“Con nosotros se dio un milagro: la pasamos tan bien arriba como abajo del escenario” – GENTE Online
 

“Con nosotros se dio un milagro: la pasamos tan bien arriba como abajo del escenario”

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Cuidado, que venimos bajando alrededor de una escalera medio traicionera”, previene Alcón, envuelto en su bufanda blanca y apretando en la mano el billete de dos pesos que le entregó de vuelto el taxista. Pisa el último escalón, se arquea de derecha a izquierda, duda cuatro segundos (“Creo que es hacia allá; los teatros me marean”) y avanza. “Alfredo suele acudir a las entrevistas quince minutos antes de lo pautado”, justifica Silvia Santos, de Prensa SMW, la exagerada puntualidad.

Dos minutos después, el caballero al que no le agrada leer en gráfica la edad al lado de los nombres y apellidos de nadie (en un ratito explicará el porqué) ingresa a su amplio camarín, se quita el saco, ofrece asiento, abre una botella de agua mineral, llena una copa y un vaso de plástico, convida la primera (“Acá mandan los invitados”) y tras agradecerle al periodista haberle descrito la admiración de su madre –como la de tantas madres del país– por él (“¿En serio me vio en Villa Tesei, Hurlingham, el día que me presenté allí...? ¡Qué divina!”), entrega su legendario vozarrón al viejo grabador Panasonic modelo RQ-L11:

–Admito que siempre me gustó lo que generó Guillermo. Parte de una situación normal, y el tipo trasciende. Su mirada revela más de lo que el texto expresa... Pocos pintan con una paleta de tantos colores. No obstante, recién se me ocurrió la idea de compartir un proyecto observándolo en Casados con hijos. “¡Cómo me gustaría aprender algo nuevo a su lado”, pensé. Se los comenté a los productores generales -Pablo Kompel y Adrián Suar- y, si bien de arranque se asombraron, terminaron entusiasmándose. Hallamos la obra, a Guille le encantó la propuesta y aquí nos encontramos.

–¿Sabe que cuando usted rodaba su primer filme, El amor nunca muere, en 1955, Francella recibía el primer chirlo?
–Soy un desastre para las fechas. A El amor nunca muere, de (Luis César) Amadori, los componían historias unidas, creo, por un espejo y tres parejas. Si no me equivoco, Zully Moreno-Carlos Cores, Tita Merello- Duilio Marzio y Mirtha Legrand y yo, un anónimo. ¿En serio que por entonces nacía Guillermo? Menos mal. Nos habíamos cruzado una sola vez. Yo personificaba a Dios en el momento en que Francella iba al Cielo. No recuerdo el título del programa.

–¡Stop! Durmiendo con mi jefe, en 2003 –se escucha la voz de su co-protagonista.
Alfredo: ¿Viste que hay quienes sí saben las fechas? (risas) Yo hablo del guacho, y justo llega.
Guillermo: (Lo besa en la mejilla y abraza) ¡Qué hermoso lo que rememorás!... De jovencito, desde que estudiaba teatro, instantes en que emplearse de actor era una ilusión brava de concretar, consumía a Alfredo. Lo buscaba, lo esperaba. Al punto que mi padre solía llamarme: “¡A comer, Alcón! ¡Levantate!”. Alfredo ha sido un referente en lo laboral y en lo personal. De él se habla despacito. Igual que Al Pacino les pedía a James Caan y a Robert Duvall, en los descansos de El Padrino, que hablaran despacito sobre Marlon Brando. “Es que estamos con Dios”, explicaba. Y digo personal, también, por lo terrenal. A veces admirás a alguien, y al conocerlo te desencantás. Yo ratifiqué lo que imaginaba. Tengo ganas de verlo. La pasamos tan bien arriba como abajo del escenario.
Alfredo: Con nosotros se dio un hermoso milagro, porque, aunque la química podría haber fallado, las piezas encajaron justo.

Cierta pausa, obligada por los preparativos que preceden a la función del viernes (se presentan de miércoles a domingo), los separa por un instante.

Mientras Alfredo se cambia y maquilla solo, Guillermo necesita ayuda para sus implantes de cabello cano. Delante del espejo luce brillosa la portada de La magia de la televisión argentina 7<, de Jorge Nielsen, que acaba de recibir y cuyas páginas recorren el lustro 1996/2000 de la pantalla chica nacional. Un libro en el que Francella, a través de frases y menciones, aparece no menos de siete veces. El ingobernable ruido de un taladro completa la puesta. “Me instalan el cable. Empezó el Clausura 2010 y no quiero perderme a Racing”, explica quien comparte con Alcón su “medido uso” del celular, la web e Internet, la distancia por el Facebook y el Twitter y su condición de “selectivos telespectadores”. “Veo variado –comenta Guille–. Deportes, noticias, sitcoms”. “Yo, el unitario Para vestir santos, ciclos políticos”, agrega Alfredo al ratito, retomando el reportaje, antes de que ellos –Los reyes de la risa en la ficción, un par de incomparables contadores de anécdotas en la realidad– salgan al ruedo.

–En un tramo de la obra, Goyo (Francella) le confiesa a Manuel (Alcón): “Ya no nos llaman ni para hacer de jurado”. ¿Sintonizan Bailando por un sueño?
Ambos: A veces.

–Okay, ¿y qué opinan sobre la trascendencia que cobran aquellos personajes que nacen allí y en los ciclos que toman sus imágenes? Nos referimos a Ricardo Fort, Zulma Lobato y demás mediáticos.
Guillermo: Prefiero evitar el tema. ¡Perdoname!
Alfredo: Que Dios los ayude. Yo no le deseo el mal a nadie. Sin embargo, no se relacionan a una función de teatro, al tipo de cosas de las que conversamos. Son de otro ramo.

–¿Cómo se hace para ser famoso y no morir en medio del chisme y las garras del escándalo y el mal entendido poder mediático?
Alfredo: Yo no hago nada (pausa). Quizá lo nuestro ni tiene ruido ni resulta interesante. No existe un plan preconcebido para ser de determinada manera. Soy como Dios quiso que fuera.
Guillermo: Depende de la búsqueda de cada uno. Ocurre que en la última época la cuestión se pasó para el otro lado, a un extremo. No hay medio grande o pequeño que no se alimente y lo levante. Poné que preferimos conversar sobre temas cercanos a nosotros mismos.

–Justamente, pensando en la pareja que ustedes recrean, ¿qué dúos inolvidables les invaden la mente?
Alfredo: Olmedo y Portales. Eran delirantes, de un nivel notable de actuación.
Guillermo: Osvaldo Miranda-Ernesto Bianco, El Gordo y El Flaco, Dean Martin y Jerry Lewis. Claro que se depende de los guiones. No planeás en la marcha: “Ahora yo soy Mascherano y te paso la pelota para que vos definas como Messi”. Las paredes nacen de los libros. Así lo veo yo.

–¿Y cómo ve, Alfredo, a Francella, el día que llegue a su edad?
–No sé. Lo del tiempo me parece relativo. Si vas al dentista porque te duele la muela, ese segundo te parece un siglo. Si la pasás bárbaro, un segundo es un parpadeo. La costumbre de poner el nombre y apellido de la persona y su edad entre paréntesis vino de los Estados Unidos y equivale a tratar a la gente casi como animales. “Fulano de Tal (15)”. ¿Qué significa? ¿Qué si suma 15 lo debo considerar un pendejo? Noooo, hay muchos chicos de 15 más inteligentes que un viejo de 60 que no aprendió nada de su experiencia. Se pretende clasificar a la vida.
Guillermo: Ponerle rótulo...
Alfredo: Meterla en un cajoncito separándola entre los buenos, los malos, los regulares. Sucede que la vida es tan terrible que suele mandarte un viento, y te desordena todo. ¡Ahí aparece la vida! Lo otro es conversación de viejas... ¿Ya salimos? (escucha el llamado). ¿En siete minutos? (entonces saludan, agradecen y se retiran; hasta que Alcón retorna). Ah, ¿cómo se llamaba tu mamá?
–Mary.
–Mandale un beso grande a Mary, por favor.

<i>“Lo observé en Casados con hijos</i> –relata Alfredo–. ‘¡Cómo me gustaría aprender algo nuevo a su lado!’, <i>pensé. Y aquí nos encontramos”</i>. <i>“Sí, aquí nos encontramos”</i>, goza Guillermo.

“Lo observé en Casados con hijos –relata Alfredo–. ‘¡Cómo me gustaría aprender algo nuevo a su lado!’, pensé. Y aquí nos encontramos”. “Sí, aquí nos encontramos”, goza Guillermo.

A los numerosos sucesos televisivos de Francella se sumó su participación en El secreto de sus ojos, donde –encarnando al alcohólico Pablo Sandoval– se ganó la consideración general y una porción del Oscar de Juan José Campanella, aparte de los premios Clarín y Sur en el rubro Actor de Reparto. Alfredo, por su parte, acaba de obtener el ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo) como Actor en Drama, por Rey Lear. De lo nuestro, lo mejor.

A los numerosos sucesos televisivos de Francella se sumó su participación en El secreto de sus ojos, donde –encarnando al alcohólico Pablo Sandoval– se ganó la consideración general y una porción del Oscar de Juan José Campanella, aparte de los premios Clarín y Sur en el rubro Actor de Reparto. Alfredo, por su parte, acaba de obtener el ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo) como Actor en Drama, por Rey Lear. De lo nuestro, lo mejor.

Rumbo a las tablas del teatro Metropolitan 1 (avenida Corrientes 1343), y en acción. De entradas agotadas con dos semanas y media de antelación, la pieza está dirigida por Daniel Veronese, en la versión que Fernando Masllorens y Federico González del Pino adaptaron de The Sunshine Boys, creada por el notable autor dramático neoyorquino Neil Simon, e interpretada en la pantalla por Walter Matthau y George Burns (1975), y por Woody Allen y Peter Falk (‘95). Completa el actual elenco, Peto Menahem.

Rumbo a las tablas del teatro Metropolitan 1 (avenida Corrientes 1343), y en acción. De entradas agotadas con dos semanas y media de antelación, la pieza está dirigida por Daniel Veronese, en la versión que Fernando Masllorens y Federico González del Pino adaptaron de The Sunshine Boys, creada por el notable autor dramático neoyorquino Neil Simon, e interpretada en la pantalla por Walter Matthau y George Burns (1975), y por Woody Allen y Peter Falk (‘95). Completa el actual elenco, Peto Menahem.

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