“Bailar con Julio es más que bailar: una experiencia de vida” – GENTE Online
 

“Bailar con Julio es más que bailar: una experiencia de vida”

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Pasa casi inadvertida. Es difícil saber que esa mujer diminuta, sin maquillaje y casi tímida, es célebre. Los grandes coreógrafos de la segunda mitad del siglo XX montaron obras sólo pensando en ella. Alessandra Ferri (43) nació en Milán, y apenas a los cuatro años le dijo a su familia que sería bailarina. La mandaron a una academia, luego a la escuela del Alla Scala Milano, a los 15 fue la primera italiana becada en el Royal Ballet School de Londres, y a los 24 tocó el cielo: primera bailarina del American Ballet Theatre, donde conoció a Julio Bocca. No sólo actuaron juntos durante más de dos décadas: firmaron una amistad eterna. Está casada con el fotógrafo y cineasta Fabrizio Ferri (los dos llevan el mismo apellido), tienen dos hijas, Matilde (8) y Emma (4), y viven en Nueva York. Llegó a Buenos Aires para bailar –por última vez– Manon con Julio Bocca: el ballet que éste eligió para despedirse del ABT. Serán, hasta el 31 de este mes, ocho funciones. En la puesta de Nueva York los aplaudieron durante cuarenta minutos. A preparar las palmas…

–¿Qué significa Julio en tu vida y en tu carrera?
–Muchísimo. Nos conocimos hace más de veinte años, y gozo la libertad de estar sobre el escenario con alguien muy querido. Cuando Julio está frente a mí, más allá del gran bailarín y el artista hay un hombre, un auténtico y verdadero hombre, con todo el sentimiento del que es capaz. Bailar con él es mucho más que bailar: es una experiencia de vida.

–¿Qué es el ballet? ¿Cómo lo definís?
–La libertad. El privilegio de vivir todos los sentimientos humanos a través de los personajes es exactamente la libertad. Y también, para el artista, mostrar su intimidad por medio del arte.

–¿Qué parte tuya es Manon?
–Es la parte más ingenua de mí. Cuando somos muy jóvenes tenemos una seguridad que no es verdadera, no sabemos que nada es seguro en esta vida. Eso lo comprendo ahora…, porque ya no soy ingenua y puedo entender el personaje de Manon.

–¿Por qué no antes?
–Porque en los primeros tiempos de mi carrera, cuando bailaba Manon, yo tenía 19 años: la misma edad que ella. Y no sabía muy bien quién era esa niña. Ahora, en cambio, puedo mirarla desde afuera.

–¿Es muy difícil llevar adelante, juntos, el amor y el ballet?
–No. La vida lo contiene todo, y en la mía está el ballet. Creo que la gente tiene una idea equivocada de los artistas. Los ve como si fueran dos seres, el humano y el artista. Pero no están separados. La persona que me ama también ama lo que hago.

–¿Qué papeles te conmovieron más?
–Los de mujeres con una historia verdadera: Romeo y Julieta, Manon y Carmen. No me gustan El lago de los cisnes ni las muchas fábulas que hay en el ballet. Haciendo el papel de una mujer real puedo investigar, pensar y disfrutar la vida.

–Usás mucho la palabra vida. ¿Por qué?
–Porque de la vida me gusta todo. También sus cosas horribles. No creo que sólo deba ser bella. La vida es unidad, placeres, dolores, y lo acepto todo. Vivir es tener sentimientos… y no todos los sentimientos son buenos.

–¿Cuáles son los placeres de tu vida?
–El amor de mi marido y el de mis hijas. El que me dan y el que les doy. Un amor grande y profundo.

–¿Te gusta la Argentina?

–No conozco la Argentina. Me gusta Buenos Aires, sí. Tengo ganas de venir sin obligación de trabajo, con mucho tiempo y con Fabrizio y mis hijas, y viajar por todo el país. Sobre todo porque tiene lugares sacros, lugares que el hombre todavía no perturbó.

–¿Extrañás Italia?
–Algunas cosas, sí. Pero hay muchas por las que no me gustaría vivir en Italia, que ahora pasa por un momento muy difícil: la gente no es feliz, vivir en las ciudades es difícil, y lo peor es que el país no te ofrece nada. En Nueva York hay problemas, pero también muchas oportunidades. Hay verde, arte y trabajo. Si tenés sueños y ganas de trabajar, es el lugar para progresar.

–¿Te cuesta mucho cuidar tu cuerpo?
–Sí. Es muy difícil. Es una tarea de todos los días, y cuantos más años tenés, más difícil es. Tengo dos hijas, y después de cada parto tuve que poner mi cuerpo en forma. Fue como empezar de nuevo. Pero soy muy disciplinada, y cuando me propongo algo, trabajo hasta lograrlo.

–¿Cuál es tu fórmula?
–Tomo clases, hago mucha gimnasia, dietas, y cuido muy estrictamente lo que como: sólo cosas buenas, frescas, y cocidas a la parrilla o al vapor. Yo compro los alimentos, y yo los cocino.

–¿A tus hijas les gusta verte en el escenario?
–Muchísimo. Pero tengo muy en claro que la danza es una pasión mía, y no trato de que ellas se enamoren de lo mismo. Es una profesión muy dura. Exige mucho tiempo, energía y sacrificio. Clases, ensayos, gimnasia, y así todos los días. Ellas decidirán si les gusta. Hasta ahora, ninguna de las dos dijo nada al respecto.

–¿Vas a extrañar mucho a Julio?
–Muchísimo. Desde ahora hasta el final de mi carrera, es una de las cosas más difíciles que tengo por delante. Bailar con Julio es tan especial…

–¿Cuándo te retirás?
–El 23 de junio del año que viene será mi última función.

–¿Y después?
–Seré una madre muy feliz.

“<i>La danza es mi pasión desde antes de aprender a leer</i>”, dice Ferri en el Centro Cultural Borges, donde ensaya. En el teatro Opera, la espera Julio.

La danza es mi pasión desde antes de aprender a leer”, dice Ferri en el Centro Cultural Borges, donde ensaya. En el teatro Opera, la espera Julio.

Julio y Alessandra en una escena de Manon.

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En pleno ensayo, su enorme y contagiosa sonrisa.

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