“Con Martín vamos a buscar la nena… pero después del Mundial” – GENTE Online
 

“Con Martín vamos a buscar la nena... pero después del Mundial”

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Empezó la cuenta regresiva para el Mundial. Y con ella, muchos temas que callarán tras el primer pitazo en el estadio de Johannesburgo, cuando la Jabulani –pelota oficial del campeonato– comience a rodar. Interrogantes deportivos... y de los otros. ¿Qué ritos del ’86 deberíamos repetir para ganar el campeonato? ¿Táctica plenamente ofensiva... o asegurar el fondo? ¿Milito o Higuaín? ¿Disminuye el rendimiento autorizar el sexo en la concentración? ¿Cuáles son las cábalas? Ahora bien: hay un tema que no amerita tanto debate twittero ni mediático: entre nuestras botineras for export, Evangelina Anderson (26 años, en pareja desde hace dos años con Martín Demichelis, guardián de la defensa nacional y estrella del Bayern Munich) ocupa cómoda el trono de Primera Dama de la Selección. “Sí. Estoy súper orgullosa, porque supe que en varios portales me eligen como madrina del equipo. ¡Sólo espero traerles suerte!”, confía la diosa, convertida desde hace dos meses en una de las participantes de Bailando por un sueño. Eva se animó a cambiar su apacible vida en Alemania por trabajar en Buenos Aires.

–Maradona prometió desnudarse en el Obelisco si trae la Copa. ¿Vos podrás prometer algo parecido?
–¡Nooo! ¡Martín me asesina! Si prometo eso, no va a meter goles, así que mejor cambio la apuesta: si Argentina sale campeón, bailo un reggaetón en el Obelisco... ¡y me tiño de colorado!

–Y como madrina, ¿a favor o en contra del sexo en el Mundial? Se abrió un amplio debate.
–Sí. ¡Mirtha Legrand me dijo la teoría de Bilardo en pleno almuerzo! Yo viajo después del segundo partido, y voy a apoyar a Martín en este momento tan importante para él. Lo que menos pensamos es en eso... Mi sensación es que van a estar tan motivados con el Mundial que se van a descargar de otra manera.

–Por las dudas no luzcas mucho escote.
–Voy a andar tapadita, así no desconcentro. Además, hace mucho frío. Yo voy a ir con el nene, y él se va a distraer con nosotros. Voy a colaborar para que Martín juegue bien, así no me echan la culpa de nada... (sonríe).

–Estás instalada nuevamente en Buenos Aires. ¿Cómo era tu vida en Alemania?
–Me costó adaptarme, aunque estaba en un barrio hermoso. Me hice amiga de una chica belga, con la que hablábamos en inglés, pero tienen una forma de ser muy distinta a la nuestra. No podés juntarte a tomar mate y chusmear. A las cinco de tarde ya es de noche, y hay muy poca juventud.

–¿Te aburrías mucho?
–No, porque soy muy hiperkinética. Conocimos Italia, Francia... Paseamos un montón. En verano es lindo, porque está el río, y en invierno es ideal para esquiar.

–¿Y para qué volviste?
–¡Tenés razón! (se ríe) Porque quiero trabajar. A Martín le duele no despertarse todos los días con nosotros, pero sabe que es mi vocación, así que se la banca. Yo lo voy a acompañar siempre, pero para sentirme realizada necesito otras cosas.

–¿Vivís de shopping?
–Para nada. Además, detesto la ostentación. Mi personalidad es así. No me siento más que nadie por ser la mujer de un futbolista.

–Sos una rara avis entre la botineras.
–Puede ser... Yo no me comparo: hablo por mí. Tengo la chance de vivir bien, sí, pero no me gusta mostrarlo. Con la pobreza que se vive, o las dificultades de tanta gente, me parece una falta de respeto contar cuánto gasto o cuánto tengo. Y hacerlo demuestra muchas inseguridades internas. No va conmigo.

–Hace poco se dijo que con Demichelis atravesaban una crisis.
–Todo mentira. Estamos tan bien como siempre. Yo sabía que me exponía a que se metieran conmigo. Yo sufrí mucho cuando estaba esperando a Bastián, porque publicaron que peligraba mi embarazo. Si se meten con eso, se meten con todo. Martín me ayudó a entender el juego, y a que me relaje con lo que digan. Igual, me da bronca: pareciera que me quieren separar.

–¿Están más cerca del segundo hijo que de la separación?
–¡Te juro que sí! Con Martín vamos a buscar la nena... pero después del Mundial. Así que tengo que ser muy cuidadosa, porque tampoco me quiero perder Bailando... otra vez.

–¿Te molesta cuando te chicanean con que ustedes no están casados, como otras parejas de botineras?
–No. Para mí no hay unión mayor que un hijo. Es cierto que hay un compromiso más fuerte cuando uno firma el acta matrimonial, pero no es una prioridad. Me gustaría entrar a la iglesia de blanco, y creo que va a pasar. Nosotros estamos bien así, y muy enamorados. Ojo: él ya me propuso matrimonio.

–¿Y qué pasó?
–Preferimos probar con la convivencia. De hecho, nos comprometimos en Verona, pero después vino el bebé y se atrasó todo. Algunas se casan muy rápido, me parece... Soñamos mucho con nuestro casamiento, pero está bueno tomarse un tiempo. Nosotros nos enamoramos enseguida, pero necesitás conocerte, pasar ese primer flechazo. Ahora estamos afianzados y lo hablamos mucho. Quizá después del Mundial anunciamos la sorpresa.

–¿Con la Copa en la mano?
–Y el pelo colorado. ... pero para cuando haya terminado el torneo. “Voy a colaborar para que Martín juegue bien. Así que no me echen la culpa...”, ruega  la rubia.

... pero para cuando haya terminado el torneo. “Voy a colaborar para que Martín juegue bien. Así que no me echen la culpa...”, ruega la rubia.

“Si la  Argentina sale campeona, bailo un reggaetón en  el Obelisco...  ¡y me tiño de colorado!”

“Si la Argentina sale campeona, bailo un reggaetón en el Obelisco... ¡y me tiño de colorado!”

“Sueño con casarme por Iglesia, pero (con Demichelis) quisimos probar la convivencia y ver qué pasa. Algunas se casan muy rápido, me parece...”

“Sueño con casarme por Iglesia, pero (con Demichelis) quisimos probar la convivencia y ver qué pasa. Algunas se casan muy rápido, me parece...”

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