“Aunque no lo creas, alguna vez me miraron las lolas” – GENTE Online
 

“Aunque no lo creas, alguna vez me miraron las lolas”

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No es muy distinta a la imagen que refleja la pantalla. Una vecina de Palermo –que pronto se confiesa admiradora de RSM y pide un autógrafo– señala la primera diferencia: “¡Te adoro! Pero sos más flaquita de lo que parecés en televisión”, dice. Mariana Fabbiani (34) sonríe, firma y completa: “También se sorprenden por mi altura. Creen que soy más alta… Evidentemente, la tele transforma las proporciones”. Más tarde jurará que cuando comenzó a trabajar en tevé, hace dieciséis años, tenía un escote importante. “Muchas lolas”, dirá sin ponerse colorada. La entrevista sucede en su camarín, vecino a los estudios de América…

–¿Tenés cuenta en Facebook?
–No. Una vez me busqué, porque me dijeron que aparecía alguien con mi nombre, una “Mariana Fabbiani”. Que quede claro que no soy yo, por favor.

–En realidad, hay nueve “Mariana Fabbiani” en Facebook. Y existen tres grupos que se refieren a vos. Los dos primeros se llaman “Amo a Mariana Fabbiani” y “Amo la risa de Mariana Fabbiani”.
–Me encanta… ¡un amor total!

–Pero hay un tercer grupo con un nombre por lo menos curioso. Se llama “Odio la boca de Mariana Fabbiani y, en consecuencia, también su sonrisa”
–(Ríe) ¡Me los comería vivos! Está bien, los comprendo. Además, es imposible agradar a todo el mundo.

–¿Descubriste algo más de vos misma en el fascinante mundo de Internet?
–Lo que más me sorprende es el tiempo que dedica la gente a opinar sobre los demás. Y también hay algún que otro link que promete “fotos de Mariana Fabbiani desnuda”. Pero no corras a buscar, que no vas a encontrar nada. Es imposible.

–¿Las fotos no existen o están bien guardadas?
–Si hay alguna foto mía desnuda, es de cuando era bebé.

–Vuelvo a tu sonrisa: ¿nunca te acomplejó?
–En el colegio me decían “risitas”. Pero con buena onda. Siempre elogiaron mi alegría. Ya tenía esta bocota. Le agradezco a mi madre que siempre me llevó al dentista. ¡Imaginate esta sonrisa con los dientes desparejos!

–Leí que sos “voyeur”, que espiás a tus vecinos.
–Soy curiosa. Me intriga mucho saber cómo viven los demás. No estoy pendiente de lo que pasa en el edificio de enfrente. Pero si veo una luz que se enciende, miro.

–¿Usás telescopio?
–Una vez probé con largavista, pero nunca enganché nada interesante.

–¿A qué llamás “algo interesante”?
–Una situación de intimidad. Pero creo que esto de la observación me quedó de los tiempos en que estudiaba teatro. ¿De qué te reís? No me creés nada, ¿no? ¡No pongas de título “Soy una voyeurista”!

–Leí también que decís que la parte más sexy de tu cuerpo son tus orejas.
–¡Tengo unas orejas hermosas! Son muy chiquitas, no me crecieron. ¡Y no es fácil tenerlas así!

–¿Y algún hombre se va a detener a mirártelas?
–No lo sé. Pero quizá, mientras hace el paneo general, repare en ellas.

–¿No le tenés fe a tu escote?
–¿Qué escote? (ríe). Igual, te cuento que de chica tuve mucho… ¡A mí también me miraron las lolas alguna vez!

–¿Y qué pasó? ¿Adónde fueron a parar?
–¡Ni idea! Cuando hice la obra Cenicienta, la historia continúa, entrené mucho para poder bailar. Bajé mucho de peso, y entre esos kilos se fueron las lolas.

–¿Nunca pensaste en ponerte siliconas?
–Mil veces. Y mil veces más me lo sugirieron. “Te quedarían re-bien”, decían y dicen. Pero no está en mis planes. Quizá si me pusiese un poquito no lo notarían… Hoy prefiero la naturalidad. Me daría miedo salir del quirófano con algo que no sepa llevar. Que quede claro: estoy muy conforme con mi cuerpo. Además, mi seducción no pasa por mi escote.

–¿Cuáles son tus armas, entonces?
–Personalidad, humor, actitud… Mujeres lindas y con cuerpos hermosos hay muchísimas. Yo siempre me preocupé por ser una mujer interesante. Ojo: si alguna vez sintiera que tener poca lola me quita autoestima, lo pensaría… Por ahora no me pasó.

–Vas a contramano de las mujeres: mientras todas pelean por estar cada vez más flacas, vos tenés que cuidar tu alimentación para mantener el peso.
–No, mi peso ya no es una preocupación. Como mucho y no engordo. Cuando me voy de vacaciones, traigo unos kilitos de más, que me quedan muy bien. ¡Hasta tengo más lolas! Yo sé que no me queda bien estar muy flaca… Para el que está flaco, tampoco es bueno que le digan todo el tiempo que lo está. Hoy lo redondito está de moda y me encantaría tener unos kilitos más.

–Otro tema, ¿en serio no querés casarte de nuevo?
–No lo tengo taaan resuelto. Hoy tengo la energía puesta en la pareja, en construir un proyecto. No necesito el casamiento en este momento de mi vida. Si el día de mañana cambio de idea…

–La pregunta que le sigue al casamiento es, indefectiblemente, la maternidad.
–Nunca fui Susanita, pero hoy tengo muchas ganas de tener un hijo. No siento que me corra el reloj biológico… ¡pero todos a mi alrededor están teniendo hijos! Ya tengo 34 años, recorrí un largo camino. Ojalá pueda compatibilizar maternidad y trabajo.

–La frase que más repiten las actrices que se acercan a los cuarenta es: “Ahora me siento mejor que a los veinte”. ¿Es cierto, o un último recurso?
–Después de los 30 tenés una experiencia y una calma mucho más interesantes que la firmeza de la carne a los 20. Pero siempre me siento en mi mejor momento.

–¿Te inventaron muchos romances?
–Poco y nada. Siempre tuve una vida muy ordenada. ¡Pónganse las pilas e invéntenme algo con Brad Pitt!

–Todas las encuestas te muestran como una de las famosas con mayor ascendencia entre las mujeres...
–Muchas se identifican conmigo. Agradecen la naturalidad y, además, ven que no intento aparentar algo que no soy. ¡Si hasta me río de que no tengo lolas!

–Quizá esa buena onda radique, precisamente, en eso que no tenés...
–(Ríe) ¡Ese es un pensamiento machista, espantoso! Radica en la premisa de que las mujeres no somos amigas de las lindas, o de las que nos pueden hacer competencia. Yo creo mucho en la complicidad femenina. Admiro a la mujer. No todas son enemigas ni potenciales cretinas que me van a robar el novio.

–¿No son un género complicado?
–Digamos que las mujeres somos lo necesariamente jodidas para sobrevivir en un mundo manejado por hombres. Yo quiero a las mujeres: no estoy todo el tiempo compitiendo ni pensando en agradar al hombre.

Mariana Fabbiani sigue sonriendo. La charla continúa off the record. Aunque gran parte de la entrevista giró en torno de su escote, dice: “Te noté un poco tímido, con miedo de preguntarme algo”. Y de inmediato aclara que no tiene problemas en hablar de su pareja, el productor Mariano Chihade. Vuelve a la carga: “Este buen momento personal tiene que ver con que estoy muy bien en pareja, con una persona que me contiene muchísimo”.

–Evidentemente, detrás de una gran mujer también hay un gran hombre.
–(Ríe) No dije eso. Pero en eso radica la viveza femenina: hacerle creer al hombre que tiene razón cuando no la tiene. Lo importante es que estoy muy bien, conviviendo, muy feliz.

–Mariano se va a poner contento cuando lea esto.
–Se lo merece. “Me gusta mostrarme más sensual de lo que suelo aparecer en televisión, pero no me lo creo mucho. Me mato de risa”, dice la conductora de RSM (de lunes a viernes a las 21 por América).

“Me gusta mostrarme más sensual de lo que suelo aparecer en televisión, pero no me lo creo mucho. Me mato de risa”, dice la conductora de RSM (de lunes a viernes a las 21 por América).

“Siempre tuve una vida muy ordenada. No protagonicé ningún escándalo ni aparecí en las revistas rodeada de tipos… ¡Pónganse las pilas e invéntenme algo con Brad Pitt!”.

“Siempre tuve una vida muy ordenada. No protagonicé ningún escándalo ni aparecí en las revistas rodeada de tipos… ¡Pónganse las pilas e invéntenme algo con Brad Pitt!”.

“Este buen momento personal tiene que ver con que estoy muy bien con mi pareja, conviviendo y feliz. Mariano es una persona que me contiene muchísimo”.

“Este buen momento personal tiene que ver con que estoy muy bien con mi pareja, conviviendo y feliz. Mariano es una persona que me contiene muchísimo”.

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