Primero miró hacia la costa de la Bahía de Biscayne Point Circle, paradisíaco lugar donde siempre busca refugio. Después se paseó por toda la terraza en topless, con una tanga roja a lunares blancos, que se cambiaría sin problema por un bikini blanco, exhibiendo su espléndida figura. Hasta aquí podría llegar a ser una situación normal en la vida cotidiana que lleva Cecilia Bolocco (41) cuando se recluye en su casa de Miami. Lo que le dio un condimento especial a la situación fue que no estaba sola mientras tomaba sol, mutaba de ropa de baño y se daba un chapuzón en su pileta, que quien la acompañaba no era precisamente su esposo, sino un señor italiano llamado Luciano Marocchino (53 años, representante del concurso Miss Universo para Latinoamérica y agente de moda), y que todas estas escenas fueron registradas por un paparazzi chileno llamado Angel Mora, el mismo que la descubrió ahí en diciembre de 2000 junto a su actual marido, el ex presidente Carlos Menem. ¿Conclusión? Regreso prematuro de la blonda conductora a su tierra.
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“Me siento más molesta que afectada. Esto fue una violación a mi privacidad. Estoy muy impactada al respecto. Aquí hay dos situaciones: una, invasora, de la cual fui objeto, donde se traspasó mi intimidad; y otra, de la cual lo único que voy a decir es que trajo consecuencias e incidencias. Aprovecho para disculparme con mi esposo. Si perjudiqué de algún modo su campaña presidencial, lo único que le pido es perdón. Mis disculpas públicas son un acto de cariño. No hice nada malo”, declaró el sábado a través de un monólogo, sin escuchar preguntas, apenas se abrieron las puertas del sector de Arribos del aeropuerto Arturo Merino Benítez. Y antes de subirse, veloz, a su Mercedes Benz para poner primera hacia su casa del barrio Las Condes, sobre la calle San Francisco de Asís, donde la aguardaba Máximo Saúl (3, su hijo con Menem), al cuidado de su abuela desde el 24 de abril, cuando Bolocco viajó a Estados Unidos, y donde la conductora permanecería todo el fin de semana, casi sin responder llamadas. Es más: para evitar el asedio de la prensa, el último domingo evitó festejar el Día de la Madre con su progenitora, Rose Marie, quien la calmó por teléfono: “No te preocupes por lo que se dice, hija. Te ves regia y estás tan quemada…”.
Sin embargo, el vendaval de rumores siguió cobrando fuerza. Al punto que la hermana menor de Cecilia, Diana, salió a romper el silencio familiar con una declaración que no sustentó tamaña expectativa, aunque intentó descomprimir un tanto la situación. Frente a las cámaras, desde su programa de televisión Alfombra roja, la periodista de 29 años, elegida reina del Festival de Viña del Mar 2007, lanzó: “Entiendo que para muchos pueda ser interesante mi opinión al respecto, pero también sé que la gente en su casa va a entenderme cuando me margine. Aquí hay una relación. Estoy muy nerviosa. No voy a comentar nada sobre su vida privada, y menos sobre ciertas fotos que han sido tomadas en su casa y sin su consentimiento”. Pero no alcanzó. La presión se mantenía. Entonces, la ex Miss Universo decidió salir a declarar y proclamar su verdad en una entrevista con el diario El Mercurio. “Me gustaría acabar con este circo –dijo–. No creo que tenga que dar explicaciones de mi vida privada. Las fotos no dan cuenta de absolutamente nada en particular, y provocaron daños a terceros”, explicó molesta. Y agregó: “En un principio, Carlos estaba afectado, lo mismo que yo. Me chocó verme, porque no me saco fotos en topless. El sabe tomar las cosas con mucha sabiduría, como siempre, pero indudablemente no debe ser agradable. Nosotros tenemos una relación bastante particular. No vivimos juntos desde hace varios años –confirmó, a punto de cumplirse el sexto aniversario de casada, la noticia que la pareja tantas veces desmintió–. Eso primero me afectó mucho, me hizo sufrir. Tuve que darme cuenta de que ésa es mi realidad: llevamos dos vidas paralelas, donde existe mucho respeto, cariño y un hijo en común”.
–¿Y exactamente qué le contestó él cuando le contó la situación?
–“Usted no se preocupe”.
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El lunes 14 a las cinco de la tarde, Cecilia dejó su casa en una combi con personal del Canal 13 local ¿El motivo? Llegarse hasta la chacra Casa de Lo Matta, en la zona de Vitacura, para grabar nuevos capítulos de su reality de diez episodios ¿Quién cambia a quién?, basado en el formato británico Wife Swap. De nuevo eligió el silencio. Aunque se la vio sonriente. Quizá, resignada, dejó de pensar en la revista quincenal SQP –Sálvese quien pueda–, que no sólo agotó 15 mil ejemplares en dos días con sus fotos en la tapa: adelantó además que en su próxima edición publicará imágenes “todavía más comprometedoras”.
Cecilia sin la pieza superior de se bikini luce una figura espléndida. Junto a ella, el empresario Marocchino se broncea en la residencia de la conductora, a orillas del mar, en Miami.
Ella se cambia de bikini. El la observa atento. “No tengo que dar explicaciones de mi vida privada”, dijo Cecilia en una entrevista a El Mercurio. “Mis disculpas en público son un acto de cariño”, dijo arribando a Santiago de Chile.
“Carlos sabe tomar las cosas con mucha sabiduría, pero indudablemente no debe ser agradable. ¿Exactamente qué me contestó él cuando le conté la situación?: ‘Usted no se preocupe’”.
