“Aunque no lo crean, de adolescente me llamaban ‘gordita’” – GENTE Online
 

“Aunque no lo crean, de adolescente me llamaban ‘gordita’”

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El pellizco no le dolió tanto como la frase que le siguió: “Este rollo se acabó”. La piel, apretada entre los dedos de la profesora de gimnasia artística, fue una orden más que clara: una hora de carrera extra para la alumna Valeria Archimó, entonces de 15 años, dieta estricta y laxantes. “Me acuerdo patente”, dice hoy, a más de dos décadas de aquel episodio. “Era fin de año y teníamos la cena en el club. Todos comían lo que querían, y para mí sólo hubo una alita de pollo y medio tomate… Para competir fuera del país te medían la grasa del cuerpo. El entrenamiento era muy duro, durísimo…”, recuerda.

Pero al verla hoy (cumple los 37 el 14 de enero, mamá de Theo –cuatro años– y mujer de Gabriel), es difícil creer que aquella sanción fuera merecida: un metro setenta y perfectos y exactos 93-65-90. “Sí, es posible, pero no estoy segura: después de tantas mediciones en mi adolescencia, ¡abandoné el centímetro!”, declara. “Cuando era gimnasta me volvían tan loca que me quedó un gran mambo con el tema de la comida. Ya no tengo ese problema, pero me costó engancharle la onda”.

Sin embargo, tanto rigor sirvió a dos puntas: para la figura y para el placer de bailar, más que evidentes este verano en cada función de La fiesta está en el lago, revista que encabeza Florencia de la V y produce Gerardo Sofovich. Tan evidentes que el aplauso estalla antes de dar el primer paso para bajar la gran escalera: el máximo emblema del género. En la casa que alquila en Carlos Paz y comparte con su hijo, su marido, su mamá Cuca y sus dos perros –Patán y Buba–, la chica que se crió en Colegiales y ahora vive en un country de General Pacheco tiene la palabra.

–¿Sos la mejor bailarina del momento?
–¡Jajajá! Digamos que la gente me devuelve mucho. Hay muy buenas bailarinas, pero pocas le ponen el alma al movimiento. Aprender a bailar, girar y levantar la pierna es posible para muchas, pero la diferencia está en el sentimiento con que lo hacés. Siempre me destaqué en el ambiente de la danza, y no lo digo por vanidad: tengo algo especial…

–¿Qué es ese algo? ¿Las ganas? ¿El esfuerzo? ¿Un don?
–Todo eso. Es lo mismo que pasa con un actor que conmueve. Busco transmitir un sentimiento que va más allá del movimiento en sí. No es sólo técnica: tiene que ver también con la personalidad… (se le quiebra la voz en su intento por contener sus lágrimas)… que llegues a la gente y que el público se cope con lo que hacés.

–¿Por qué te emocionaste así?
–Mi laburo y el reconocimiento a lo que hago me emocionan mucho. No puedo disimularlo. No soy una mina fría. Estoy en un muy buen momento y lo vivo a flor de piel.

–¿En qué momento dejaste la gimnasia y el baile pasó a ser importante?
–La vida me fue llevando. Por la gimnasia (representaba al club River Plate) me mandaron a hacer clásico. No me gustaba, pero había que aprender técnica. A los dieciséis años empecé con Margarita Bali, y sin buscarlo, entré al teatro San Martín, donde completé el curso de Danza Contemporánea. Más tarde me perfeccioné en Jazz y proseguí mi formación en el Broadway Dance Center de Nueva York.

–¿Cómo fue el camino para ir de Broadway al teatro de revista en Carlos Paz?
–La vida me trajo a este lugar sin querer: me llamaban, me ofrecían trabajo y no lo dudé. Largué la facultad, porque mientras estudiaba en el San Martín cursaba Ciencias Económicas en la UBA. Quería ser contadora y rendí 21 materias. Estudiaba Estadística en los camarines, porque al otro día tenía parcial, o me iba directo de los ensayos generales a la facultad, sin dormir. Hasta que me pregunté qué estaba haciendo…

–Y la respuesta llegó del mundo donde ya estabas ganando plata…
–Sí, aunque lo económico nunca fue importante. Hice muchas cosas sin ganar un mango. Ser contadora me gustaba, pero esa carrera no tiene punto de comparación con la vida del teatro y la danza. Cuando lo decidí, me dediqué de lleno, y por suerte tuve grandes maestros: Freddy Moreno, Ricky Pashkus, diez años con Hugo Gómez… A Hugo lo conocí por medio de Reina Reech, y todo lo que logré se los debo a él y a Reina…

–¿Tu decisión de trabajar este año para Gerardo Sofovich provocó un conflicto con Reina?
–No, al contrario. Ella fue la primera en saber que yo estaba analizando esta oferta. Siempre me impulsó, me lanzó y me incentivó. Cuando la llamaron como vedette, yo fui como primera bailarina. Nunca me picó el bichito del protagonismo. Estaba bien… en el lugar en que estaba.

–¿Qué cambios hubo a partir de tu paso por ShowMatch?
–Fue un crecimiento profesional increíble. Hace muchos años que estoy en el ambiente. En la calle me reconocían por la cara, pero no sabían muy bien quién era. La popularidad que me dio Tinelli hace que la gente venga a verme al teatro. Es lo que quería, y está muy bueno. En mi cuaderno de deseos escribí que anhelaba ese cambio…

–¿Qué pasa con los conflictos mediáticos que trae la popularidad?
–Son lo peor. Tener que defenderte de cosas que no decís o de acusaciones de lo que no sos, es muy feo. Sobran carreras sin sustento: decís una barbaridad, salís en la tele y la gente te conoce. Pero no es mi caso… Tengo otras cosas para ofrecer y trascender: no necesito los escándalos.

–Antes no te importaba el protagonismo…
–Y ahora sí, totalmente. Es como que exploté, y tiene que ver con mi back up…

–¿A partir de la explosión no hay más ítems en tu cuadernito de deseos?
–¡Sí!, pero no los digo. Es ultrasecreto, ni mis amigas ni mi marido lo leen. Sólo los cuento cuando se cumplen. Uno es creador de su destino, y más o menos la vida te da lo que querés… Valeria, semifinalista de Bailando por un sueño, entró en el mundo de la revista. Sin embargo, aclara: “No necesito de los escándalos de este medio para sostener mi carrera”.

Valeria, semifinalista de Bailando por un sueño, entró en el mundo de la revista. Sin embargo, aclara: “No necesito de los escándalos de este medio para sostener mi carrera”.

Así aparece en el escenario, abriendo la revista La fiesta está en el lago. Ya antes de dar el primer paso de baile se gana un cerrado aplauso. Hace un año le dijo a Flor de la V “quiero trabajar con vos”, y se le dio.

Así aparece en el escenario, abriendo la revista La fiesta está en el lago. Ya antes de dar el primer paso de baile se gana un cerrado aplauso. Hace un año le dijo a Flor de la V “quiero trabajar con vos”, y se le dio.

“Sobran carreras fáciles. Decís cualquier barbaridad, salís en la tele y la gente te conoce. Pero no es mi caso. Tengo mucho más que eso para ser alguien y trascender”.

“Sobran carreras fáciles. Decís cualquier barbaridad, salís en la tele y la gente te conoce. Pero no es mi caso. Tengo mucho más que eso para ser alguien y trascender”.

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