“Buenos Aires y Londres son las mejores ciudades del mundo para salir a bailar” – GENTE Online
 

“Buenos Aires y Londres son las mejores ciudades del mundo para salir a bailar”

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El DJ más grande del mundo abre la puerta de su habitación comiendo una manzana verde. “Es mi almuerzo –explica–. Las giras me demandan mucha energía y trato de comer lo más sano y liviano posible”. Y sabe de lo que habla, este chef graduado en la Escuela de Cocina de Londres que terminó dedicando sus días a pinchar discos y hacer bailar a medio planeta. Paul Oakenfold está vestido completamente de negro, salvo unas relucientes zapatillas plateadas que compró en su último viaje a Chile. Aunque son las tres de la tarde, con este look parece listo para salir a bailar.

Nacido en Greenhithe, en los suburbios de la capital inglesa, Oakenfold se crió en un barrio obrero del East London y aprendió a tocar el piano y la guitarra a los ocho años. A los quince tuvo su primera banda de rock (“éramos pésimos”, admite) y al terminar el colegió se zambulló en la escena new wave y post punk que explotaba en Manchester. Ahí, ofició de productor del disco histórico de una banda histórica, Pills, Thrills and Bellyaches, de los Happy Mondays. “Producirlos fue una gran experiencia. Ellos no eran músicos en el sentido tradicional, pero sí muy talentosos. Además, era casi la primera vez que un DJ se involucraba así con una banda de rock. Y salió bien, todavía hoy ese disco suena muy bien”, dice con orgullo. Sin embargo, el corazón de la movida dance que comenzaba a estallar estaba en Nueva York, así que sin dudarlo Paul hizo las valijas y se tomó un avión directo a Manhattan. Fue DJ residente de los clubs más prestigiosos (entre ellos Cream), al tiempo que editó algunos álbumes imprescindibles (en total, sacó veinte discos) en el universo electrónico como Tranceport y Perfecto Presents Another World, este último considerado el más vendido en la historia del dance.

Hoy, a sus 45 años, con el título de mejor DJ del mundo según Guinness y señalado por la revista musical Q Magazine como “una de las 50 bandas que uno debería ver antes de morir”, Paul Oakenfold está parcialmente retirado (gran parte de su tiempo lo dedica a ayudar a chicos con dislexia, mal que él mismo padeció en su infancia). Ya no anda de gira por todo el mundo pinchando discos, ni todas las mañanas amanece en un boliche distinto. Dedica buena parte de su tiempo a componer música para películas, como Swordfish, con John Travolta, las últimas dos versiones Matrix (Reloaded y Revolutions) y Otro día para morir (la última de James Bond con Pierce Brosnan), además de musicalizar videojuegos y salir de gira sólo si Madonna o U2 se lo piden. “Ahora, mi plan preferido es quedarme en casa, cocinar algo y después mirar alguna película”, dice.

–¿Te cansaste de las noches en las discos?
– Sobre todo me agotaron las giras, me resultan muy pesadas. Estoy harto de todo lo que implica un viaje: despertarme temprano, lidiar con la seguridad, los vuelos que se retrasan, ¡es terrible! Todos amamos salir a la noche. Nunca podés cansarte de salir a la noche y pasarla bien. Necesitás fiestas en tu vida… pero yo ya tuve demasiadas.

–¿Cuál es la mejor ciudad del mundo para salir a la noche?
–Ahora que volví a Buenos Aires después de tantos años, comprobé que la gente está más fuerte, con energía. En los cuatro recitales en River, el público se mostró fantástico. Sin dudas, Buenos Aires y Londres son las mejores ciudades para salir a bailar. Y un escalón más abajo, Los Angeles y Dublín.

–¿Qué diferencias hay entre ser DJ y componer música para películas?
–Cuando estás en la cabina como DJ tenés el control absoluto de la audiencia, y está en tus hombros leer lo que quiere el público. En cambio, para componer música de películas, es necesario sentirse parte de un equipo, se precisa hallar el sonido correcto, más allá de tus gustos musicales.

–Tocaste en la cancha de River con Madonna, pero sos hincha de Boca. ¿Fuiste a ver algún partido esta vez?
–No, porque en realidad me hice fanático del club porque me encanta ir a la Bombonera. Pero Boca jugó de visitante, así que quedará para la próxima vez. La Bombonera es un lugar fascinante, donde definitivamente me gustaría tocar alguna vez.

–Antes de DJ fuiste cocinero…
–Sí, cuando terminé el colegio me anoté en una escuela de cocina y soy un gran chef. Durante un tiempo, trabajé en el Club del Ejército y la Marina, en Londres, a donde a veces iba el Príncipe Carlos.

–¿Y cuál es tu especialidad?
–Las carnes, sobre todo. En casa cuando vienen amigos les hago un plato que combina carne, con papas y vegetales, todo cocinado a fuego lento. ¡Esa es otra cosa que no me gusta de las giras, que no puedo cocinar!

– OK, no cocinaste. ¿Qué hiciste en la Argentina?
–Bueno, tuve mucho trabajo cada una de las noches, con los shows. Y el resto del tiempo lo pasé con amigos que, principalmente, venían a visitarme al hotel.

–¿Cómo viviste los shows en River?
–¡Me encantaron! Uno de los motivos principales por los que sigo disfrutando tocar en Sudamérica es la energía del público. En un festival como Creamfields o un show de Madonna, la gente está siempre lista para bailar.

–¿Cómo es viajar en el tour con Madonna?
–Debo confesar que no nos vemos demasiado, pero ella siempre es simpática y agradable. Y como artista la admiro muchísimo. ¿Cómo explicarlo…? Es popular pero al mismo tiempo valiente. Está hace muchos años haciendo esto y nadie la supera. Y eso que en Buenos Aires dio cuatro shows, muchos más de los que dieron U2 y los Rolling Stones…

–¿Cuál es tu momento favorito cuando estás tocando?
–Me gusta mirar a la gente a los ojos y ver que la están pasando bien. Esa es la mejor recompensa. La mejor satisfacción para un DJ es que tu público esté feliz. Como uno de los creadores de la movida dance, Oakenfold ha hecho bailar a medio planeta.  Pero además, compuso la música de Matrix (2 y 3), Swordfish y la última de James Bond con Pierce Brosnan.

Como uno de los creadores de la movida dance, Oakenfold ha hecho bailar a medio planeta. Pero además, compuso la música de Matrix (2 y 3), Swordfish y la última de James Bond con Pierce Brosnan.

El empresario Sebastián Darcyl organizó una fiesta privada en Clicks Studio, que tuvo a Paul Oakenfold a cargo de las bandejas.

El empresario Sebastián Darcyl organizó una fiesta privada en Clicks Studio, que tuvo a Paul Oakenfold a cargo de las bandejas.

Sebastián Darcyl, el anfitrión, junto a Oakenfold.

Sebastián Darcyl, el anfitrión, junto a Oakenfold.

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