Barbijos: la tendencia que se (im)puso de moda – GENTE Online
 

Barbijos: la tendencia que se (im)puso de moda

Gente habló con una socióloga –Laura Zambrini– y un diseñador de alta costura –Benito Fernández–, para descubrir qué genera esta prenda de escasos centímetros que jamás olvidaremos. Además, el médico e investigador Gonzalo Pérez Marc brinda seis datos que hay que saber sí o sí sobre este particular accesorio.
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“El barbijo nos dio una manera de expresarnos”
Por Benito Fernández. Diseñador de alta costura

La industria textil es la industria más sensible, porque interpreta lo que nos pasa todo el tiempo, nuestras problemáticas. Por eso es la que reacciona más rápidamente a lo que estamos viviendo. Así que ni bien arrancó la pandemia, todos empezamos a hacer barbijos y después porta barbijos. Al principio se pensó que era algo del momento, pero ahora ya los estamos viendo en los desfiles e incluidos en las últimas colecciones. De hecho, en mi colección primavera-verano hay dos o tres estampas dedicadas al tema. Creo que van a quedar por un tiempo largo ya que, incluso en los países en donde el tema está mejor y se permite andar al aire libre sin barbijo, la gente igual lo lleva. Es un elemento que vino a instalarse indeterminadamente y las marcas y diseñadores pensamos todo el tiempo cómo incluir en nuestras colecciones, porque hay un plus: el barbijo nos dio una manera de expresarnos. Como en los años Ochenta, que las remeras empezaron a tener frases con ideologías, siento que el barbijo también vino a decir un montón de cosas: por eso es tal su diversidad. Aparte, más allá de lo que haga una marca o un diseñador, cualquier persona puede tunearlo a su manera, con su propia personalidad. Por eso cuando vas por la calle ves frases, marcas, apetencias políticas, religiosas, futboleras y pertenecías a distintos sectores. Es decir que el barbijo es un elemento que no sólo sirve para cuidarnos y protegernos, sino para, de alguna manera, mostrarnos. Creo que se va a instalar por un rato.

La pandemia ha generado un impacto muy fuerte en casi todos los órdenes de la vida, inclusive en nuestra forma de vestir

Laura Zambrini, socióloga

“La indumentaria es una segunda piel cultural”
Por Laura Zambrini. Socióloga, profesora titular de Sociología en la Carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la UBA, e investigadora del CONICET

Desde la sociología de la moda, entendemos a la indumentaria como una suerte de segunda piel cultural, portadora de múltiples significados, en diálogo con el contexto histórico. Por ello, nos presentamos ante el mundo social cubiertos de prendas de vestir, según la ocasión y las trayectorias personales. Sin embargo, la pandemia ha generado un impacto muy fuerte en casi todos los órdenes de la vida, inclusive en nuestra forma de vestir. Así, el barbijo se transformó en un objeto de uso cotidiano, modificando las percepciones sobre los cuerpos, rostros y entornos. Y si bien ya existieron antecedentes de su usanza, también es cierto que, desde la Edad Media hasta esta parte, el mismo fue asociado a lo sanitario y a la contaminación ambiental. En 2020 la moda reaccionó rápidamente a partir de diseños amigables y funcionales, para acompañarnos en este trance hacia ‘la nueva normalidad’, dialogando con el campo de la salud. Muchos interrogantes se abren sobre las secuelas que dejará esta coyuntura, como, por ejemplo, si continuaremos utilizándolos. En líneas generales, cuando una sociedad sufre un fuerte trauma colectivo tiende en lo inmediato a querer olvidarlo. Es decir, que a menos que el contexto sanitario lo requiera y el miedo persista por razones objetivas, es probable que las emociones, representaciones e imaginarios que el barbijo evoque, atenten contra su integración hacia el sistema de la moda, manteniendo el status de accesorio propio de los contextos sociales excepcionales.

El barbijo de fabricación casera (no descartable) debe lavarse en forma frecuente y con el agua a la temperatura máxima

Gonzalo Pérez Marc

6 datos que hay que saber sí o sí
Por Gonzalo Pérez Marc. Médico pediatra e investigador (MN 110813)

1) Los mejores barbijos son, sin dudas, aquellos que se usan correctamente. Deben utilizarse cubriendo de manera completa la nariz y la boca, y ajustándose siempre con precisión a los lados de la cara (sin huecos). Es por esto que el nombre `tapabocas´ es en realidad incorrecto, ya que debe cubrir bien la nariz y la boca, así como ajustarse por debajo de la barbilla.
2) Para evaluar la calidad de un barbijo se deben considerar algunas cuestiones. Si no son de tipo sanitario, tienen que estar compuestos de dos o más capas de tela lavable y respirable, contar con una varilla nasal que evite que el aire se filtre por la parte superior del barbijo, y no tener válvulas de ningún tipo, ya que podrían permitir la circulación de los virus a través de ellas.
3) Hay que pensar al uso del barbijo como una manera de cuidarse uno mismo mientras se cuida a los demás. Reemplazarlo por una máscara facial es inadecuado. Como mucho, podría utilizarse un cubre cuello que tape la nariz por completo, siempre doblado en
dos capas.
4) Niños y niñas deben utilizar barbijos adaptados a sus tamaños. A la vez, no se recomienda su uso en menores de
dos años.
5) Antes de colocarse un barbijo, siempre hay que lavarse o utilizar desinfectante de manos. Es recomendable no tocarlo una vez colocado. Si esto se percibiera como necesario, es porque el mismo está mal puesto.
6) El barbijo de fabricación casera (no descartable) debe lavarse en forma frecuente: puede utilizarse detergente común y mezclarse en el lavarropas con otras prendas, pero siempre con el agua a temperatura máxima.

Por Kari Araujo
Fotos: Fabián Uset

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