Así es vivir la guerra de Rusia-Ucrania en primera persona según una psicóloga que trabajó con pacientes que estuvieron en la Segunda Guerra Mundial – GENTE Online
 

Así es vivir la guerra de Rusia-Ucrania en primera persona según una psicóloga que trabajó con pacientes que estuvieron en la Segunda Guerra Mundial

Nadie puede adivinar qué sucederá en una guerra, por lo tanto nadie puede estar “preparado” para vivirla, ni siquiera los militares que están entrenados. Por eso, la especialista, Diana Hunsche ayuda a concientizar acerca de este conflicto.
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A 10 días que estalló el conflicto de Rusia-Ucrania a raíz del bombardeo en la capital ucraniana, del cual se reportaron decenas de muertos y miles de heridos, el miedo en primera persona de los ucranianos se hizo sentir a través de diversos testimonios en las redes.

Pero, ¿cómo nos afecta esto a nosotros como seres humanos?, ¿Cómo sería vivir un día en Kiev? Quién puede responder estos interrogantes es la psicóloga, Diana Hunsche (M.N. 10.554), quien ha trabajado con pacientes que estuvieron presentes en la Segunda Guerra Mundial y puede explicar también cómo puede afectar una guerra en la psiquis humana.

Vivir en la guerra, por la psicóloga Diana Hunsche

Una guerra marca un antes y un después en la vida de cualquier persona. Es una situación límite que nos atraviesa y se instala súbitamente en la cotidianidad. La guerra es lo siniestro que viene a corromper la rutina. Ante nuestra impotencia y perplejidad, el mundo, tal como lo conocíamos, queda devastado.

Empieza a escasear el alimento, el agua, el abrigo, el techo. De golpe no hay futuro no solamente por la falta de esperanzas sino porque el presento nos absorbe minuto a minuto.  Nos sumerge en un estado de incertidumbre y angustia. Los gobiernos decretan como enemigos a pueblos que muchas veces se sienten hermanados entre sí.

En el caso de las guerras civiles el enemigo es otro compatriota. Los civiles deben aprender a empuñar un arma y convertirse en combatientes. Mujeres con sus niños abruptamente se convierten en emigrantes forzosos que buscan refugio en otros países.

Los testimonios

Hoy al ver un tren repleto de gente huyendo de Ucrania me vi a mí misma. Recordé que cuando tenía 5 años, mi madre, desde el andén, me entregó a través de la ventana abierta a gente que se encontraba adentro del tren. Recuerdo muchas manos tratando de agarrarme. Eran todos desconocidos. Luego ella fue a la puerta del tren, a los empujones se agarró de pasamano y logró entrar.” Esto lo dijo hoy Irene, una paciente de 82 años que vivió la segunda guerra mundial. Ella jamás olvidó ese momento que ahora vuelve nítido a su memoria.

Desde que empezó la invasión a Ucrania sueño con los tanques, sueño con bombas todas las noches”, es el testimonio de otro paciente que atendí el jueves, Hans, de 83 años que aún tiene en su cuerpo una esquirla de una bomba que lo hirió durante la segunda guerra mundial.

Hay un estado de alerta permanente, una sensación de constante amenaza no solo para los países involucrados sino para el mundo globalizado del cual ya todos formamos parte. Al mismo tiempo afloran gestos de conmovedora solidaridad, de gran tolerancia, de fraternidad maravillosa, de valentía épica, de altruismo conmovedor, de sacrificio heroico, de abnegación insospechada.

Traumas difíciles de sanar

La guerra deja traumas muy profundos en quienes la sobreviven, en su entorno afectivo y en sus descendientes. El modo en el que lo bélico impacte en cada uno de nosotros va a estar relacionado con nuestras vivencias individuales, familiares y ancestrales. No podemos generalizar.

Saber que está en guerra puede producir trastornos psíquicos, físicos, conductuales, sociales. En cada persona las consecuencias se van a configurar de manera diferente.

Los sintomas que pueden producir

Algunos síntomas son: el insomnio o descanso interrumpido, ataques de pánico, anorexia, desórdenes orgánicos (digestivos, respiratorios, endocrinológicos, etc.), aislamiento social, sentimientos de paranoia, imposibilidad de realizar actividades por falta de concentración o por tener una idea fija concerniente a la guerra, fobias de todo tipo.

Nadie puede adivinar qué sucederá en una guerra, por lo tanto nadie puede estar “preparado” para vivirla, ni siquiera aquellas personas militarmente entrenadas. Para el famoso psicoanalista argentino Arnaldo Rascovsky, la guerra era un filicidio orquestado por las generaciones mayores que no quieren ceder su lugar a los jóvenes.

La pos guerra es otro momento desgarrador, donde hay que iniciar la reconstrucción personal, social y ambiental. La terapia es una eficaz herramienta para tramitar la ira, sanar las heridas, capitalizar lo aprendido, elaborar duelos y rearmar nuestra vida visualizando un futuro mejor.

Más psicología, menos guerra

Diana Hunsche trabajó con el DrRené Favaloro en el Sanatorio Güemes, en obras sociales (Medicus y DKV), en el Hospital Zubizarreta y para SERPAJ. Su formación es ecléctica: si bien el psicoanálisis fue su punto de partida, también ha incursionado en otras escuelas.

El año pasado saco su libro: “A terapiayo“ el cual está siendo éxito y supero márgenes de venta enormes. Sus breves y sencillos textos ayudan a iniciar, transitar o retomar un tratamiento. La lectura es ágil, entretenida y cada respuesta está acompañada por una ilustración de Mariela Montoya.

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