“Aprendí que hay que festejar todos los días” – GENTE Online
 

“Aprendí que hay que festejar todos los días”

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Se ríe con ganas. En la tele, en la cancha, en su casa. Se ríe con ganas, con esa carcajada que es quizá la más contagiosa del país. A Marcelo Tinelli (54) la vida parece sonreírle en todos los frentes. Está claro que su premisa es disfrutar de su programa, del club de sus amores, de su familia. “Se divierte muchísimo haciendo ShowMatch. San Lorenzo llegó por primera vez en la historia a la final de la Libertadores. Pero, por sobre todas las cosas, está feliz con su bebé, con Guille y con la familia que formaron”, cuentan quienes más lo conocen. Y coinciden: “Esa realidad personal es la que lo hace estar tan bien en todos los planos”. Hay algo que trasciende en este Marcelo que el público volvió a consagrar como número uno indiscutido, tras un año fuera del aire: de verdad la pasa bien, y eso se nota. “Es que el programa es él y para donde él lo lleva”, resumen desde su productora. Si el elenco y los jurados que eligió desde el primer momento para esta edición del Bailando ya hablaban de una apuesta por el humor frente a las peleas mediáticas de otras temporadas, él mismo es quien se encarga en vivo de cortar las discusiones para privilegiar, por ejemplo, a la desopilante dupla de Anita Martínez y el Bicho Gómez, o a los nuevos personajes, como su primo Luciano “Tirri” Giugno –a quien lo unen anécdotas desde su infancia–, o la revelación de Lizy Tagliani.

De la misma manera que sube a Twitter fotos y mensajes cariñosos para su mujer, Guillermina Valdés (36), o para sus hijos, “si entrás en su camarín, te muestra la última foto del bebé”, confían en los pasillos de Ideas. En ese afán de compartir su alegría, hace quince días presentó ante las cámaras a Lorenzo (tres meses y medio), ante la mirada atenta de su mamá.

LOS TUYOS, LOS MIOS, EL NUESTRO. En marzo, Guillermina se mudó con sus hijos –Dante (13), Paloma (11) y Helena (8) Ortega– al décimo piso de Le Parc Figueroa Alcorta. Tinelli ya vivía con sus hijos Micaela (25), Candelaria (23), Francisco (16) y Juanita (11) en el último piso del mismo edificio. Así, aunque ellos duermen juntos todas las noches en casa de una o del otro, lograron que los chicos, de edades tan distintas, tuvieran sus propios espacios. De algún modo, respetando el lugar de cada uno, la familia terminó por acoplarse naturalmente: “Están todos enganchadísimos con Lorenzo... ¡Vive a upa ese bebé! Marcelo pasa mucho más tiempo en su casa que antes. Si Guille tiene que salir, él se queda a cargo aunque tengan niñera. Se sabe las canciones de Adriana y Panam. El es muy padrazo, los dos son muy familieros: su vida hoy es ésa”. Dicen que Lolo o Lolito, como lo bautizaron sus hermanos, realmente llegó para unir más a la familia. Basta con chequear en las redes sociales para ver hasta qué punto el benjamín de los Tinelli-Valdés acaparó la atención de todos.

El fin de semana, GENTE los sorprendió en una escapada en alegre montón a Lago Bueno, el espectacular campo que el conductor tiene en Esquel. La idea era viajar todos juntos el jueves 31, pero por el fallecimiento de Julio Grondona –quien fuera presidente de la AFA durante 35 años y por quien el hoy vicepresidente de San Lorenzo sentía un enorme cariño– cambiaron los planes. Tinelli decidió suspender la grabación de su programa del jueves, que habitualmente se hace los miércoles, y salir en vivo con un programa que dedicó a su memoria. Guillermina viajó entonces primero, con Lolo, Juanita y sus chicos. Marcelo se les sumó junto a Francisco y un amigo el viernes 1º por la mañana.

Ese mismo paraíso rodeado de cumbres con nieves eternas, bosques de lenga y playa propia sobre el lago, había sido testigo de su primer viaje como familia ensamblada, con los hijos de los dos. Esta vez la estrella fue Lorenzo, aunque también hubo juegos en la nieve y paseos en cuatriciclo, y mucho dolce far niente con vista de privilegio a los imponentes atardeceres sureños.

Sibarita y amante de los buenos vinos, Tinelli también compró tierras en Agrelo, Mendoza, una zona ideal para los viñedos. En sociedad con un desarrollador americano, Young Woo, en septiembre inaugurará su bodega y piensa ir por más: un proyecto de lifestyle y real estate híper exclusivo para quienes quieran producir su propio vino. El mismo lanzó el suyo, Fede, en honor a su recordado amigo Federico Ribero. ¿El nombre del emprendimiento? Lorenzo –¿cuándo no?– de Agrelo.

LOLITO Y SAN LORENZO. Hay, claro, otra razón de peso que tiene feliz a Marcelo. Involucrado a tal punto en el azulgrana que casi no pasa un sábado sin ir al club a ver qué necesitan los chicos del semillero, vive con orgullo este gran momento de los cuervos. “Aunque tiene licencia, nunca dejó de trabajar por la institución. El agarró un San Lorenzo devastado, endeudado, que venía de salvarse raspando del descenso y lo dio vuelta –dice un entendido–. Lo equilibró. Puso la atención en apuntalar a las inferiores, para que nutran al equipo de nuevos jugadores, con un proyecto muy grande para que los chicos que vienen del interior tengan un lugar donde vivir dentro de la ciudad deportiva. Ni hablar de los resultados en la cancha. Hubo un esfuerzo muy grande de la dirigencia, de Matías Lammens, que es quien eligió para que lo acompañara, pero también del propio Marcelo”.

Alguien que conoce mucho a Tinelli lo explica así: “Lo que siente, lo que hace por el club y su pasión, es impresionante. Tiene un compromiso real, que generó cambios muy grandes a nivel social. El es presidente de la Subcomisión de Juveniles, donde reformó todo. Desde lo edilicio, porque puso de su bolsillo para montar un gimnasio nuevo, máquinas, oficinas; pero también cambió el cuerpo técnico y la parte médica. Hoy esos 600 chicos, en muchos casos de muy bajos recursos, tienen un seguimiento distinto de su salud, cumplen con planes nutricionales...”.

Los sondeos sobre quién debería ser el nuevo presidente de la AFA lo señalan entre los preferidos, aunque no estaría en condiciones de asumir el cargo: el reglamento establece que para eso debe tener, como mínimo, cuatro años de ejercicio como directivo de un club, y él sólo lleva dos. Dicen que al conductor no le disgustaría la idea, de cara al futuro. Si así fuera, debería plantearse dejar la tele, algo que no está en sus planes inmediatos.

Lo cierto es que haber llegado a la final de la Copa Libertadores tiene al cuervo de alma que es Marcelo lleno de orgullo, y es la otra pieza que encaja en este presente de felicidad familiar: “Una vez, Francisco me dijo que le gustaría ver jugar a San Lorenzo una final de Libertadores, y yo le contesté que seguramente el deseo se le iba a cumplir. Su respuesta fue que él quería que fuera conmigo, los dos juntos. Me emocionó mucho. Hoy se concreta”, le confesó a Olé. También recordó a su padre, Dino, que murió cuando él tenía diez años: “Seguramente mi viejo estaría muy feliz con este momento. Estaría orgulloso de ver a su hijo trabajando en el club de sus amores. Pienso en mi papá, en lo que sentiría, y se me caen las lágrimas. Por eso uno tiene este sueño de ganar la Copa. Por todos nuestros familiares que hoy no están y que nos metieron en la sangre la pasión azulgrana. Que también soñaron con esto”.

Obvio, hubo palabras para Lolito, casi una cábala para los fanáticos del equipo de Boedo: “Ojalá mi hijo haya venido con un regalo así. Sería un sueño”. O como le escribió en Twitter a Guillermina, junto a una foto de Lorenzo con la camiseta que subió ella para felicitarlo por el último triunfo: “Hijo Cuervo amado. ¡Nunca vivimos algo así! Gracias amorcito mío @guillevaldes”. No, a Marcelo el éxito nunca le fue esquivo, pero los años le enseñaron a disfrutarlo: “Aprendí que hay que festejar todos los días”.

Domingo 3, a las 16.40. Marcelo carga en brazos a Lorenzo, el menor de sus hijos y el más mimado. Tras disfrutar de un fin de semana en la paz de su campo, Lago Bueno, el conductor y su familia emprendían el regreso.

Domingo 3, a las 16.40. Marcelo carga en brazos a Lorenzo, el menor de sus hijos y el más mimado. Tras disfrutar de un fin de semana en la paz de su campo, Lago Bueno, el conductor y su familia emprendían el regreso.

Guillermina viajó al Sur en un vuelo privado, el jueves 31 junto a sus hijos, Dante (13), Paloma (11) y Helena (8) Ortega; Juanita (11), la menor de Marcelo, y Lolito, el más chiquito de la familia. Marcelo llegó el viernes con Francisco (16) y un amigo. Sólo las mayores del clan, Micaela (25) y Candelaria (23), se quedaron en Buenos Aires.

Guillermina viajó al Sur en un vuelo privado, el jueves 31 junto a sus hijos, Dante (13), Paloma (11) y Helena (8) Ortega; Juanita (11), la menor de Marcelo, y Lolito, el más chiquito de la familia. Marcelo llegó el viernes con Francisco (16) y un amigo. Sólo las mayores del clan, Micaela (25) y Candelaria (23), se quedaron en Buenos Aires.

La estancia de Lago Bueno es el primer destino al que viajaron todos juntos, en otoño del año pasado. Allí, Marcelo tiene dos mil hectáreas, con un imponente casco desde el que se ven las montañas, en medio de bosques de lenga. Con playa sobre el lago, es el más íntimo refugio del conductor, que aprovechó para hacer vida de campo y desconectarse en familia.

La estancia de Lago Bueno es el primer destino al que viajaron todos juntos, en otoño del año pasado. Allí, Marcelo tiene dos mil hectáreas, con un imponente casco desde el que se ven las montañas, en medio de bosques de lenga. Con playa sobre el lago, es el más íntimo refugio del conductor, que aprovechó para hacer vida de campo y desconectarse en familia.

Dicen que la pasa genial haciendo el programa, y se le nota. Con una nueva apuesta al humor, en una de las últimas emisiones se entregó a una batalla campal con tortas y terminó enchastrado. “Sufría por la camisa y el saco de velour italiano, aunque por suerte rescaté el cinturón de pelo de potrillo, uno de los accesorios con los que innovamos esta temporada”, contó su asesora de vestuario, María Vilariño.

Dicen que la pasa genial haciendo el programa, y se le nota. Con una nueva apuesta al humor, en una de las últimas emisiones se entregó a una batalla campal con tortas y terminó enchastrado. “Sufría por la camisa y el saco de velour italiano, aunque por suerte rescaté el cinturón de pelo de potrillo, uno de los accesorios con los que innovamos esta temporada”, contó su asesora de vestuario, María Vilariño.

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