Bailando por un sueño – GENTE Online
 

Bailando por un sueño

Carmen Barbieri
No soy una diva ni quiero serlo
Llega casi al filo del inicio de las fotos. Lo había adelantado. Justificada tardanza, no obstante. Carmen Luz Barbieri (52, Buenos Aires), viene de dos funciones por la noche (Irresistible, otra historia de humor) y de su programa (El diario de…, América). Entra al camarín y saluda a las otras dos ganadoras de Bailando…, Flor de la V y Carla Conte. “¿Repetiremos, chicas?”, bromea antes de que se cierre la puerta y se prendan en una charla femenina de quince minutos. A continuación, en medio del peinado, lanza un párrafo imperdible: “Bailo desde mis 5 pirulos. Puedo lanzarte la lista de maestros que me enseñaron: Beatriz Ferrari, Ricardo Rivas, Pedro Sombra, Olga Ferri, Liliana Belfiore, Héctor Estévez… Cuando entré a Bailando 1, en 2006, comprendí que en 33 años de carrera, incluso con las uñas de mis pies lastimadas, el metatarso abierto, problemas en las rodillas y 76 kilos para mi metro setenta, mi cuerpo sigue teniendo memoria. Conseguí la primera edición, me muevo como loca cada noche en el escenario del Premier 1 y no me entrego ahora, compitiendo contra 24 parejas hermosas, siendo la mayor y más pesada de todas las participantes, y aun enfrentándome con el jurado. Mi esposo (Santiago Bal, 71) y mi hijo (Federico, 17) insisten: ‘Vos sos una artista. No pierdas la alegría del artista’. Y claro, yo no soy una diva, no quiero serlo. No me visto como diva ni me manejo como tal. Yo soy una artista, che”.

Flavia Palmiero
Y pensar que mi coach me imitaba cuando yo hacía La ola está de fiesta…
–¡¿De verdad, Flavia (Adriana Palmiero, 40, Buenos Aires)?!
–En serio. Apenas me presentaron a Agustina Mayer (25), mi profe, me saludó y se puso a repetirme la coreografía de La ola está de fiesta. Yo no lo podía creer. Pensar que mi coach me imitaba. Claro que ahora me enseña cómo se hacen las coreos, pero bien. Lo mío era instinto, improvisación e imitación. Siempre me encantó imitar a Rafaella Carrá.

–No obstante acá anda de regreso. ¿Le costó?
–Cuesta. Los primeros días, reconozco, sufría pesadillas. Aparte, nunca antes había tomado clases.

–¿Qué siente una mujer de cuatro décadas que aparenta menos enfrentando a chicas de dos que aparentan más?
–La ventaja de ellas es que mamaron desde la cuna los programas juveniles de baile. Se nota. Igual, llego a casa y ensayo fuerte. Aparte, los dulces de mis chicos (Giuliana, 18 y Gianni, 12), apoyan y estimulan a su madre. Me falta animarme otro poco. Pasión, entusiasmo y compromiso, me sobran.

–¿Se inspira observando antiguas películas del género, sintoniza High School Musical, por Disney Channel?
–Stop. De ninguna manera te revelaré mis secretos.

–¿Le atraen los caballeros que danzan lindo?
–Me atraen los que me miran y me aprietan fuerte cuando bailan conmigo.

–Ultima al respecto: ¿no baraja la posibilidad de transformarse en vedette? ¿Qué sucedería si Sofovich, Cherutti o Artaza la llamasen?
–Decíles que marcan mi número de teléfono y vemos.

Rocío Guirao Diaz
Muero de ganas de que me llame Cris Morena
–¿Así que debió cambiar de rubro?
–Por el momento –contesta Rocío Guirao Diaz (22, Buenos Aires)–. Pensaba lanzar mi disco en el primer semestre del año. Sucede que me llamaron, primero para conducir El garage y después, de Bailando por un sueño. Acepté ambas propuestas y tuve que virar.

–¿Le costó o lo disfruta?
–Cantar, bailar… ¡qué cosa genial! Yo admiro a Natalia Oreiro. Muero de ganas de que me llame Cris Morena para trabajar con ella. No sabés cuánto me paran los nenes para saludarme, sacarse fotos conmigo.

–¿Chicos con barba y bigote? ¿De qué edades hablamos?
–De 16 para abajo, en serio. Obvio que lo disfruto. De la misma manera que disfruto mis presentaciones en ShowMatch. Me parece que delante de la tele se nota.

–¿Cómo es el detrás? Aparte de las prácticas normales, ¿ensaya sola?
–Claro. En casa hay un espejo enorme. Me dan el tema y cada instante libre me pongo. Les dedico ensayos privados a mi novio (Eric Engstfeld, 24), a mis padres (Laura, 50 y Carlos, 55). Meto el compacto en mi auto y lo tarareo. Menos en la ducha, por riesgo a pegarme un palo feo, me muevo donde sea. La danza te carga de pilas. ¿Hay algo más sensual que un hombre que baile bien?

–Una mujer que baila bien.
–Bueno, y qué mejor danzando un strip tease tipo Nueve semanas y media. Jamás me animé. Necesito aprenderlo para animarme –inquieta la modelo de Multitalent Agency–. Mientras tanto, me encuentro demasiado ocupada.

Nina Pelozo
Me da vergüenza firmar autógrafos
No tomo gaseosa. ¿Puede ser agua o un cortado?”, pide tímida. “Con zeta, no con ese. Los medios viven equivocándose con mi apellido”, protesta. “Me pongo el vestido negro que traje; ningún otro”, enfatiza. “Sí, he firmado algunos autógrafos. Me da vergüenza. Igual los dedico”, reconoce. “¿Y qué me querés preguntar?”, lanza desconfiada Saturnina Pelozo (45, Corrientes), que llegó a Bailando… 4 previa asamblea de su partido, el Frente de los Trabajadores y el Pueblo (FTP), por el que es candidata a gobernadora de Buenos Aires en las elecciones de octubre próximo.

–¿La asamblea también votó para que los 1.500 pesos semanales de contrato por Bailando… se paguen con alimentos a distribuir entre los 1.200 comedores que abastecen en la Argentina?
–Seguro. No somos piqueteros salvajes, como en una época nos definían.

Me levanto a las 5, lavo la ropa en los tachos, mando a los chicos (Ivana, 15 y David, 16) a la escuela, curso Ciencias Naturales –terminé la secundaria en 2006–, ensayo la coreografía, voy a estudiar a las 17:10 y, de regreso, dejo el departamento de dos ambientes (la sede de nuestra organización) y viajo de Lomas de Zamora a Ideas del Sur. Vuelvo, en general, de madrugada”, resopla, y revela que su marido desde hace 14 años –aunque sin libreta–, Raúl Castells (52), “no sabe bailar nada”.

–¿Y su sueño cuál es?
–Acabo de cumplirlo. Participar en un ciclo que convoca a más gente detrás de la pantalla que Kirchner en sus discursos. Demostrar que, proviniendo de una familia campesina de 15 hermanos, no habiendo tenido casi niñez ni adolescencia, pude llegar hasta acá. Mi conclusión de mujer humilde es simple: danos una oportunidad, que nosotros nos encargamos del resto.

Flor de la V
Nada me hace sentir más libre como mujer que cuando bailo
–En realidad, me recibí de mujer ante la opinión pública cuando encabecé la revista Diferente en la calle Corrientes. Lo que sentí con Bailando… 2 fue una gran libertad. Nada me hace sentir más libre como mujer que cuando bailo –afirma Florencia de la V (31, Chaco).

–¿Qué otro aporte le brindó el reality?
–Me demostró que debo arriesgarme, que no existen los límites. Yo jamás pensé que llegaría a lograr lo que logré en mi vida y en mi profesión. Y mirá. Empecé a tomar clases, de manera tímida, durante 2005, conducida por el maestro de jazz Juan Virasoro. La danza me curó el insomnio, los dolores de cabeza. Imagináte.

–¿Y qué la divierte más: los shows o los cruces de opinión, que suelen medir bastante rating?
–Ahí hay un tema. Por mí, sólo pondría las parejas, sin interrupción, unas pegadas a las otras. El público quiere ver al famoso, patadura o no. No me enorgullece aquella polémica que tuve con otra persona (Laura Fidalgo). Al contrario, ahora lo pensaría dos veces, tragaría saliva y dejaría que corra. La polémica no vende entradas, y a mí me interesa el espectador que te sintoniza desde su casa. Yo vendo alegría.

–Róbele por un instante el lugar al soñador. ¿Con qué famoso le gustaría compartir pista?
–George Clooney. El, de smoking; yo, de negro. Un vals. ¡Guau! Aunque mejor dejámelo a mi novio Pablo (Goycochea, 40). El smoking le va a quedar mejor…

–¿Smoking, mejor? ¿Perdón?
–Calculá que el 11 de diciembre cumpliremos una década juntos. Quizá llega la hora.

–¡No! ¡Primicia!
–Podría ser –cruza su índice derecho en la boca, en señal de silencio.

Iliana Calabró
¿Un dúo con Nazarena? No dejaríamos ratón masculino sin su queso
Anteayer cayó duro ensayando, se llenó de chichones, se desvió el tabique, se peló la rodilla y se esguinzó una mano. Sin embargo, Iliana Ethel Calabró (40, Buenos Aires) sigue transpirando. “Yo soy así, una topadora. Si no me bajé de Cantando por un sueño cuando tanto me criticaron, imagináte ahora”, dobla la apuesta. “Claro, apenas me convocaron en 2006 no pensé en mi pésimo registro de voz. Pensé en que podría formar parte de un programa popular, fresco, exactamente lo que soy yo. De allí que jamás me arrepentí, y el tiempo me premió. Igual en la actualidad; mi objetivo, el de siempre: llegar a la gente. Y tampoco creo que me vaya mal persiguiendo esa meta. Por algo mi larga duración La morocha argentina terminó convirtiéndose en disco de oro. Me parece que puedo cantar 3 puntos y bailar 7, pero transmito 10”, disfruta el paralelo y las caritas de sus hijos Stéfano (8) y Nicolás (13), chochos de que haya cambiado el rubro. Felicidad que no traslada a las preguntas que pretenden relacionar el baile y su intimidad. “¡Ay, nene! ¡Lo que sucede en mi dormitorio queda ahí!”, protesta, acudiendo a su famosa impostación de ama de casa. Para terminar arriesgando algunas definiciones hot. “Si tuviera que conquistar a mi hombre a través del baile, acudiría a la danza árabe –sostiene–. Quizá La danza de los siete velos. Aunque no creo que Fabián (Rossi, 42, el esposo) aguante hasta el séptimo velo. ¿Una estrella de Bailando… 4 con la que me gustaría hacer dúo? Nazarena Velez. Juntas, no dejaríamos ratón masculino sin su queso”.

Carla Conte
Desde que gané, el 85 por ciento de la gente tiene algo para decirme en la calle
Debí cambiar el celular, mi dirección de mail, el auto… No, el coche no; mi Peugeot 206 necesitaría cambiarlo. Me lo agarró el granizo y quedó todo tuneado (ríe Carla Isabel Conte, 30, Buenos Aires). Claro, obtener la corona de Bailando… 3 significó sus privilegios, al margen de sus exigencias. “Recuerdo que un par de días luego de la victoria decidí ir a comprar los regalitos de Navidad en Alto Palermo. ¡Terrible lío se armó! A partir de ahí comprendí la imponente masividad de ShowMatch. Hoy, en la calle, el 85 por ciento de la gente tiene algo para decirme. Feo, lindo, recordatorio, emocionante. El 85 por ciento, te firmo”, reitera antes de explicar su decisión de reincidir en el concurso. “De entrada me negué –admite–. Venía de filmar Dos amigos y un ladrón para cine; de abrochar el contrato de los 14 capítulos de El objeto del deseo para Cosmopolitan TV; estudiaba ofertas. Viajé de vacaciones al Uruguay con mi novio (Guillermo Brutto, 32), tomé mate y me despejé. De regreso, me anticiparon que las primeras dos vencedoras habían aceptado. Ahí lo pensé y dije que sí. Al fin y al cabo, yo escucho música en una radio y si no anda mi hombre cerca, tomo el escobillón y bailo con él. Cumbia, rock, lo que venga. Lógico que no pretendo un segundo triunfo. Los milagros, hermano, únicamente pueden darse una vez”, mira al cielo, de despedida.

Paula Robles
Me tentó la idea de volver a mis orígenes artísticos
Se ha convertido en la famosa más esperada de Bailando…4. No sólo la anuncian las promociones diarias de Canal 13. Además, los programas previos, transmisiones de fútbol incluidas. “Era un sueño volver a bailar, y acá estoy, bailando por un sueño”, repite Paula Robles (39, Buenos Aires), que cruza última la puerta verde de Bonpland 1929, donde se prepara la producción. Profesional, ya maquillada y ya peinada, lista para someterse a los rigores de la fama, a la que tanto le escapa aún. “Esta catsuit y estas polainas rayadas me encantan. Y también la combinación de colores que eligieron, el negro y el azul Francia”, acepta, sencilla y en pocas palabras, antes de colocarse detrás de un biombo y cambiarse a la luz de una claraboya. Pocas palabras, mencionábamos, tal su costumbre. Que la lleva a evitar el grabador y las definiciones periodísticas. “Con aparecer en la tele ante tanta gente ya me alcanza”, minimiza su silencio de un modo irreprochable. Pronto resume la madre de Juana (4) y Francisco (9): “Llegué a Bailando… porque me insistieron los productores y porque, siendo actriz y madre de dos chicos, me tentó la idea de sumarme, de volver a mis orígenes artísticos. Y sí, estudié en la escuela del San Martín, formé parte de Las Tinelli’s, del 91 al 94, e intervine en algunas piezas teatrales. Le comenté mis deseos a Marcelo (47) y aceptó. Le adelanté que necesitaría venirme de Punta del Este a Buenos Aires varias veces en el verano, y me apoyó también. Ahí me terminé de convencer. ¿Por qué no? Y me mandé”.

Desde la izquierda: Paula, Nina, Rocío, Flavia, Flor, Carla, Carmen e Iliana. Versátiles, carismáticas, imbatibles.

Desde la izquierda: Paula, Nina, Rocío, Flavia, Flor, Carla, Carmen e Iliana. Versátiles, carismáticas, imbatibles.

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