- ¿Cómo fueron tus comienzos en el rugby?
-Empecé a jugar en el colegio El Huerto de los Olivos y cuando tenía 14 años me fui a Puey. El único antecedente familiar que tengo con respecto a este deporte es el de mi abuelo que fue integrante de Matreros.
- ¿A qué te dedicás además de ser rugbier?
-Soy economista, y trabajo en el Bank Boston. Actualmente estoy haciendo un master.
- ¿Cuán fanático sos de este deporte?
-Me considero muy fanático. Me meto siempre en Internet para ver los resultados y leo un poco de todo, pero por sobre todo me gusta jugarlo. No soy de mirar partidos por televisión, ni de seguir los torneo de afuera.
-¿Tenés algún jugador al que admires?
-Si, claro. Del exterior me encanta el medio scrum de Australia George Greegan: es un fenómeno. Me impresiona la velocidad con la que pasa la pelota -justamente porque es un punto flojo en mi juego-. Y de la Argentina, Agustín Pichot porque es una maquinita. Me gusta ese tipo de medio scrum un tanto futbolero.
-¿Cuál es tu punto fuerte?
-Me caracterizo por la potencia. Considero que soy bastante grande para la posición en la que juego, por eso aprovecho ese factor.
-Actualmente Pueyrredón es uno de los primeros de la zona, ¿cómo están viviendo este momento?
-Estamos muy contentos con nuestro presente porque crecimos mucho como equipo. Lo vemos reflejado en los momentos de adversidad. El último match lo íbamos perdiendo 14-0 y pudimos dar vuelta el marcador. Creo que es un indicio que define la madurez que estamos tomando como grupo.
-¿Qué cosas se dieron para que el equipo esté bien arriba?
-Lo principal es que nos cansamos de perder… Hicimos un clic, y empezamos a darnos cuenta de que teníamos material y podíamos creer en nosotros. Nos concentramos en la preparación física como punto de partida. Antes ganábamos con garra y corazón, pero ahora además, estamos poniendo más juego.
-¿Qué objetivos tienen para este año?
- Queremos clasificar entre los diez mejores del torneo de la URBA para mejorar lo que se hizo el año pasado..
El medio scrum de Pueyrredón busca quedarse con la punta.
Además de ser un luchador en la cancha, Carlos es economista, trabaja en un banco y cursa un máster... a full.
