“Cada día mis hijos me enseñan a amarlos más” – GENTE Online
 

“Cada día mis hijos me enseñan a amarlos más”

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Cuatro hijos tiene Gustavo Garzón (52): los mellizos Juan y Mariano (20), y Tamara (19), con Alicia Zanca. El cuarto, Joaquín (10), de su matrimonio con Ruth Alfie. Juan y Mariano son Down, esa extraña vuelta genética que imprime una copia extra del cromosoma 21. En lugar de dos, tres. Hay un caso cada 670 nacimientos. La anomalía fue descripta en 1866 por John Langdon Haydon Down: de ahí, síndrome de Down. Son chicos especiales, más allá de la diferencia clásica. Dulces, buenos, amables, queribles. Y hasta tienen un Día Mundial: cada 21 de marzo, por aquello del trisoma 21. De eso hablamos con Gustavo. El encuentro con todos los Garzón, en el Jardín Botánico.

–¿Cómo es la relación entre los cuatro hermanos?
–Excepcional. Mi mayor orgullo es haber logrado, a pesar de mis separaciones, que tengan un vínculo tan fuerte como tengo yo con mis hermanos, Diana y Gabriel. Verlos juntos es un placer: se entienden, se divierten, se ayudan, se quieren. Son puro amor

Al rato llega Tamara. Tami, como la llaman todos. Los otros tres la abrazan, la besan, le acarician el pelo.
–¿Viste que era verdad, que no exageré? –dice Gustavo.

–¿La diferencia de los mellizos con Tamara y Joaquín te hace cambiar de actitud hacia ellos?
–Jamás. Todo lo contrario. Para mí son todos iguales.

–¿En qué cambió tu vida al ser padre?
–Mejoró emocionalmente, y mucho. A partir de la llegada de un hijo tenés la certeza de que nunca más vas a estar solo. Desde luego, también crece la responsabilidad: horarios, cuestiones económicas, todo lo que implica esa llegada al mundo. Se gana mucho, y algo se pierde…

–¿Juan y Mariano, los mellizos, te enseñaron otra forma de amor?
–Fueron mis primeros hijos. Yo sabía lo que era el amor de un hijo a un padre por el que tuve por el mío, pero no sabía de qué manera ama un padre a un hijo.

–¿Cómo es en tu caso?
–Todos los días, cada uno de ellos me lo enseña. Es formidable…

–Ahora estás en pareja con Romina (Hamra, 33 años), y los mellizos conviven con ustedes, salvo los dos días por semana en que están con su madre. ¿Se adaptaron bien al cambio?
–Sí. Son amorosos. Por sobre todo, aman. Es muy raro que un chico Down no quiera a la gente, no la acepte como es y no les responda del mismo modo a los que lo quieren. Es más: siempre devuelven el doble de amor.

–¿Qué compartís con Juan y Mariano?
–Nos gusta mucho comer, y elegir y preparar la comida es el gran tema semanal. Armamos el menú, ellos hacen algunas compras, y…

–¿Van solos?
–No a todos lados: sólo adonde no hay mucho tránsito, porque es peligroso.

–¿Y después?
–Ponen la mesa, cocinan, ordenan… Les encanta. Pero lavar los platos… ¡para nada!

–¿La convivencia con ellos es fácil?
–Es fácil… porque ellos la hacen fácil. Además, siempre estamos cerca, lo necesitamos mutuamente. Claro que sería muy hipócrita si no dijera que ocuparme como corresponde de chicos Down implica también un enorme esfuerzo, con un costo emocional importante. Por suerte, se compensa con el amor que recibo... pero es tan hermoso como doloroso. No todas son flores...

–¿Cuál es tu papel?
–Además del menú y su puesta en escena, los acompaño a sus psicólogas, a sus clases de tenis, y si puedo los llevo al colegio por la mañana, cuando no tengo que trabajar.

–¿Cómo es el día de ellos?
–Van a la escuela como cualquier chico y aprenden a trabajar. Tienen carpintería, huerta, hacen fotocopias y atienden al público. Son muy organizados y muy disciplinados. Además, Juan dibuja, y Mariano hizo acrobacia durante mucho tiempo.

–¿Te acercaste a alguna institución después del nacimiento de los mellizos?
–No, nunca. No por desinterés, te aclaro... Pero a veces leo cosas publicadas por algunas instituciones con las que no estoy de acuerdo. Eso sí: necesito conectarme con padres que tienen hijos Down como yo. Al principio no lo hice, y tal vez fue un error. Pero creo que estoy a tiempo para empezar.

–¿Alguna vez notaste que los discriminaban?
–No sé si discriminación es la palabra. Pero es cierto que cuesta encontrarles el lugar de pertenencia, porque la gente se reúne por intereses comunes. Por ejemplo, los demás chicos no los llaman para jugar a la pelota, porque ellos no juegan a la pelota. Eso no significa que esos chicos sean malos, para nada. No quiero ponerme en mártir ni en víctima. Así como yo elijo a mis amigos, todo el mundo tiene derecho a hacerlo. Que a Juan y a Mariano no los elijan como amigos no es culpa de los otros: la condición humana es así. No puedo pretender que otros hagan lo que yo no sé si haría…

Mientras, los cuatro se ríen, Tami le dice a su papá: –No te pongas los lentes… Tenés lindos ojos, ¡dejá que se vean! Y reíte, papá, acordáte de tus épocas de galán… El arte, claro, no les es ajeno. Tami es actriz y toma clases de teatro con Julio Chávez –gran actor, gran maestro– y Marcelo Savignone, además de estudiar canto y danza. Joaquín estudia guitarra y quiere ser músico. Los mellizos pisaron las tablas en Arlequín, la obra que su madre, Alicia Zanca, dirigió el año pasado.

–¿Tienen futuro como actores, Gustavo?
–Los enloquece actuar, y a mí me encantaría. También sueñan con trabajar en la tele, pero no es sencillo. Ojalá lo logremos, porque los haría muy felices y les daría un sentido especial a sus vidas. Ah, me olvidaba… Mariano va a empezar batería. Le gusta mucho la música, el baile, el teatro, el show. Bueno, lo mamaron…

El año pasado, Garzón atravesó un duro trance cuando se le detectó un tumor. Y a pesar de que tuvo que someterse a quimioterapia –con la consecuente caída del cabello–, nunca dejó de trabajar: terminó el guión de una película y se preparó para el regreso al teatro.

–¿Cómo anda tu vida ahora, Gustavo?
–Muy feliz. Me curé de un tumor en la lengua, nada menos… Mirá qué noticia para un actor. El 4 de abril, en Beckett Teatro (Guardia Vieja 3556), estreno Sos vos junto a Manuel Vicente: la primera obra escrita por mí, con Enrique Federman como coautor, y dirigida por él.

–¿Teatro off?
–Sí. Tenía ganas de actuar lo que escribo y hacer teatro intimista, con poco público, y tenerlo muy cerca. Hace mucho que me ronda, y ahora me lo permito.

–¿Y si no funciona?
–No importa. Es un placer, más allá del resultado.

–¿Cómo nació Sos vos?
–Surgió a partir de una idea de Enrique y mía, y fuimos escribiéndola durante los ensayos. Todavía nos falta la última escena… Además, terminé mi primer guión de cine. ¡Me llevó cuatro años!

–En ese impulso tienen que ver…
–¡Sí! Totalmente. Mis hijos. Mis cuatro hijos. Porque cada uno a su manera sopla mis velas… Juan, Gustavo, Joaquín, Tamara y Mariano. Todos los Garzón en el Jardín Botánico. A pleno sol. A puro amor. Y sin diferencias…

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Gustavo y sus cuatro hijos: Tamara es actriz, Joaquín nunca se desprende de su guitarra, y los mellizos Juan y Mariano ya debutaron en teatro, bajo la dirección de su mamá, Alicia Zanca.

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Garzón y sus hijos: juntos son dinamita…

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