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Cada día rugen mejor

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Faltan dos minutos para que termine el partido y en la casa de Graciela
Aicega nadie puede permanecer sentado. Paradas sobre el piso de madera tarugado
del living, las tres madres se toman de la mano y hacen fuerza por sus hijas.
Después de tantos años de verlas jugar, se convirtieron en expertas del
hockey y se sienten capaces de dar las últimas indicaciones, aunque sea a miles
de kilómetros de distancia: "Vamos, Lucha -sobrenombre de la
jugadora Luciana Aymar-, andá hasta el fondo y dribleá con la
bocha cerca del palo"
, grita Silvia Oneto; "No se puede perder
la pelota pasando la mitad de la cancha y volver caminando"
, agrega
Lidia Rognoni después del error de una de las jugadoras. "Tenela cerca
de la línea que ya termina. Vamos, hija, hacé el último esfuerzo"
,
es el aliento casi afónico de Graciela Aicega a pocos segundos del final.

Y la alegría estalla cuando suena la chicharra. Las tres se abrazan unos
segundos sin dejar de mirar las imágenes que devuelve el televisor. Y a pesar
de que en Amstelveen la selección argentina ya se consagró campeona, en Buenos
Aires a ellas todavía les tiemblan las manos por la intensidad con la que
vivieron los setenta minutos finales. Y se quiebran cuando la imagen devuelve el
primer plano de los ojos verdes de Cecilia Rognoni llenos de lágrimas.
En el mismo momento, pero a kilómetros de distancia, los ojos verdes de Lidia,
la mamá, también se nublan por el llanto: "Este equipo se merecía
este título. Porque jugaron un torneo bárbaro. Demostraron que están en su
mejor momento y hoy son las mejores del mundo"
, agrega la mamá de
Cecilia y pone a todos en clima.

Ya no es necesario que permanezcan en el mismo lugar. Es que por cábala,
tienen que terminar de ver el partido sin cambiar de asiento
. "Si no
puedo ir a la cancha, siempre miro los partidos sentada en este sillón"
,
dice Graciela. "Yo miré todos los partidos con el mismo pantalón y el
mismo buzo"
, agrega Silvia. Y Lidia dice que su secreto "es
mirarlo sentada y pararse cuando se juegan los últimos minutos"
.

LA PASION POR EL HOCKEY. Es lo que une a estas tres mujeres. Ellas no
sólo alientan y acompañan a sus hijas, también forman parte de las distintas
comisiones de los clubes y son uno de los pilares que mantiene vivo a este
deporte. Y mientras disfrutan el triunfo, recuerdan los primeros pasos de sus
Leonas. Silvia, ama de casa, mamá de Vanina Oneto, comienza la charla: "Desde
que tenía cuatro años, Vanina quería jugar al hockey. Como yo prefería
que jugara al tenis
, le dije que no la iban a anotar si antes no jugaba un
año al tenis. Cuando terminó y consiguió su diploma, me devolvió la raqueta
y me dijo que se la cambiara por un palo. De todos modos siguió haciendo los
dos deportes de manera simultánea. Y así realizó toda su carrera en el club
San Fernando. Su primer título importante lo consiguió cuando tenía 12 años
y logró el
Campeonato Mundial Juniors en Barcelona. Estoy muy contenta
por verla jugar y mucho más por los resultados que tiene todo el equipo. Porque
esta selección es reconocida y respetada en todo el mundo. La mayoría de Las
Leonas son tentadas a diario para jugar afuera. Les ofrecen casa, auto, trabajo,
cualquier cosa para que se queden"
.

La que continúa es Graciela, contadora, y mamá de Magdalena Aicega: "Siempre
quise jugar al hockey y creo que fue esa pasión la que me llevó a anotarla a
Maggi
en el club Belgrano, cuando cumplió siete años. Así comenzó su carrera. Toda
su vida estuvo ligada al deporte, y por suerte le fue muy bien. Siempre tuvo
condiciones para jugar y desde los diez años integra el seleccionado. Primero
como juvenil y después en la mayor. Estuvo en todos los torneos destacándose
siempre en su puesto. Por eso este título es muy especial. Porque, como
madre una sabe todo el esfuerzo que hizo
. Y si bien a ella nunca se le pasó
por la cabeza irse del país, la actualidad del deporte amateur es muy dura.
Porque hay que salir a competir con potencias que viven otra realidad. Por eso
creo que estos logros se deben a la buena organización que tiene el hockey. Estas
chicas llevan 15 años jugando juntas
y en estos últimos tiempos están
disfrutando de todo lo que se sembró"
.

Lidia, profesora de Educación Física, asiente con la cabeza y cuenta que
Cecilia Rognoni, su hija, "Nació jugando al hockey. El padre jugó
muchos años en el club
Mitre y cuando se retiró fue entrenador. Yo de
chica era atleta, pero cuando me puse de novia, también opté por los palos y
jugué durante diez años en
Mitre y en Banco de Desarrollo. Por
eso ella desde muy chiquita se incorporó a la actividad. A los siete años
ingresó al club
Mitre y un año después pasó a Ciudad de Buenos
Aires. Mamó la vida del jugador de hockey. El nivel que tuvieron en la
selección les abrió las puertas de Europa y están preparadas para jugar en
cualquier equipo del mundo
. Tal vez ella todavía no se da cuenta del logro
personal porque es una persona muy exigente consigo misma y quiere mejorar para
asegurar su porvenir. Hasta ahora se quedó en la Argentina para poder integrar
la selección. Porque uno de los requisitos para jugar es que tiene que estar en
el país. Por eso mi gran esperanza es que siga jugando en la Argentina para
disfrutar su talento. Pero la realidad indica que cuando termine su carrera este
año, seguro que se va a ir"
.

Suena el teléfono y desde Holanda llegan las primeras noticias. Las chicas
están festejando en una de las carpas del estadio Wagener de Amstelveen, en las
afueras de Amsterdam, y los gritos son interminables. El gran objetivo del
2001
ya está cumplido, y a la hora de celebrar ellas también se acordaron
de sus madres. La charla es corta, pero sirve para emocionarse nuevamente. Desde
Buenos Aires todos son saludos y felicitaciones. Por eso antes de terminar, las
tres coinciden en que "este equipo quedará en la historia. Porque las
chicas son las primeras Leonas. Y se lo merecen. Demostraron que tienen la
garra
para llevar ese apodo. De ahora en más a las nuevas jugadoras les
costará incorporarse a la selección. La que llegue tendrá que demostrar que
es una verdadera Leona"
Todo el equipo después del partido. El oro y los girasoles fueron para Las Leonas.

Todo el equipo después del partido. El oro y los girasoles fueron para Las Leonas.

Magdalena Aicega, a los 27 años, la defensora es una de las caras más bonitas del seleccionado. Vanina Oneto, es la <i>Batistuta</i> del hockey y convirtió dos goles en Holanda. Cecilia Rognoni, en el grupo le dicen la <i>. La defensora fue la goleadora argentina con 3 tantos y una de las figuras.">

Magdalena Aicega, a los 27 años, la defensora es una de las caras más bonitas del seleccionado. Vanina Oneto, es la Batistuta del hockey y convirtió dos goles en Holanda. Cecilia Rognoni, en el grupo le dicen la "gran muralla argentina". La defensora fue la goleadora argentina con 3 tantos y una de las figuras.

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