venga mi personal trainer. Hace poco tenía un dolor de panza tremendo y de todas maneras hice mis ejercicios. Terminé internada con suero en el hospital.

-¿No será mucho?
-Una periodista, en un diario muy prestigioso de Buenos Aires, dijo que yo era linda porque tenía mucha ayuda externa.

-¿Qué sentiste cuando leíste eso?
-Que soy linda por naturaleza. Y que me gustaría verle el c… a esa periodista.

por Alejandro Seselovsky
fotos: Gabriel Rocca / Andy Cherniavsky
producción: Fini Bencardini
peinó: Diego Lacassagne para Barcelona Peluquería
agradecemos a: Caro Cuore, Jazmín Chebar, Trosman, Mai Casal, Class Life, Juana de Arco, Ricky Sarkany, Silvia Alperowicz y Manifiesto.

El cuerpo de Fulop en todo su esplendor. Me cuido como una estrella de Hollywood", dice. Los resultados del gym, las dietas y el yoga allí, a la vista
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El cuerpo de Fulop en todo su esplendor. "Me cuido como una estrella de Hollywood", dice. Los resultados del gym, las dietas y el yoga allí, a la vista
sobre el sofá.

 Un divorcio tiene partes graciosas… Por ejemplo, cortar por la mitad la foto que te sacaste en aquel viaje, y de pronto… ¡Te quedas en una foto sin un brazo!"">

"Un divorcio tiene partes graciosas… Por ejemplo, cortar por la mitad la foto que te sacaste en aquel viaje, y de pronto… ¡Te quedas en una foto sin un brazo!"

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