«Cacho Tirao fue el primer hombre que creyó en nosotros» – GENTE Online
 

"Cacho Tirao fue el primer hombre que creyó en nosotros"

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La grilla decía que a Cacho Tirao le tocaban treinta minutos de televisión. Y
Cacho, que para 1993 llevaba años de consagrado, decidió que le regalaría diez a
esos chicos que cantaban tan afinadito. Ahí arriba, en el escenario de la plaza
Próspero Molina, Tirao hizo el anuncio: "Y ahora les quiero presentar a mis
ahijados, Los Nocheros". Entonces Rubén Ehizaguirre, Jorge Rojas y los hermanos
Kike y Mario Teruel entraron despacito. Cantaron el Ave María y se despidieron.
Los cuatro que bajaron del escenario no eran los mismos cuatro que habían
subido.

Habían pasado por Cosquín un año antes, sin mucha pena ni mucha gloria. Pero la
segunda fue la vencida, y diez minutos les alcanzó para cambiarse la historia,
para ser declarados Revelación del Festival y reinventarse un camino en la
música y en el mercado de la música.

El viernes pasado, sobre el mismo escenario pero diez años después, Los Nocheros
festejaron. Cantaron clásicos propios y clásicos ajenos. Tuvieron invitados y
también hicieron de presentadores. Sin embargo, fue recién sobre las diez de la
noche que sacudieron una plaza de localidades agotadas: frente a los diez mil
que estaban en las butacas, esta vez el anuncio lo hicieron ellos: "Damas y
caballeros, el hombre que creyó en nosotros y nos regaló aquella oportunidad,
Cacho Tirao
". Entonces en el centro del mismo escenario de la misma plaza, Tirao
apareció en una pequeña silla de caño. Está hemipléjico y hace tiempo que no
toca su mítica guitarra, pero de todas formas allí estaba, sonriendo en calma,
rodeado por los cuatro chicos que cantaban tan afinadito, que ahora son un poco
menos chicos.

Contó la historia, Cacho. La de los diez minutos y la oportunidad. De pie, Kike,
Mario, Rubén y Jorge lo rodeaban como a un tótem. Después Cacho, la mano inerte
sobre la pierna inerte, el cuerpo quieto como detenido, frente a los diez mil de
las butacas, los diez mil suspendidos en el silencio de la noche de Cosquín,
dijo: "Tengo una familia, tengo nietos que ahora me están escuchando, por eso
tengo que recuperarme, por ellos lo tengo que hacer".
Lloraba Cacho mientras lo
decía. A sus espaldas, Los Nocheros arrancaron con el Ave María.

La 44º edición del Festival Nacional de Folclore Cosquín 2004 fue algo
tropezada. Hubo fechas varias y corridas de plateas vacías, con polémica entre
productores, comisión municipal y artistas que le buscan, ahora, un futuro al
evento folclórico más importante de la Argentina. La controversia tuvo dos
excepciones. La fecha del Chaqueño Palavecino y el viernes de Los Nocheros.

Cuando Jorge Rojas salió al escenario, aún había luz de día y las puertas recién
se abrían. Sin vestuario, informal, Rojas y sus compañeros comenzaron a las
siete de la tarde su prueba de sonido con público. La gente iba llegando con el
apuro de quien cree que viene tarde: muchos entraron con Los Nocheros sobre el
escenario. "Subime el retorno, por favor", decía Kike. "Dame más teclados",
pidió Mario. Nunca estuvo claro cuándo terminó la prueba y cuándo empezó el
show. Nadie esperó que lo estuviera, tampoco. Fueron pasando algunos amigos,
mientras: Las voces de Orán, el Paz Martínez, entre los más reconocibles. En
algún momento se hizo de noche y llegaron las buenas viejas canciones que los
diez mil esperaban sentaditos. Lo que había empezado a las siete de la tarde se
extendió hasta la una de la madrugada. Algunos dijeron que fue la noche de
reconciliación de Los Nocheros, que venían de un traspié de playback por el que
ya habían pedido disculpas.

Detrás, al otro lado del telón, una marea de asistentes, productores,
periodistas, se cruzaban en el espacio largo del fondo. Entre la gente, los
cuatro iban y venían, salían, entraban y volvían a salir a una plaza que los
quería siempre allí. En un rato, en un rincón del backstage, los cuatro se
sentaron. El rato duró lo que puede durar un rato en el medio de un show. Fue
suficiente para preguntarles qué quieren decir estos diez años de Nocheros en
Cosquín.

Rubén:- Son diez años de aprendizaje.
-¿Y qué es lo que aprendieron?
Rubén:
-A cuidar esto. Hemos pasado por tantas, de las buenas y de las malas,
que me llena de orgullo poder decir que esto que somos nosotros cuatro es muy
difícil que vaya a romperse.
Kike: -No te olvides que detrás de estos diez años que la gente conoce, hay
otros ocho años que la gente no conoce, y en donde también pasamos de todo.
Mario: -Es mucho tiempo, es casi una vida juntos.

-¿Se explican lo que les pasa?
Jorge:
-Lo que hacemos nos encanta hacerlo. Por suerte nos va bien, pero
seguiríamos haciéndolo si nos fuera mal. No hay secreto, es sólo eso.

Tirao recibe las gracias de Los Nocheros, a quienes les dio una oportunidad en 1994, en ese mismo escenario. Hoy, los cuatro salteños son número uno en el mundo del folclore. Cacho, a raíz de su enfermedad, ya no puede tocar la guitarra.

Tirao recibe las gracias de Los Nocheros, a quienes les dio una oportunidad en 1994, en ese mismo escenario. Hoy, los cuatro salteños son número uno en el mundo del folclore. Cacho, a raíz de su enfermedad, ya no puede tocar la guitarra.

Los Nocheros interpretaron sus clásicos. Subieron al escenario a las siete y media de la tarde y, con intervalos, lo abandonaron a la una de la madrugada.

Los Nocheros interpretaron sus clásicos. Subieron al escenario a las siete y media de la tarde y, con intervalos, lo abandonaron a la una de la madrugada.

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