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Buenos Aires hace agua

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En menos de una hora, Buenos Aires trocó en un involuntario y patético remedo
de Venecia. La geografía porteña sucumbió a los 170 milímetros de lluvia caídos
entre la cero y las 19 horas del martes 11 de febrero -mes que se transformó en
el más lluvioso de la historia- y todo fue calles anegadas, negocios inundados,
automóviles llevados como barcos de papel por la corriente y oleadas de
justificado malhumor entre los porteños. Como siempre, era previsible que
sucediera. Como siempre, no se hizo nada para evitarlo. Cuando el 24 de enero
del 2001 el registro pluvial marcó 147 milímetros de agua y la crónica roja
habló de cinco muertos, el secretario de Obras Públicas de la ciudad, Abel
Fatala, prometió obras que acabarían, de una vez y para siempre, con el flagelo.
"Soluciones de fondo", las llamó. Pruebas a la vista, su compromiso terminó en
palabras. En esta oportunidad, apeló a las excusas: "Si tuviéramos 400 millones
de pesos para invertir, en el 2005 buena parte de la ciudad estaría protegida
contra las inundaciones. Pero nunca antes. No dan los plazos. Y además, las
condiciones económicas no ayudan"
. Encima, no es sólo agua lo que sube: las
patentes y las tasas de alumbrado, barrido y limpieza también sufrieron
incrementos -en el caso de las primeras, de hasta el 270 por ciento- agregando
bronca a los habitantes de la ciudad. Con las elecciones porteñas en el
horizonte cercano, las respuestas de los dos principales competidores de su
jefe, Aníbal Ibarra, no tardaron en arreciar.

SE VIENE EL AGUA. Desde el búnker de la Fundación Creer y Crecer de Mauricio Macri, un arsenal de propuestas estalla en la cara de Fatala. "Los vecinos están
hartos de que les digan que no se puede hacer nada"
, brama el ingeniero, y
presenta a su equipo de expertos en hidráulica, el ingeniero Jorge Zalabeite y
el arquitecto Luis Costa.

"En la ciudad se inunda cada vez más con lluvias cada vez menores. Tuvimos un
triste récord en Buenos Aires: seis inundaciones en 50 días
-acusa Zalabeite-.¿Y
sabe por qué es así? Primero, porque hay una carencia absoluta de mantenimiento
mínimo del sistema pluvial. No se limpian correctamente los sumideros, el
barrido es pésimo y entonces el agua arrastra la basura y se tapan las bocas de
tormenta. Pero además, están conectados por nexos a los conductos principales,
los arroyos están sucios, y la salida está llena de sedimentos. Hace 10 años que
no se limpian los arroyos y sus salidas. Pero hay otra razón…
"

-¿Cuál es?
-La falta de obra de infraestructura, que es básica. Por ejemplo, yo no recuerdo
que se haya inundado el microcentro, y esta vez estaba tapado de agua. Hemos
retrocedido, no se hizo nada. Cuando el ingeniero Fatala asumió, encontró una
obra comenzada para resolver en parte las inundaciones del arroyo Vega. Por
razones que desconozco, la paralizó hasta el 24 de enero del 2001, cuando
sucedió una gran inundación y la furia de los vecinos lo obligó a recomenzarla.
Lo concreto es que de esa obra se hizo el 45 por ciento, y se gastó el 200 por
ciento del presupuesto original, que era de aproximadamente 750.000.000 de pesos
o dólares, en ese momento.

-Eso en cuanto al diagnóstico. Y ahora, ¿qué habrá que hacer?
-Desde el primer día de gobierno lanzaremos un plan de urgencia, con
mantenimiento y una serie de trabajos menores. En otra etapa iniciaremos obras
de infraestructura de reparación de los arroyos existentes. Con nuevas
tecnologías, vamos a disminuir el rozamiento del agua. Por ejemplo, el arroyo
Maldonado, hoy, escurre 100 metros cúbicos por segundo a la altura de Santa Fe y
Juan B. Justo. Para satisfacer una tormenta como la del martes debería tener 270
metros cúbicos por segundo. Con nuestro plan lo vamos a llevar a 300. Con eso
resolvemos el problema de la conducción del agua, pero hay otro: los arroyos
descargan en el río de la Plata. Cuando sopla viento del sudeste, el río inunda
los arroyos y provoca un tapón hidráulico.

-Para solucionarlo, el Gobierno había propuesto cavar grandes reservorios bajo
tierra.
-Eso es inviable. Nosotros pensamos hacer un gran recinto que contenga una
laguna de 850 hectáreas, aproximadamente, cerrado por una escollera. Estará
sobre el río de la Plata, entre Salguero y General Paz. Todo nuestro proyecto
hidráulico costará alrededor de 650 millones de pesos, y con eso solucionaríamos
el problema de los cinco arroyos que corren por la zona norte de la ciudad, y
las inundaciones.

LLUEVE SOBRE MOJADO.
Daniel Scioli, actual cabeza de la Secretaría de Turismo y
Deporte de la Nación
y candidato a Jefe de Gobierno por el justicialismo, es
contundente: "La ciudad de Buenos Aires no necesita más cosmética. No puede ser
que lluevan dos gotas en la ciudad y se inunden las casas. Con respecto a las
inundaciones, siempre se barrió y se escondió el problema debajo de la alfombra.
Hay que obrar en profundo. Afecta a toda la vida de los ciudadanos del área
metropolitana: al transporte que queda aislado en plena calle, al comercio, a la
propiedad pública y privada, al valor de las propiedades, a la calidad
ambiental
".

La mirada de Scioli va todavía más allá: "Hay un gran desafío aquí, que es
atraer al turismo, y al comercio. Reposicionar a Buenos Aires como la marca de
calidad que alguna vez fue. Las inundaciones afectan gravemente nuestra calidad
de vida".
Y con esa meta en mente, y apoyado por un equipo de planeamiento
urbano, compuesto por arquitectos e ingenieros hidráulicos, buscó la raíz del
asunto. Un paper que entregó a GENTE, entre tantas otras deficiencias
productoras de inundaciones, menciona "la falta de programas de limpieza y
mantenimiento de sumideros y arroyos entubados
", y "la inexistencia de una
limpieza correcta en las calles de la ciudad de las 676 toneladas de basura
producidas por día, que provocan obstrucciones y tapones
". De paso, también
aboga por un poquito de educación cívica en el tema de los desperdicios: "Hay
que generar un cambio de conducta en la población respecto del residuo en la
calle para evitar dificultades en los desagües".

Es bien cierto que el relieve porteño no ayuda: una planicie con escasa
pendiente, con el Riachuelo y el río de la Plata que desbordan naturalmente en
la temporada de lluvias de octubre a marzo, temibles sudestadas, y un sistema de
drenaje que no da abasto -95 de cada 100 gotas descienden al mismo- que provocan
un promedio anual de 1200 milímetros de precipitaciones. Pero algo hay que
hacer. Y no es imposible.

Una plétora de medidas propone Scioli desde su candidatura. Entre ellas: "Crear
una unidad administrativa de alto nivel técnico vinculada con las inundaciones
urbanas. La falta de planificación e inversiones es una de las causas
principales de estos desastres. Asimismo, crear un sistema de prevención y
alerta, midiendo parámetros meteorológicos e hidráulicos
". Y remata: "No hay que
improvisar. Hay obras por hacer, con presupuesto disponible y aprobado. Y hay
que hacerlas ahora
".

por Hugo Martin con Federico Fahsbender
informe: Pilar Carioggia
fotos: Fabián Uset, Walter Papasodaro, gentileza diario La Nación y Archivo
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