Aquí empezó la polémica… – GENTE Online
 

Aquí empezó la polémica...

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Parque Norte era, en teoría, el escenario desde donde saldría la nueva

conducción peronista. Pero se convirtió, de pronto, en el reflejo más crudo de
una lucha de poder que todos sentían latente, y a la que sólo le faltaba
estallar. El congreso justicialista pasó a ser un ring: el cuadrilátero de una
interna que ofrece, en este rincón, un kirchnerismo naciente que va tomando
cuerpo desde la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada, con enfoques
irritantes para el resto del partido, como la llamada "transversalidad", por la
asociación al círculo más intimo del poder de socios extra partidistas, como es
el caso de Aníbal Ibarra. O por asuntos bien calientes, como fue la polémica
entre el Presidente y un grupo de gobernadores peronistas, encabezados por el
cordobés José Manuel De la Sota, a partir de la inauguración del Museo de la
Memoria en la ex escuela de Mecánica de la Armada.

Y en aquel rincón, entonces, la amplia gama del arco justicialista, representada
en este round por el gobernador cordobés José Manuel de la Sota como principal
confrontador. En ese contexto, tres mujeres protagonizaron un cruce de
declaraciones que no hicieron más que reflejar la distancia -¿insalvable?- que
hoy por hoy separan al Presidente de gran parte del PJ.

La calma era tensa, sólo aparente en el recinto, y bastaba la menor chispazo de
"incorrección política" para que se produjera el estallido. Por ejemplo, que la
Primera Dama tomara el micrófono, cuando se debatía el reparto de cargos, para
decir: "Renuncié a un cargo partidario porque me parece que tiene que llegar una
mujer, pero no por portación de marido…"

No fue una chispa, fue una bomba. Dado el vínculo matrimonial de Hilda González
de Duhalde (esposa de Eduardo Duhalde) y Olga Ruitort (esposa de José Manuel De
la Sota), las destinatarias no podían ser otras que ellas. Cristina Kirchner no
llegó a terminar. A la lluvia de silbidos le siguió un grito hiriente y
atronador: "¡Traidora!". Chiche Duhalde no demoró su respuesta. Y lo hizo
subiéndose a una tarima: "En mi caso, Cristina, sí soy portadora de apelllido.
Me llamo Hilda González de Duhalde y eso no me pesa. Pero las dos mujeres que
estamos acá (señaló, aludiendo a la esposa de De la Sota) nos rompimos el alma
para llegar. No quiero mirar el pasado. Hay que mirar para adelante…"

Cristina Kirchner acusaba el golpe tomando agua. Ahí no había terminado la
virulencia verbal. Ruitort esperaba su turno: "Me parece oportuno, ya que está
aquí nuestra primera dama, que la informemos de la historia política de cada
una"
, dijo con ironía, para detallar a continuación sus años de militancia en el PJ puntano y en el sanjuanino, en los años previos a su matrimonio con De la
Sota. "Recién después me casé con él", remató. Desde un costado, el gobernador
cordobés seguía la exaltada participación de su mujer con asombro, y hasta
pareció que le hacía gestos con la intención de que moderara sus palabras.

En el círculo más cercano al Presidente, varias fuentes coincidieron en
asegurarle a GENTE que lo de Cristina no fue un exabrupto ni mucho menos.
"Justamente días atrás, en la reunión que el kirchnerismo celebró en Parque
Norte, cuando Alberto Fernández la presentó como
'la compañera del presidente Kirchner',
ella enseguida aclaró: 'No estoy acá por ser la compañera de…'". Y
agregan que ya iba con esa idea al encuentro partidista, sólo que la hostilidad
contra el gobernador de Santa Cruz, Sergio Acevedo, la hizo subir el tono.

En el cruce de dardos, Chiche Duhalde había retratado con más crudeza la
realidad del peronismo: "Es una cáscara vacía, a la que hay que llenar de
contenido"
, dijo. La frase, casualmente, coincide con la urgente renovación
partidaria que se trata de impulsar desde la Casa Rosada. Pero en Parque Norte
también quedó resonando una advertencia de la Primera Dama que preanuncia,
todavía, días tormentosos en el justicialismo: "No es la primera vez que no me
dejan hablar. Pero quizá sea la última vez que nos encontremos".

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