Doce argentinos a la deriva, en alta mar y con destino incierto: así se vive en un barco con Covid-19 – GENTE Online
 

Doce argentinos a la deriva, en alta mar y con destino incierto: así se vive en un barco con Covid-19

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A bordo del Zaandam, junto a once argentinos, el periodista cordobés Dante Leguizamón (45) vive una pesadilla que ya lleva un mes. En esa nave –que partió el 7 de marzo con destino a Valparaíso, Chile– hubo cuatro muertes por coronavirus y convivieron con 20 casos positivos, confinados “debajo de la enfermería, en una cabina de tres metros cuadrados”.


"Después de un mes, el grado de estrés y desgaste es tan alto que altera las defensas. El miedo de haber convivido con el coronavirus nos pone en un estado de tensión difícil de manejar. Pero no perdemos la esperanza de que nos regresen a casa", le cuenta a GENTE Dante Leguizamón.  

Más de treinta días a bordo de un barco “fantasma”, en el que ya murieron cuatro personas a causa del Covid-19 y del que no les permiten bajar. Cada día es de llanto, desesperación y un nuevo pedido de auxilio, “como quien tira una botella con un mensaje al mar”. Así vive su pesadilla a bordo del Zaandam –crucero propiedad de la empresa Holland America– el periodista cordobés Dante Leguizamón (45), quien fue invitado por un amigo músico que toca a bordo y embarcó con 150 dólares en el bolsillo el pasado 7 de marzo.

La travesía incluía una escala en Malvinas y se preveía que culminara el día 21 en Valparaíso, Chile. Mientras que ciudadanos franceses, australianos, canadienses, alemanes, ingleses, asiáticos, holandeses y chilenos pudieron regresar a sus casas, al menos 400 pasajeros –entre ellos una docena de argentinos– siguen a la deriva. Habiendo “cumplido la segunda cuarentena”, ninguno presenta síntomas de estar infectado. La angustia fue in crescendo: primero estuvieron varados frente a las costas de Chile –donde el 14 de marzo no les permitieron desembarcar, por estar cerrados los puertos– y luego frente a Fort Lauderdale, cerca de Miami, donde tampoco pudieron bajar debido a las restricciones vigentes en Estados Unidos. 

"El miedo a convivir con el coronavirus nos pone en un estado de tensión difícil de manejar"

Achatar la curva del miedo no es fácil. En el barco hubo 20 casos confirmados por Covid-19. “La mayoría de nosotros dormimos debajo de la enfermería, por donde pasaron esos muertos y permanecen hoy personas infectadas”, le cuenta a GENTE el periodista de los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) desde su confinamiento en una cabina de tres metros cuadrados, sin luz natural y “cada vez más deteriorado física y mentalmente”. Después de un mes a la deriva, el grado de estrés y desgaste es tan alto que, asegura, “altera las defensas” porque “el miedo a convivir con el coronavirus, que duerme encima nuestro, nos pone en un estado de tensión difícil de manejar”

El Zaandam, el barco fantasma que sigue a la deriva, con destino incierto: construido en el 2000, con capacidad para 1.432 pasajeros.

Durante los días de viaje de Valparaíso a las costas de Miami (“nos trajeron diez mil kilómetros a la fuerza”) el aislamiento fue total: se quedaron sin Internet. “No queremos volver a vivir esa situación”, dice con desesperación, en un nuevo intento de que Cancillería logre regresarlos seguros a casa. “Cuando terminamos en Florida ni siquiera nos sellaron el pasaporte ni hicimos Migraciones: somos fantasmas. Sólo nos llega información plagada de incertidumbre”, relata Dante, quien junto a los otros 11 argentinos, al término de esta entrevista era embarcado en el crucero Rotterdam, en un nuevo e incierto periplo. Se fueron a dormir, agotados, y se despertaron con la noticia de que la embarcación había partido con destino a Bahamas. Una realidad angustiante, que nos hace navegar en aguas desconocidas. 

Fotos: Gentileza Dante Leguizamón.

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